En la búsqueda de mayor tráfico en Internet, muchos ensayan titulares grandilocuentes apelando a noticias falsas y pseudociencias. (Ilustración: Giovanni Tazza / El Comercio)
En la búsqueda de mayor tráfico en Internet, muchos ensayan titulares grandilocuentes apelando a noticias falsas y pseudociencias. (Ilustración: Giovanni Tazza / El Comercio)
Bruno Ortiz Bisso

Hace unos días, una publicación en redes sociales destapó una realidad que pocos pensaban que se presentaba en el país: una gran cantidad de personas en contra de las vacunas.

El director de un centro de terapias alternativas publicó en su página de Facebook la foto de una mujer que sostenía frente a ella un gran papel desdoblado. Según el autor de la publicación, se trataba del prospecto que acompañaba a la vacuna MMR (contra el sarampión, las paperas y la rubéola) y en el que se detallaban todos los efectos secundarios asociados a su uso. Bajo la frase “Hay que tomar decisiones informadas” se abrió la puerta a comentarios de cientos de usuarios que consideran peligrosas las vacunas.

Si la comunidad científica y organizaciones como la OMS indican que las vacunas son eficaces y seguras, que previenen enfermedades mortales, que proveen mayor inmunidad y que evitan la reaparición de enfermedades, ¿por qué hay gente que piensa lo contrario?

El viernes 14 de marzo, una publicación en redes alertó a casi toda Lima. La fotografía de un volante que anunciaba un corte del servicio de agua, desde el 22 al 26 de marzo en 18 distritos de la capital, empezó a ser compartida a través de redes sociales y servicios de mensajería, lo que preocupó a la población. Horas más tarde, el Servicio de Agua Potable y Alcantarillado de Lima (Sedapal) informó públicamente que no había ningún corte del servicio programado para la capital.

Estamos en presencia de dos fenómenos que van de la mano y que cada vez cobran una peligrosa relevancia. Se trata de las pseudociencias y las o ‘fake news’. 

Mientras que las pseudociencias ofrecen soluciones fáciles y accesibles a todos nuestros problemas, las noticias falsas se difunden de manera deliberada con la intención de engañar, y tienen como objetivo final ganar dinero o favorecer determinada ideología.

A continuación vamos a repasar algunas claves que nos servirán para identificar las y las pseudociencias, para así ponerle freno a este tipo de informaciones que solo ayudan a incrementar los niveles de ignorancia en la población.

1. VERIFIQUE LA FUENTE DE INFORMACIÓN Y EVALÚE SU PROCEDENCIA.
Es la regla de oro para identificar las , sobre todo para los mensajes que se suelen distribuir por servicios de mensajería como WhatsApp. ¿Quién publicó por primera vez esa información? El que no aparezca una fuente identificable es el primer signo de sospecha. Si se encuentra una fuente, el siguiente paso es evaluar esa fuente. ¿A quién le creería más? ¿A un medio de comunicación de prestigio o a un blog del que jamás escuchó hablar y que, al revisarlo, no encuentra información relevante? ¿Le merece más confianza un usuario de Twitter claramente identificado, con nombre real, foto y medios para contactarlo, o un usuario anónimo, sin tuits previos y sin imagen en su perfil? Esto no significa que los medios sean infalibles, pero ofrecen más confianza porque habrá alguien que se haga responsable por lo publicado y que, de ser necesario, sepa rectificar.

2. PROCURE CRUZAR LA INFORMACIÓN CON OTRAS FUENTES.
Esta es una de las labores primordiales del periodismo. Las circunstancias actuales en las que cualquier persona accede a la información, ya no solo a través de los medios de comunicación tradicionales (que ejercen de filtro y de verificador), han generado que esta labor sea también realizada por usted, la audiencia. Sin duda, es la parte más complicada, porque deberá buscar en otro medio de comunicación o página de su confianza la ratificación del hecho en cuestión o, en todo caso, otro punto de vista de la información. Cuando lo que esté en entredicho sean noticias atribuidas a instituciones oficiales, empresas o similares, lo ideal será acudir a sus páginas webs, cuentas de Facebook o Twitter oficiales para corroborar que los datos son ciertos. Siempre estará la opción de aprovechar las redes para enviarles un mensaje directo para confirmar o desmentir el tema.

3. NO CAIGA EN LA TRAMPA DE LOS TITULARES.
En la búsqueda de mayor tráfico en Internet, muchos sitios ensayan titulares grandilocuentes para atraer la atención de la audiencia. Quienes buscan distribuir y pseudociencias son los que más se aprovecharán de este recurso, tratando de endulzarle el ojo e invitando a compartir esa información sin revisarla previamente, lo que favorecerá su viralización. Cuando una información le parezca demasiado descabellada o sea muy esperanzadora (por ejemplo, la cura de una enfermedad hasta ahora imposible de sanar), dude. Y luego ingrese a la información, léala completa y aplique lo recomendado en los dos primeros puntos de este texto.

4. LA IMPORTANCIA DE LA EVIDENCIA.
En el caso de las pseudociencias, es demasiado importante identificarlas. ¿La razón? Suelen ofrecer soluciones inmediatas y totales a cuestiones que, inclusive, tienen que ver con el cuidado de nuestra salud. En ese caso en particular, se aprovechan de la desesperación de quienes no encuentran una salida en la medicina. En estos casos, el “a mi amigo/hermana/mamá le funcionó” no es seguridad de nada. Además de fijarse en los autores, dónde se publica y que haya varias fuentes, debe indagar sobre las investigaciones que se hicieron para respaldar esas afirmaciones.

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