La historia de Silvana Flores, la científica peruana con más inventos y patentes registrados en el país

Hoy Flores tiene más de 17 patentes inscritas en INDECOPI y es, por tanto, la mujer con más inventos que aparece en su base de datos, motivo que le valió un reconocimiento especial de la institución la semana pasada. No fue la única distinción que ha recibido este año: en febrero pasado, la multinacional 3M la consideró en su lista de las 25 Mujeres en la Ciencia, de Latinoamérica.

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Sus invenciones se inscriben en la línea de lo que se conoce como “patentes verdes”: que son inventos que buscan hallar una solución rápida a la crisis del medio ambiente, como la contaminación de las mineras, el campo que más ha estudiado.

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En 2013, por ejemplo, Flores obtuvo financiamiento del programa INNOVATE PERÚ, del Ministerio de la Producción, y se puso a investigar en tecnologías limpias para tratar los activos y pasivos de la minería aurífera en el norte peruano. Llegó hasta una mina informal ubicada en Huamachuco (La Libertad) y consiguió analizar 500 kilos de relaves de dicha zona, que tuvo que trasladar a Lima, con una sola camioneta y todo el esfuerzo que ello implicaba. En el análisis encontró en dicho suelo plomo, cobre, zinc y la buena noticia fue que ideó una forma de descontaminarlos usando agentes remediantes. Otra patente más a su registro.

El resultado final de sus estudios resultó aguas descontaminadas y una tierra nueva que podía usarse en la industria agropecuaria y también en la de construcción. Lo llamó “ladrillos ecotecnológicos”, hechos nada menos que de relave de mina, los que probaron ser más sencillos de hacer, más fuertes y económicos que los ladrillos comunes porque no necesitarían cocción, lo que reduce la huella de carbono.

Aquella fue una de sus primeras patentes. En tiempos posteriores ha seguido estudiando la elaboración de más ladrillos ecológicos, con otros materiales, que combinen suelo de relave con plástico, dice, como el de los protectores faciales o las botellas.

“Yo diría que empecé un poco tarde con lo de los inventos, cuando tenía unos 24 años y estaba saliendo de San Marcos, e hice mi tesis sobre cómo descontaminar los efluentes metalúrgicos. Ahí nos salió una patente. También en San Marcos, participé en el equipo que diseñó la primera moto taxi solar. Todas esas fueron las primeras patentes que le dieron a la universidad”, señala. Tiempo después, Flores abriría su propio camino al fundar Green Metallurgy Technologies”, la empresa que fundó para seguir en el tema de las patentes verdes.

A la inventora Flores el tema creativo le viene por parte de su mamá, dice, que es diseñadora de moda y docente. La preocupación ecológica también le viene de familia, de sus padres que son de Huancavelica y aman la agricultura, el suelo, el riego. Ella misma, como barranquina de nacimiento, se ha sentido inspirada por la naturaleza marítima de su distrito.

Como a muchos científicos, la ciencia ficción es un campo que le apasiona (recuerda mucho la película Stargate, de 1994, que vio a los 15 años y de alguna forma marcaría su derrotero como mujer en ciencias impulsada en ir más allá de donde otros van). No hace mucho postuló a un escaño en el Congreso, por Unión por el Perú, porque está convencida de la necesidad de impulsar la ciencia a través de políticas de Estado que promueven la educación. //

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