Juliana Finondo, una mujer argentina de 39 años, logró dar a luz una niña pese a que hace 13 años había recibido un trasplante de corazón que había recortado en un 75% sus posibilidades de ser madre.

Emilia, como se llama la niña, es producto de una fertilización asistida, con lo que el caso es único en la historia de la medicina.

La madre no puede amamantar a la niña. Un mes antes de la fertilización, esta tuvo que ser sometida a rigurosos exámenes para conocer el estado de su corazón y tuvo que reemplazar los medicamentos que toma a perpetuidad por el trasplante con el fin de que estos no provoquen malformaciones en el feto. Además, el tratamiento hormonal para conseguir óvulos en buen estado fue ajustado a los problemas cardíacos de la paciente.

Ramiro Quintana, uno de los médicos que formó parte del equipo que logró la fertilización asistida para Juliana, indicó a La Nación que este es el primer nacimiento en el mundo con estas características y que fue un trabajo en equipo, pensado y cuidado paso a paso. Agregó que esto abre posibilidades a que mujeres trasplantadas puedan ser madres a través de una estrategia terapéutica adecuada.