Emanuel Herrera fue elegido el mejor delantero del Torneo Descentralizado 2018 (Foto: GEC)
Emanuel Herrera fue elegido el mejor delantero del Torneo Descentralizado 2018 (Foto: GEC)
Miguel Villegas

Toda la sensibilidad que he aprendido sobre el fútbol me la enseñó mi padre. Fue él quien escuchó mis 200 primeras mentadas de madre en un triplete en el Nacional, él quién aplaudió que sea Rubén mi mejor amigo aliancista y fue él quién, el sábado por la noche, más que por los puntos perdidos por su equipo o si fue penal a Lavandeira, buscó por varias horas una respuesta oficial sobre la rodilla izquierda de , el crack goleador de Cristal. En la radio, en los resúmenes, en mi Twitter.

Al día siguiente, y podía perderse el resto del campeonato, me escribió: "Por Dios, qué pena, hijo. Por Dios".

No se trata de descubrir lo que pierde Cristal en influencia o juego, confirmado el parte médico post 1-1 con la 'U': Herrera es el máximo goleador de la liga peruana en una sola temporada (39). Ese solo dato lo resume. Superó lo que parecía insuperable y lo hizo desde el trabajo, el esfuerzo y la vitrina que da un poderoso como Cristal. ¿Qué tipo de delantero es Herrera? De arranque, habría que decir que es un killer, es decir, un atacante cuya única misión en la vida es el gol. Todo el manual completo lo sabe de memoria: define de primera, ataca con ambos perfiles, no le huye a los penales, va bien por arriba. Y es tan sensato que, cuando el equipo pide juego, apenas sale del área para distraer y vuelve a entrar para anotar. Su calidad no se mide solo en el San Martín ante su gente; también ante la ‘U’ o Alianza, con 90% del estadio en contra.

Es un futbolista que vino a enseñar.

El HT #FuerzaEma, la preocupación que ha despertado en sus rivales y, sobre todo, la solidaridad con que se ha parado cualquier puñal enfermo de hinchas de otros equipos que, con absoluta ligereza, se desean por redes "que te vaya mal siempre", es una breve señal de buena salud. La única, probablemente. Todavía, el fútbol no es para nos caníbales.

Ronaldo, el Fenómeno, se rompió dos veces la rodilla, las dos rodillas, y volvió como una prueba de resistencia y sacrificio. Como un ejemplo. El día en que regrese Emanuel Herrera -Cristal tiene en su cuerpo médico un mago que se llama Fernando Gilardi: convierte el agua en aceite, los meses en semanas-, debería ser una fiesta que desborde los colores de su camiseta. No se puede hacer otra cosa con los extranjeros que prestigian el fútbol peruano, que lo hacen salir en los cables, que inspiran a los juveniles a ser como ellos. Todos hemos sido alguna vez Herrera: caer, esperar, levantarse. Todos hemos tenido que aprender, una vez, otra vez, a caminar. Luego, ya nada te detiene.

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