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(Foto: Víctor Idrogo)

Natalie Vértiz no tiene reparo en decir que gusta de toda la parafernalia melcochona que rodea al 14 de febrero. La premisa la esgrime riéndose genuinamente relajada, después de haber posado dos horas para la portada de esta edición en medio del tirano calor limeño que por estos días azota.

De hecho, explica, ella tiene la costumbre de dar pequeños detalles a quienes quiere más, hábito heredado de la escuela en Florida donde vivió muchos años cuando era niña. Allí los compañeros de clases se mandaban tarjetas, chocolates. Hoy los principales beneficiarios son su esposo, el conductor de TV Yaco Eskenazi, y su pequeño Liam, casi de cinco años.

“El amor para mí son ellos dos. Mi mundo. No tenemos grandes cosas planeadas para el 14, tal vez vayamos a almorzar con nuestro hijo y luego salgamos los dos solos por la noche. Es difícil, pero hay que invertir en tiempo de calidad solo con la pareja”, cuenta mientras se saca con una toalla de papel el resto del maquillaje del rostro.

Sin nada, es igual de bonita. Aunque más parece serlo por dentro. La sencillez que proyecta, con la que habla on the record, off the record, puede ser quizá la clave del éxito que la tiene hoy como una figura consolidada del medio. Y también su dedicación al trabajo. Fue Miss Perú, chica reality y conductora de un noticiero matutino que acaba de dejar. Es la nueva imagen, además, de Pantene.

“El 2018 fue un año intenso: mi Liam comenzó el colegio, hice teatro, participé en una película (Once machos 2) y decidí dar un paso al costado con el bloque de espectáculos porque la vida necesita cambios. Este 2019 me voy a poner a estudiar todo lo que pueda: actuación, baile, canto. No me quiero quedar atrás. Quiero cruzar fronteras”.



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