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Duran menos de 20 minutos durante una noche al año, pero implican meses de preparación, toneladas de material y millones de dólares.
Los fuegos artificiales para celebrar el Año Nuevo se han convertido en espectáculos cada vez más sofisticados, tecnológicos y multidisciplinarios.
Las principales ciudades del globo, como Londres, Sidney, Dubai o Río de Janeiro hoy compiten porque sus shows aparezcan al menos un par de segundos en los noticiarios mundiales.
Un clic de YouTube
No bastan un par de petardos y tres voladores. Los diseñadores de fuegos artificiales no sólo buscan la atención de los miles de ojos que los observan en vivo, sino la de los millones de dedos que potencialmente harán clic en sus videos vía YouTube o las redes sociales.
Para el año nuevo del 2011, primera vez que Londres organizó un espectáculo multidisciplinario, el show tuvo alrededor de 2.000.000 de visitas en YouTube. Para este nuevo año 2015 esperan contar con cerca de 5.000.000.
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“No se trata sólo de fuegos artificiales, se trata de poner a Londres en el mapa”, le explica a BBC Mundo Jim Donald, jefe de proyecto del año nuevo organizado por la Municipalidad de Londres, reconocido por tener de telón de fondo a los icónicos Big Ben y London Eye.
Hoy el principal desafío es precisamente compatibilizar ambas audiencias en un solo espectáculo, según explica Phil Grucci, uno de los más importantes diseñadores pirotécnicos a nivel mundial, quien actualmente posee el récord Guinness por la mayor exposición de fuegos artificiales en el año nuevo de Dubai 2014.
Aquella noche se dispararon 479.651 proyectiles en sólo seis minutos: casi 80.000 por minuto, 1.332 por segundo. El material requirió de seis contenedores para ser transportado desde EE.UU.
Se requirieron seis contenedores para transportar todo el material para el show de fin de año en Dubai, en 2013.
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Luz y sonido
Luz, proyección y sonido son hoy fieles compañeros de los fuegos. “Ha habido un dramático aumento de la visualización”, le cuenta Grucci a BBC Mundo.
Pero en un espectáculo multidisciplinario, que puede tardar meses, o incluso más de un año en prepararse, lo primero en la lista es la música.
“La banda sonora es la columna vertebral del espectáculo pirotécnico. Evaluamos los principales momentos del año y los tratamos de musicalizar”, explica Donald.
Eso incluye también sonido ambiente e incluso de frases características como el tradicional “mind the gap” que los usuarios del metro de Londres escuchan al subirse y bajarse de un vagón.
Mientras Londres escoge una mezcla de música, el más espectacular show de fuegos –Dubai 2014- prefirió contratar a su propio compositor.
Ya sea con prestada o propia, sólo una vez que se determina la banda sonora entra en escena el diseñador pirotécnico.
Las principales capitales del mundo compiten por dar el espectáculo más memorable.
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De correr por tu vida a apretar un botón
Aunque la química de los fuegos ha cambiado poco -no va mucho más allá de profundizar la gama de colores-, los Grucci reconocen como trascendentales los avances tecnológicos en los últimos 30 años, en particular en la coordinación del despliegue pirotécnico.
“Lo que antes se hacía manual, se puedo hacer con botones”, explica Grucci.
Esta modernización es aún más marcada en los últimos 15 años. “Se podría decir que pasamos de lo análogo a lo digital”, le dice Donald a BBC Mundo.
Desde el cambio de milenio, el desafío de hacer coincidir los fuegos con sonido, luz e incluso imágenes, ha impulsado el desarrollo de nuevas –y cada vez más avanzadas- tecnologías.
Y el caso de Londres es un buen ejemplo. “Cuando empezamos hace 11 años todos teníamos un reloj que tenía que estar a la hora del Big Ben. Ahora todo está sincronizado a un reloj GPS”.
Sin embargo, el viejo reloj de Parlamento británico no ha salido del todo de la ecuación.
Son sus campanadas las que marcan la llegada de cada año. Un equipo completo está localizado allí para hacer que el antiguo reloj la dé como corresponde, sin ningún traspié.
Además, cada campanada va acompañada de explosiones, las cuales tienen que estar perfectamente sincronizadas.
10, 9, 8...
Lograr esto es más complicada de lo que pueda pensarse.
Darryl Fleming, diseñador de Titanium Fireworks, quien estuvo a cargo de diseñar el espectáculo de los juegos olímpicos de Londres 2012 y del año nuevo en la capital británica, le cuenta a BBC Mundo que para el cambio de milenio cada racimo de fuegos se activaba con 120 entradas. Hoy cada uno lo hace con unas 1.500 y el espectáculo total cuenta con unas 4.000.
“14 años atrás jamás hubiésemos podido lanzar fuegos desde el London Eye. Hoy tenemos varias posiciones a lo largo de la rueda con un solo cable que las conecta”, relata.
El otro cambio tecnológico trascendental fue el lanzamiento de varios programas de simulación como ShowSim y Visual Show Director, que permiten recrear casi perfectamente un espectáculo que no puede ser ensayado.
“Permite mostrar el diseño, cambiarlo o ajustarlo a las otras disciplinas, además de ser muy útil para preparar las transmisiones en vivo”, asegura Donald.
Los programas de simulación permiten visualizar un espectáculo que no se puede ensayar.
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Fuegos latinos
Si bien los mayores y más conocidos espectáculos se concentran en Europa y Asia, algunas ciudades de Latinoamérica suenan entre los nombres conocidos.
Río de Janeiro, en Brasil, y la bahía de Valparaíso, en Chile, son dos de los años nuevos en el mar más conocidos.
Ambos son diseñados por Pirotecnia Igual, con sede en Barcelona.
“El diseñador del espectáculo casi siempre es el mismo, no obstante participamos varios en lanzar ideas”, explica Pedro Pablo Chadwick, coordinador general del espectáculo de año nuevo en la Bahía de Valparaíso.
Al ser un espacio abierto y en el mar, la tecnología se ve más reducida que en los espacios urbanos.
Sin embargo, Chadwick adelanta que el año nuevo 2015 Valparaíso introducirá un importante cambio tecnológico: drones con cámaras que capten el minuto exacto del espectáculo entre los fuegos, desde el aire.
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También seguridad
La preparación de un espectáculo de estas proporciones no es sólo técnica.
En una ciudad como Londres, la seguridad es esencial. Y este año nuevo por primera vez se cobrará entrada por ingresar al área con mejor vista del espectáculo.
“No es para ganar dinero, sino para reducir el número de gente”, asegura Donald.
Se calcula que el año pasado unas 500.000 personas intentaron acercarse a ver los fuegos, en un área diseñada para unas 100.000.