Roberto Brum (izquierda) presidente de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) de Uruguay, visitó al Perú y se reunió con Alfonso Afuso, coordinador ejecutivo del Programa Innovate Perú.
Roberto Brum (izquierda) presidente de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) de Uruguay, visitó al Perú y se reunió con Alfonso Afuso, coordinador ejecutivo del Programa Innovate Perú.
Redacción EC

Fernando Brum, presidente de la Agencia Nacional de Investigación e (ANII) de Uruguay, visitó nuestra ciudad. Entre las múltiples actividades que realizó se reunió con representantes de Innovate Perú, para intercambiar experiencias de trabajo.


En 10 años de funcionamiento de la ANII, ¿cuáles han sido los logros más importantes?
La continuidad. Se lanzó la primera ronda de instrumentos (o concursos) en el 2007 en tres áreas: investigación, y formación de capital humano. Y a la fecha esto prosigue. Para ello fue importante el apoyo sistemático del Estado o gobierno de turno.


¿Y qué lecciones han aprendido durante esta década?
Esta permanencia en el tiempo fue una señal fundamental para que investigadores, innovadores y emprendedores comiencen a planificar. Todos ellos ya saben que desde febrero hasta diciembre tenemos convocatorias de ventanilla abierta, es decir, pueden postular todo el tiempo hasta que se agoten los fondos. Pero aprendimos también de los errores. Había concursos que no funcionaban, y fueron retirados. Es una suerte de aplicar la cultura de .


¿Cuál es la inversión anual?
La agencia tiene un presupuesto estatal de 35 millones de dólares al año para una población de tres millones de habitantes. Si a eso le sumamos los fondos de nuestros socios, habrá otros 10 millones de dólares. Lo cierto es que los proyectos empresariales, por ejemplo, el 50 por ciento lo financia la ANII y el otro 50 la empresa. Esto no ocurre cuando se trata de proyectos de capital semilla. 


¿Puede mencionarnos algunos casos de éxito puntuales?
Entre proyectos de investigación e están más de mil. Y si tenemos que mencionar algunos casos exitosos, son mucho, pero está uno que se llama Pedidos ya, que empezó como una startup, pero a la fecha está presente en varios países de América Latina y hoy tiene más de 300 trabajadores. En la otra orilla está una empresa que produce caviar, pero para ello tuvo que invertir en investigación para el desarrollo de una vacuna efectiva para el control del ‘Streptococcus iniae’ en esturiones cultivados en Uruguay. Felizmente resolvieron el problema sanitario. 


¿Cuál es la agenda planteada a futuro?
Es el tema de la internacionalización de las empresas así como la vinculación con los fondos de capital de riesgo globales. Esos son nuestros mayores focos.


¿Considera usted que hace falta un Silicon Valley en la región?
Hace falta. Ojalá lo tuviéramos. Hacer una inversión importante para construir un Silicon Valley yo creo que es ilusorio. Esa zona de Estados Unidos fue una suma de muchas fuerzas y circunstancia propias de ese país. En esto hay procesos irrepetibles, como el centro de de Israel. Considero que cada país o lugar tiene su historia.


¿Cuál es rol que cumple el Estado para consolidar el ecosistema de innovación, investigación y emprendimiento en Uruguay?
Ha sido muy importante. Su rol tiene la obligación de poner reglas claras y resolver fallas del mercado. En Uruguay no teníamos un sistema de incubadoras o fondos de capitales de riesgo y hoy lo tenemos. Hoy en Uruguay la se habla en todas partes. El Estado tiene que promover; es más, nos vemos como una entidad de segundo piso que apoya y facilita el desarrollo de este ecosistema.


¿El tridente Estado, academia y empresa marcha bien?
No es un tridente. No olvidemos a los emprendedores ni a los inversores. Imagínate a Facebook: ¿quién la creó? Un muchacho que dejó la academia y que tuvo el apoyo de inversores. Lo que hay en el escenario es un pentágono, es decir, Estado, academia, empresa, emprendedores e inversores. Y siempre han existido. Recordemos, por ejemplo, que en el área de la investigación médica en el mundo en este momento, el principal inversor no es la Organización Mundial de la Salud (OMS), sino la Fundación Bill y Melinda Gates. Y hace más de 100 años la Fundación Rockefeller hizo o hace lo mismo. Lo que quiero decir, es que el rol de los inversores siempre existió como también el de los emprendedores. En Uruguay ese encuentro entre los diferentes actores lo llamamos “tejer la trama”.

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