
Esperanza Gamarra (69) llegó a Lima a los 18 años con el sueño de tener su propio restaurante. Huyó de la chacra en Huánuco y quiso devolver todo lo que su mamá le había enseñado de joven en la cocina del restaurante familiar Río Negro, de Tingo María, pero con su propio nombre.
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A veces, lo mejor en la vida suele tomarse su tiempo para llegar. Con sus pequeños hijos, Esperanza fue ambulante en el picante distrito de San Juan de Miraflores. “Puse una mesita en la puerta de la casa donde vendía postres, y me comenzaron a pedir comidas como cebiche, causita, huancaína, arroz con pollo”, nos dice Esperanza sobre sus inicios. Rodeada de invasiones, optó después por un puesto en el mercado. Bajo una carpa ofrecía anticuchos, caldo de gallina y otros manjares criollos.
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Su hijo, el reconocido bartender peruano Omar López, ganador del World Class Perú 2023, recuerda que en esa época él tenía 6 o 7 años: “Como el mayor de los hijos varones, ayudaba a mi mamá cargando las cosas para instalarse en el mercado. A veces, me quedaba a dormir en una carretilla por acompañarla porque era peligroso”, recuerda. “Mi mamá se había hecho un nombre y nos respetaban, hasta los vagos nos conocían. Fue una época muy difícil para nosotros, pero mi mamá siempre estuvo sacando pecho”, complementa Omar.
Con sus cuatro hijos estudiando sus carreras y buscando forjarse una vida, Esperanza siguió trabajando hasta poner el restaurante que lleva su nombre en el 2004. Años después, con su sazón como base, su cocina pasó a ser liderada por su hijo menor, Seti, un chef con una trayectoria gastronómica profesional en la corporación Acurio y con Virgilio Martínez, en Central. Así, el restaurante se amplió y comenzó una nueva etapa.

Han mejorado las técnicas y presentaciones, pero “la propuesta actual está basada en lo que mi mamá venía haciendo, una cocina popular, criolla, con influencias amazónicas —por Tingo María, donde creció mi mamá—, de la sierra —mi papá era de Ayacucho— y costa, donde nacimos nosotros”, afirma Seti. La comida de Esperanza es de esas que te hacen sentir en casa, con los guisos y caldos como los de mamá.
En una zona donde la gente está acostumbrada al menú con sopa, segundo, postre y repeticuá, el trabajo de atraer comensales a su nueva propuesta ha sido arduo y ha dado buenos resultados. “Cuando abrimos, no venía nadie. Para que paguen el precio, los clientes esperan algo más sabroso de lo que pueden comer en su casa y, además, tiene que ser contundente. Fue un gran reto conquistar a los mayores que toda la vida han comido en este barrio. Todos nuestros clientes han evolucionado con nosotros, nuestros guisos y presentaciones”, afirma el chef.

Además de los sabores criollos de la carta, en Esperanza se encuentra la mejor muestra de la coctelería de la ciudad con la barra de Básico Brew & Bar de Omar López. “Puedo decir que he tenido a los mejores bartenders y cocineros del mundo sentados en mi bar disfrutando de una coctelería honesta. Me he inclinado por la selva por las semillas que sembró Pedro Miguel Schiaffino en mí cuando estuve en amaZ y Malabar”. Omar realza los sabores peruanos con los destilados nacionales y, por supuesto, los mejores cafés. Actualmente, ofrece café de Quillabamba, Jaén, Puno y, próximamente, de Huánuco.

Para probar un buen cóctel o cocina de alto nivel ya no es necesario que los vecinos de SJM vayan a distritos como Miraflores o San Isidro. Al contrario, comensales de otros distritos llegan a este punto, así como turistas. Esta es una de las grandes satisfacciones de Esperanza, ver cómo sus hijos se hicieron profesionales y destacan haciendo lo que más les gusta, en familia. //
El restaurante criollo Esperanza (@esperanza_restaurante_sjm) y Básico Brew & Bar (@basicobrewbar) se ubican en la Av. Juan Velasco Alvarado 549, San Juan de Miraflores. La carta es amplia y contundente. Destacan su cebiche de pato, tiradito de cocona, el tallarín amazónico con gallina y el asado con puré de la abuela. Las carnes se deshacen con solo mirarlas.
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