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Pocos pensarían que el tramo comprendido entre las 2 y las 3 de la tarde podría calificar como hora punta, pero los invito a que visiten Punto Café en un día cualquiera para que confirmen cómo todo es posible cuando un concepto conecta con su audiencia. Quizás sea la magia de este espacio, o dónde está ubicado; tal vez es que a todos nos provoca un café después del almuerzo; o será que coincide con la hora de salida de algunos colegios cercanos (la cafeína parece tener un nicho entre el público adolescente). Todas estas hipótesis son válidas pero, al final, el éxito de este formato se resume en una sola idea: el trabajo que Chiara Nicolini y su equipo realizan todos los días, grano a grano, en su búsqueda por encontrar, tostar y servir el mejor café peruano que sea posible.

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La tarea es ambiciosa, claro, y depende de muchos factores: encontrar a los productores adecuados; garantizar que la cosecha cumpla con todos los procesos y estándares de calidad (además de saber cuándo comprarla, para tener siempre lo mejor); probar tostados, moliendas, orígenes y blends; incluso diseñar las bolsas idóneas. Es una labor casi científica, si se quiere ver así, que Nicolini viene realizando buena parte de su vida. Su camino personal la fue llevando al café, como quien se encuentra con un alma gemela sin haberla buscado, pero con quien está destinado a encontrarse. Era la primera década del 2000 (cuando, en el mundo, el café peruano estaba lejos de ser sinónimo de calidad) y, mientras Chiara estudiaba en Barcelona, decidió trabajar en una cafetería para ahorrar y cubrir sus gastos. Con el tiempo, entró a laborar a empresas europeas especializadas en café, supervisando capacitaciones y más procesos del negocio. Hasta que el día de volver al Perú llegó, con la misión de empezar algo propio.

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Nora Sugobono

Punto Café comenzó como un taller (que hoy continúa, bautizado como PuntoLab) desde el cual se surtía a distintos restaurantes y marcas, algo que Nicolini sigue haciendo. Además de su cafetería miraflorina, que abrió sus puertas hace casi tres años, Chiara también se encarga del café que se sirve en Maido, Mayta, Sapiens, 500 Grados, Essentia Café y Dolce Capriccio, además de varios hoteles y empresas. Su universo cafetero va creciendo taza a taza, y aún queda mucho por seguir probando. //

Chiara Nicolini estudió en España y se enamoró del mundo del café. Abrió el local miraflorino de Punto Café en 2022. (Foto: Heroína Estudio)
Chiara Nicolini estudió en España y se enamoró del mundo del café. Abrió el local miraflorino de Punto Café en 2022. (Foto: Heroína Estudio)
/ Heroina Estudio

LOS FAVORITOS DE NORA

1
Un café para el barrio

Quienes suelen moverse por las avenidas Santa Cruz o General Córdova, en Miraflores, quizá no lo perciben a simple vista, pero el local de Punto Café tiene una ubicación muy interesante. Está situado casi llegando a la esquina de la calle Piura, donde confluyen esas dos avenidas y se produce una suerte de núcleo culinario que no conviene perderse. Al lado de Punto se encuentra la panadería La Negra; y justo en frente están los restaurantes Mattoni y la Caffeteria di Lonato. Provoca armar una minirruta y aprovechar bien el fin de semana, ¿no?

2
Sabores del mundo

Uno de los aciertos en el concepto de Punto Café está en concentrarse en el café, y surtir su carta de comida con proveedores expertos en cada uno de los bocados, desde las galletas hasta los panes. Imposible perderse los toffees bañados en chocolate y sal de Maras, las empanadas de queso o los canelés.

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