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Jorge Ramos entrevistó a Nicolás Maduro, le mostró un video de venezolanos comiendo basura y desató la ira del mandatario.
Oscar García

En sus veinte años como corresponsal de prensa, el venezolano Francisco Urreiztieta se ha enfrentado con el chavismo en las calles cientos de veces. Batallas cotidianas intensas pero poco comparables a lo que le tocó vivir la tarde del lunes 25 de enero, cuando lo retuvieron junto a seis colegas de la cadena Univisión, nada menos que en el Palacio de Miraflores, la sede del gobierno de Venezuela. ¿El motivo? Una entrevista, conducida por el experimentado Jorge Ramos, que no le gustó al presidente Nicolás Maduro. “Él llegó de buen humor. Se mostró bastante amigable con Jorge (Ramos) al inicio, los problemas comenzaron cuando empezó la primera pregunta”.

El primer dardo de Ramos impactó de lleno en la segura línea de flotación de Maduro y provocó que este se acomodara en su asiento, sin encontrar bien la posición que buscaba. “Le dijo que cómo debía llamarlo, si presidente o bien, como dicen millones de venezolanos en las calles, un dictador. Con esa pregunta, él se incomodó mucho en la silla, entonces empezó el tono de enfrentamiento. Las preguntas que siguieron fueron similares, muy ásperas y polémicas, y Maduro no tenía las respuestas y empezó a descalificar al entrevistador, diciendo que era derecha, de la oposición, que lo que decía era basura, que se la iba a hacer tragar con una Coca Cola”.

Ramos le devolvió el comentario de la basura con un video, grabado por él mismo, en el que se veía a jóvenes venezolanos comiendo restos orgánicos de un camión recolector de desperdicios. “Eso fue a los 17 minutos. En el video se ve como Jorge habla con los muchachos y estos le cuentan el drama que están viviendo, y eso ya no lo quiso ver Maduro. Le dio un manotazo al iPad de Jorge Ramos y se levantó del set”. Hasta ahí podía ser una entrevista que salió mal, pero la pesadilla, cuenta Urreiztieta, estaba recién por empezar.

Apareció Jorge Rodríguez, ministro para la Comunicación y la Información de Venezuela, y les dijo que la entrevista no estaba autorizada. “Ordenaron sacar las tarjetas de video de las cámaras, a incautar los equipos. A mi me vio y me reconoció porque soy corresponsal de la cadena en Caracas desde hace 20 años, desde las épocas del chavismo, y me increpó también. Me agredió verbalmente y ordenó mi expulsión de Palacio de Miraflores, pero antes cuatro guardaespaldas se me vinieron encima y me quitaron el celular. Fue una situación bastante tensa. Estuvimos casi tres horas detenidos, querían que subiéramos a un autobús con rumbo desconocido. Supuestamente nos querían regresar al hotel pero nosotros no queríamos aceptar irnos en ese carro, no sabíamos para donde nos iban a llevar realmente, ya era la noche”

En las tres horas que estuvo retenido, el equipo de Univisión intentaba por todos los medios recuperar el material que habían filmado. Los teléfonos celulares también. No obtuvieron suerte. “Lo que siento es que nos robaron en el palacio de Miraflores. Fue lo que pasó. Querían impedir a cualquier costa que esa entrevistas saliera y les dio la paranoia que la podíamos haber grabado con los celulares, que eramos agentes del Departamento de Estado, que iban a descubrir la forma en que la habíamos grabado, todo un cuento para quedarse con equipos valorizados en más de 100 mil dólares.

Francisco Urreiztieta ahora vive con temor. Llegó esta semana a Miami, junto con cinco miembros no venezolanos del equipo de Univisión que fueron deportados de ese país, como Jorge Ramos. Su temor es que siembren pruebas falsas en su teléfono y que le abran un juicio en un tribunal diciendo que es un espía del departamento de Estado, argumentos que varios funcionarios del chavismo, entre ellos el mismo ministro de Informaciones, dice, ya levantaban contra él, el día de la malograda entrevista.

“A Chávez, en su última campaña electoral, recuerdo que le hice algunas preguntas incómodas y eso quedó ahí. El lunes, el ministro de información me acusaba de odiar al chavismo o la revolución y que no merecía estar ahí”. En esos momentos uno puede sentir más incertidumbre que miedo en sí. ¿Por qué el retiro de los equipos? ¿Por qué los celulares? ¿Qué traman? “Maduro pudo decir no te contesto esa pregunta, cuál es la siguiente, pero llevó las cosas al plano ideológico y la cosa se enredó de tal manera que faltó poco para que nos dieran golpes. Afortunádamente eso no ocurrió, pero el ánimo de la gente era de mucha rabia. Pensaba que en cualquier momento se podía desbordar eso y acabar en algo peor”.

Urrezistieta permanecerá en Miami hasta que su futuro legal se esclarezca en Venezuela. Va a estar atento a cómo se desarrollen los hechos pues teme las amenazas del ministro de Informaciones. De momento, ya piensa traer a su familia allá. Si se cumplieran sus peores pronósticos, como que lo acusen de traidor a la patria, piensa que lo más sensato sería no salir de Estados Unidos.

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