Recuerdo que me gustó que titularan la nota “Retrato de la artista adolescente”, evocando la novela de James Joyce. Como el personaje, yo también vivía lejos de mi país. Siempre he creído que un retrato guarda algo invisible: un misterio que no se revela del todo. En esa época, aún se usaban cámaras con película y había que esperar, lo que añadía un aire de sorpresa. Julio Menchelli, el fotógrafo, fue muy sensible con la luz, creando pasajes oníricos en ese jardín. Cuando salió la revista, yo ya estaba en México y creo que me la enviaron. Las producciones de Somos fueron siempre originales, entretenidas y muy profesionales. //

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