“Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma”, solía decir el reconocido escritor argentino Julio Cortázar. La frase cae precisa, como anillo al dedo, especialmente en San Valentín. Y es que el amor no tiene fronteras. Lo que varía; sin embargo, es la manera en cómo se celebra. Y también la fecha.
Argentina, por ejemplo, tiene un día especial para los tórtolos. Cada 20 de setiembre -un día antes del inicio de la primavera, para darle un toque más romántico- se celebra el Día de los Novios en el país Sudamericano. Aunque los ciudadanos decidieron adoptar la costumbre europea de celebrar el Día del Amor y la Amistad el 14 de febrero con gran éxito.
Según un informe del sitio de descuentos online Picodi, el 78% de los argentinos reconoce que festeja San Valentín junto a su pareja, mientras que el 22% rechaza -al instante- cualquier forma de celebración. A la hora de los presentes, Argentina está a mitad de tabla en ránking de gastos de 32 países analizados, pero por encima de los demás países de la región. El gasto promedio es de USD 70.
Otro dato curioso: Argentina también celebra la Semana de la Dulzura, que va del 1 al 7 de julio. Básicamente consiste en obsequiar golosinas por besos. Ha ido adquiriendo gran popularidad en los últimos años.
En Brasil, por otro lado, el Día del Amor no se celebra el 14 de febrero sino el 12 de junio. La fecha se debe a la víspera de la fiesta en honor a San Antonio de Padua, un fraile nacido en Portugal a fines del siglo XII y que ganó fama de casamentero sobre todo después de ser canonizado. No fue; sin embargo, hasta mediados del siglo XX que surgió la idea en el país vecino de celebrar un Día de los enamorados o Dìa dos Namorados vinculado a San Antonio. La iniciativa fue por amor, pero al dinero.
En 1949, para ser exactos, el fallecido publicista brasileño João Dória lanzó una campaña para aumentar las ventas en junio, que era un mes de baja actividad comercial. Bajo el slogan publicitario "No es solo con besos que se prueba el amor", eligió como fecha clave la víspera del día de San Antonio para promover los regalos entre amantes. Al parecer el impacto fue tan agudo como la flecha de Cupido porque la costumbre se conserva hasta estos días.
Dinamarca celebra San Valentín el 14 de febrero. Antiguamente, era costumbre regalar flores de color blanco llamadas gotas de nieve. Ahora la sorpresa gira en torno a Gaekkebrev: los pequeños poemas con rimas divertidas que los varones envían a las mujeres de manera anónima, poniendo como remitente tantos puntos como letras tenga su nombre. Si la dama acierta, el galán se gana un huevo de Pascua y si pierde, ella le debe un huevo a él.
En Finlandia y Estonia, esta fecha es toda una oda a la amistad. La festividad se llama 'Sobrapäev' y 'Ystävän Paiva', respectivamente. En esta tradición se suele intercambiar tarjetas y regalos entre amigos, aunque también es una fecha señalada para pedir matrimonio y casarse.
La celebración de San Valentín en Japón siempre sorprende a los occidentales. Desde finales de enero, las compañías de chocolate colocan sus más exquisitos productos en vitrina. Esta fecha -comercialmente hablando- es igual de importante que Navidad. Las mujeres son las que toman la iniciativa y muestran su cariño a todos los varones cercanos: familiares, amigos y compañeros de trabajo. También expresan sus sentimientos regalando el Honmei-Choko, un tipo de bombones que suelen hacerse en casa y ayuda a expresar los sentimientos verdaderos.
Esta fecha -por desgracia- también puede tener un sabor amargo.
El varón puede rechazar los chocolates para evitar malentendidos. Para los que acepten, deben devolver el gesto -con chocolates- un mes después, el 14 de marzo, en la celebración conocida como White Day o día blanco.