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Rafael Lanfranco Gallofré (Lima,1976) es un artista innato. Desde pequeño demostró habilidad para el dibujo y la escultura. Esos pasajes, sin embargo, tienen reacción dependiendo en qué momento de su vida se lo pregunte. Rafael recuerda, por ejemplo, que de niño hizo su propio muñeco con cerámica. “Me encantó y dije ‘ah, es mi vocación’. Hoy vivo del arte y me siento totalmente feliz siendo artista”, agrega. Aunque admite que la respuesta hubiera sido otra si este recuerdo hubiera pasado por su mente hace 15 años, cuando era abogado. “Las memorias se terminan acomodando para tratar de releer esa identidad que tienes hoy”, reflexiona. Esa búsqueda de identidad hizo que entre hace una década al mundo artístico. Ha expuesto su trabajo en Lima y fuera del país, incluyendo plazas como Miami, Tokio, Singapur, Londres, Santiago, Sao Paolo, entre otras. Su proyecto más reciente es un diseño para Sunglass Hut Perú. Pero de eso hablaremos más adelante.
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Su trabajo gira entorno a lo psicológico. Al existencialismo, para ser más precisos. “Refleja un poco mi forma de ser: nunca lograba del todo sentir que pertenecía a algo. Siempre miraba todo con escepticismo. Decía ‘qué habrá detrás de todo esto’, ‘¿será verdad?’. Creo que en general los artistas están cuestionando la realidad, el entorno”. Extrapoló esas ideas y lo plasmó en su obra. Así surgió El Imaquinario de Yute y Tocuyo, la historia es una metáfora de la larga odisea emprendida por el artista para encontrar una suerte de sitio en el mundo. Sus personajes se preguntan constantemente, ‘¿Para qué estoy aquí?’, ‘¿Cuál es mi propósito?’, ‘¿Qué debo hacer?’. “Me he sometido al ensayo error a distintas cosas que me llenaban”, agrega.
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En una línea -digamos- más nacional está el universo de WAKOS: una metáfora al Perú y a lo que vive. “Ves que la pieza es de colores vivos, popera, redonda, pero tiene una mueca medio seria, de escéptico, que refleja un interior que no termina de estar resuelto. Me parece que eso expresa un poco el temperamento peruano. […] Eso puede ser sintomático de una sociedad adolescente. Un país que todavía está cuajando”. Uno de los aspectos que caracteriza a esta obra es que los personajes no tienen ojos porque el artista quiso plasmar que Perú es difícil de entender y eso, justamente, es lo que lo hace enigmático. “A través de los ojos es que supuestamente entiendes a la gente. Metafóricamente hablando: el ojo es una puerta al interior del alma. El WAKO es una pieza que está tratando de mirar, de encontrarse”.
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Bajo esta idea, la empresa Sunglass Hut contactó a Rafael para diseñar una pieza única de arte: un estuche único de lentes y de edición limitada con capacidad para cuatro gafas de sol. “Hubo una buena conexión. Esta caja que se abre para que trates de mirar mejor, con más claridad”, agrega.
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MENTE CREATIVA
Su proceso creativo es disperso. Para los WAKOS, por ejemplo, investigó el simbolismo en la cerámica precolombina, fue al museo Larco a conversar con curadores, viajó al interior del Perú para ver en persona lo que había apreciado en libros. “Es un camino que se retroalimenta del entorno. Quería que mis personajes plasmen cómo sería el nuevo Perú y, por algo que escuché, llego a la psicología de Carl Jung, que es bien simbólica. De repente estoy en terapia con un psicólogo junguiano y se abre todo un mundo de arquetipos, de sueños, del universo. Y piensas: cuáles son los arquetipos peruanos, cómo lo puedo plasmar en un personaje para que conecte con los demás. Se hace como un zafarrancho medio multidisciplinario que se combina con la técnica”.
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Su trabajo es una mezcla de digital con tradicional. Durante la cuarentena, ha podido explorar más esa parte. “Me gusta el dibujo, la escultura, el contacto con el material, pero también me vacila la tecnología y lo que pueda hacer Hemos producido nuevas piezas con métodos más tecnológicos”. Hizo también un proyecto llamado Perujis: emojis basados en personajes peruanos. “Tengo un mundo de personajes y uno de ellos se dedica a pintar emojis por todos lados. Solo habla con emojis. Con mi comunidad de Facebook voy a publicar unos emojis y el que adivina, lo perujifico también. Hacía arqueología de cultura pop peruana de los 80 (gente de Risas y Salsas, la banda del Choclito). Ahora tengo como cientos de perujis [risas]”. Está seleccionando los mejores para poder hacer una muestra.
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Hay un proyecto que ronda en la mente de Rafael y espera poder realizarlo cerca al Bicentenario: una escultura de 2-3 metros de un mototaxi transformer. “Me vacila que mi chamba sea eso: veas [la obra] y te rías. Creo que eso es parte del peruano resiliente, que se adapta y sigue pa’lante. Somos consecuencia de un terrorio complicado, con fenómeno del niño, heladas. Cosas que te vuelven pragmático”, concluye. //
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SEPA MÁS
Rafael Lanfranco es socio y fundador del estudio de ilustración 4D2 Studio desde el 2010 a la fecha. Trabaja con las Galerías IK Projects (Lima-Sao Paolo), Eugene Gallery (Tokio y Seoul), Galería Artium (Santiago), Galería Eduardo Lira (Miami) así como la Galería Indigo (Lima) y Cuatro en un Baúl (Lima). Conozca más de su trabajo en IG @rafa.lanfranco o en sus websites http://rafaellanfranco.com/ y https://superdeep.org/.
Puede adquirir la pieza de arte de Lanfranco con Sunglass Hut por compras mayores a S/ 750 en las tiendas de SGH Larcomar, SGH Jockey, SGH San Miguel y a partir de la primera semana de enero en SGH Real Plaza Trujillo, SGH Mall Trujillo, SGH Porongoche y SGH Cayma.