Según el analista digital Arturo Goga, una manera de no depender tanto de Facebook es desactivando la aplicación de nuestros teléfonos. (Foto: Elías Alfageme)
Según el analista digital Arturo Goga, una manera de no depender tanto de Facebook es desactivando la aplicación de nuestros teléfonos. (Foto: Elías Alfageme)

1. SOMOS EL GANADO DE

ha logrado ubicarse como una herramienta indispensable para millones; no en vano cambió su algoritmo para mostrarnos las publicaciones no cómo ocurrían en orden cronológico, sino para adaptarlas a ‘nuestros intereses’. De esta manera, Facebook nos genera el sentimiento del FOMO –fear of missing out– o creer que nos vamos a perder de algo importante si no estamos permanentemente conectados. Genera, en pocas palabras, adicción.

Pero lo cierto es que permanecer en Facebook constantemente, deslizando nuestro pulgar en la pantalla por horas, es lo que está generando un fuerte declive en nuestras interacciones sociales. Hoy, ya ni siquiera resulta extraño ver sujetos en una mesa, iluminados, individualmente, por la pantalla de sus smartphones, indiferentes a la realidad, interactuando con personas que están a cientos o miles de kilómetros de distancia. 

2. FACEBOOK PUEDE MANIPULAR NUESTRA FORMA DE PENSAR

Uno de los más grandes problemas de Facebook son las fake news o noticias falsas. Debido al nivel de conocimiento que la red social tiene sobre nosotros, esto se ha convertido en una poderosa herramienta para publicistas y, por supuesto, políticos. Saberlo todo sobre el público objetivo hace que sea muy sencillo manipular nuestra manera de pensar sobre diferentes temas al inundar la red social sobre noticias, muchas de estas en portales o fuentes falsas, creadas explícitamente con el objetivo de persuadirnos, reforzando nuestras creencias o intentando forzar un punto de vista totalmente opuesto. 

Esto es algo con lo que Facebook ha estado luchando por años, y que no ha conseguido solucionar. 

3. ¿POR DÓNDE EMPEZAR?

Salirse de Facebook es todavía una medida extrema. Sobre todo porque dependemos del servicio aún para muchas de nuestras interacciones sociales. 

Pero algo que funciona para dar un primer paso y eliminar esta adicción por el servicio, es borrar la app de nuestros teléfonos. Aquí es donde Facebook resulta más nocivo y adictivo, y es un buen paso por donde empezar. Limitemos nuestras interacciones con la red social a cuando estemos frente a una PC, y el uso y la dependencia caerán gradualmente.  

Y, por supuesto, es hora de dejar de compartir información demasiado personal, pues es obvio, ahora, que Facebook no hace un gran trabajo en mantener cosas que deseamos mantener privadas, como tales. La idea es usar la red social solo para compartir trivialidades; cosas que no nos molestaría que algún día salgan a la luz o se hagan públicas, porque lo más probable es que suceda.

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