Veintitrés laboratorios testean los teléfonos Huawei. Cámaras acústicas simulan ruidos de diversos escenarios mientras se analiza una llamada realizada por una mano robótica.
Veintitrés laboratorios testean los teléfonos Huawei. Cámaras acústicas simulan ruidos de diversos escenarios mientras se analiza una llamada realizada por una mano robótica.
Rafaella León

Las compañías de teléfonos celulares suelen ser muy celosas de sus procesos de fabricación de unidades. Huawei no es la excepción. El grupo de periodistas latinoamericanos invitados a conocer el centro de operaciones de la firma china en su sede Songshan Lake de la ciudad de Shenzhen, ingresa sin celulares ni cámaras. Además, los esperan batas, gorros y zapatos especiales. Objetos de metal en bolsillos o muñecas también quedan fuera.

Ya en el interior de la fábrica, una hilera de 20 ingenieros realiza el proceso de montaje, prueba final, embalaje y distribución de los teléfonos, junto con robots asistentes que transportan componentes y unidades por toda la fábrica (unos sensores les permiten moverse sin ayuda y sin chocar). Calculamos unas 10 hileras en total, de donde resultará –cada dos días- una unidad de la serie Huawei P20.
Primero se fabrican las placas base, que se producen de a dos, luego se cortan y se usan en dos unidades diferentes. En una siguiente etapa, robots ensamblan los circuitos de la placa base. Imprimen los componentes pequeños por un lado de la placa y luego por el otro lado.

Se imprime el código de barra de cada equipo, se integra el chip Kirin 970 (con inteligencia artificial), se prueba el sistema de la cámara y se integra en el panel posterior.

El control de calidad de los teléfonos se realiza en 23 laboratorios, donde se ejecutan hasta 250 exámenes con tecnología automatizada. Esto equivale a 10 mil personas trabajando 24/7.

Se testean 3 mil equipos a la vez, seis veces en un solo día. Unos mil ingenieros trabajan en el testeo del software.

Para verificar el alcance del teléfono se utilizan máquinas que simulan locaciones en 14 países, 36 ciudades y más de 100 escenarios que incluyen montañas, edificios altos, malls y supermercados, en más de mil combinaciones.

Cada producto se somete a cientos de pruebas durante cuatro meses antes de salir al mercado. Para comprobar la resistencia de los equipos Huawei, se hacen tests con agua, polvo, temperaturas extremas, humedad, golpes e incluso bajo tierra.

Una persona trabaja ocho horas colocando un celular en un aparato que lo deja caer a metro y medio de altura, unas 400 veces. Tras cada golpe anota en una pantalla cualquier cambio en el rango de funcionamiento del equipo. Esa persona descansará 10 minutos cada dos horas y tras el almuerzo dormirá en el mismo ambiente de trabajo una reparadora siesta (muy común entre los oficinistas y empleados chinos). Tiene alrededor de 30 años –la edad promedio de los trabajadores de Huawei- y al terminar su jornada pernoctará junto a otros miles de empleados en las habitaciones construidas para ese fin en la misma sede.

Contenido Sugerido

Contenido GEC