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Rosita Ríos
Nora Sugobono

"Yo le hice chupar los dedos a Nicolás de Piérola”. Así hablaba Rosita Ríos y hay suficientes recortes de periódicos repartidos por el local que acaba de abrir su bisnieta para confirmarlo.

Rosita Ríos volvió célebres su nombre y su olla hacia la década del treinta en la Lima del siglo pasado. Ello, por su sazón norteña y su mano generosa, ambas llevadas a su máxima expresión en el restaurante que tuvo en Ciudad y Campo (Rímac), donde cocinó hasta los 87 años. Por allí pasaron desde estrellas de cine hasta presidentes. De todos, un famoso comensal fue quizá el más agradecido: Augusto Ferrando. El único capaz de terminar el menú que Ríos ofrecía –sin hacer distinción alguna– a cada uno de los parroquianos que se acercaban a su mesa. No había carta. La visita arrancaba con un pisco sour o algarrobina, al cual le seguía un ‘piqueo’ criollo (entenderá el porqué de las comillas en breve) compuesto de cebiche, cau cau, carapulcra, patita con maní, sangrecita, chicharrón, tamal y anticucho, todo servido según la cantidad de personas; luego un fondo (arroz con pollo o chupe de pescado); y, finalmente, picarones.  

Ferrando llegaba hasta el último de los picarones.

Herencia viva
Milagros Calmet nunca conoció a su emblemática bisabuela pero es como si lo hiciera. Como si, con ella al lado, hubiese aprendido de arroces, sopas y fogones. En el menú que estrena el restaurante que lleva nuevamente el nombre de su predecesora, lo primero que Calmet ha querido preservar es el banquete bandera (S/ 150), que ya se ha convertido en un sello familiar. “De aquí comen tres o cuatro”, indica sobre las porciones. Todo dependerá de quiénes sean los tres o cuatro, pero podemos dar fe de que con hambre no se quedará. 

Aquí el criollismo se deja sentir en su versión más purista. El ají de gallina (S/44) es sustancioso, de sabor intenso; el arroz con pollo
(S/ 44) recuerda a esos sabores hogareños que el paladar sabe identificar con rapidez; secos de cabrito (S/ 59) y res (S/ 50) con frejoles son evidencia de la influencia norteña en los sabores de la casa, y un cebiche preparado como antes, jugoso, con pimienta y ligeramente ‘cocidito’ (S/ 36) son muestra de un legado culinario que se niega a extinguirse. 

El dato

  • Dirección: Av. Primavera 223, San Borja.
  • Horarios: Lunes a sábado de 12:30 p.m. a 6 p.m. / Domingos de 12:30 p.m. a 5 p.m. 
  • Contacto: 63-52745

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