Una máquina para limpiarte la boca después de tomar sopa. Sello del servicio postal de Estados Unidos (incluido en la hoja de sellos "Comics Classics"), fecha desconocida.
Una máquina para limpiarte la boca después de tomar sopa. Sello del servicio postal de Estados Unidos (incluido en la hoja de sellos "Comics Classics"), fecha desconocida.
BBC News Mundo

Abrir un paraguas, martillar un clavo, inflar un globo y estallarlo, hacer una taza de café. Estos son algunos de los retos que han enfrentado cientos de estudiantes estadounidenses en el Concurso de Máquinas de Rube Goldberg durante los últimos 30 años.

Los desafíos no suenan muy... desafiantes, pero la clave está en el nombre —Rube Goldberg—, el cual indica que el reto es hacer una tarea sencilla de la manera más complicada que se les ocurra.

Aunque murió hace casi medio siglo (1883-1970), el caricaturista pervive en el imaginario de muchos, aunque no sean conscientes de ello, gracias a sus dibujos de invenciones.

En sus 72 años de vida profesional, el artista produjo más de 50.000 dibujos y miles de historietas, fue tan solicitado que le llegaron a pagar en 1922 US$200.000 por sus historietas (unos US$2,3 millones en la actualidad) y sus caricaturas políticas le valieron el ,

Pero fueron sus disparatados artilugios los que cautivaron al público general y lo convirtieron en un ícono cultural.

Y es que te divierten y reclaman tu atención pero esa no era su única intención.

Eran, y siguen siendo, una burla a la utopía tecnológica o, en sus propias palabras, "un símbolo de la capacidad del hombre para ejercer el máximo esfuerzo para lograr resultados mínimos".

Para la muestra, uno de los dibujos que forma parte de la exhibición "El arte de Rube Goldberg" del Museo Judío Contemporáneo (The CJM) de San Francisco,

Parte de "Nunca se me ocurrió (Retrato de Irma el día de la boda)", de 1916, en el que Rube Goldberg se pintó a sí mismo y usó una foto de su esposa. Completando esta caricatura, al lado derecho hay un hombre lamentándose de su terrible vida, "a nadie le importa si salgo, a dónde voy, cuando llego" y otro le pregunta: "¿Por qué no te casas?". Contesta: "Nunca se me ocurrió".
Parte de "Nunca se me ocurrió (Retrato de Irma el día de la boda)", de 1916, en el que Rube Goldberg se pintó a sí mismo y usó una foto de su esposa. Completando esta caricatura, al lado derecho hay un hombre lamentándose de su terrible vida, "a nadie le importa si salgo, a dónde voy, cuando llego" y otro le pregunta: "¿Por qué no te casas?". Contesta: "Nunca se me ocurrió".

Abrir un paraguas, martillar un clavo, inflar un globo y estallarlo, hacer una taza de café. Estos son algunos de los retos que han enfrentado cientos de estudiantes estadounidenses en el Concurso de Máquinas de Rube Goldberg durante los últimos 30 años.

Los desafíos no suenan muy... desafiantes, pero la clave está en el nombre —Rube Goldberg—, el cual indica que el reto es hacer una tarea sencilla de la manera más complicada que se les ocurra.

Aunque murió hace casi medio siglo (1883-1970), el caricaturista pervive en el imaginario de muchos, aunque no sean conscientes de ello, gracias a sus dibujos de invenciones.

En sus 72 años de vida profesional, el artista produjo más de 50.000 dibujos y miles de historietas, fue tan solicitado que le llegaron a pagar en 1922 US$200.000 por sus historietas (unos US$2,3 millones en la actualidad) y sus caricaturas políticas le valieron el Premio Pulitzer,

Pero fueron sus disparatados artilugios los que cautivaron al público general y lo convirtieron en un ícono cultural.

Y es que te divierten y reclaman tu atención pero esa no era su única intención.

Eran, y siguen siendo, una burla a la utopía tecnológica o, en sus propias palabras, "un símbolo de la capacidad del hombre para ejercer el máximo esfuerzo para lograr resultados mínimos".

Para la muestra, uno de los dibujos que forma parte de la exhibición "El arte de Rube Goldberg" del Museo Judío Contemporáneo (The CJM) de San Francisco, EE.UU.

Esa fórmula de máximo esfuerzo/mínimo resultado "se puede encontrar ahora a nuestro alrededor", según escribió el crítico Jonathon Keats en la revista Forbes.

"Desde el 'carbón limpio' hasta los automóviles híbridos, por no mencionar los grandes esquemas de intervención ambiental a través de la geoingeniería, estamos poniendo más y más esfuerzo para reforzar los sistemas heredados en lugar de cuestionar y cambiar sus bases", ilustró Keats.

"En su pintoresca estética de dibujos animados de mediados de siglo, Goldberg retrató las innovaciones que salen de los centros de investigación universitarios actuales, sin mencionar a Silicon Valley".

Concuerdes o no con el crítico, la advertencia que acompañaba sus divertidos dibujos de invención era que la tecnología, cuya intención es facilitar las cosas, puede terminar haciendo todo lo contario.

Aunque quizás algunos de estos aparatos te parezcan útiles.

Aquí te dejamos unos ejemplos para que formes tu propia opinión... o sencillamente te diviertas.

Tecnología
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"El masivo intelecto del profesor Butts desarrolla un simple dispositivo para poner estampillas en las cartas.

El jefe (A) estornuda, el sabueso (B) se asusta y sale corriendo de la oficina, tumbando el perchero (C) que rompe el botellón de agua (D).

El agua (E) cae en el abrevadero (F) y se desliza hacia el cubo (G). El peso del agua en el cubo hace que la cuerda (H) apriete el cascanueces (I) que presiona la bomba de un cuentagotas (J) y moja el sello postal (K).

La estenógrafa (L), que está saliendo a almorzar, oye agua salpicar en varias ocasiones durante la operación del aparato. Piensa que está lloviendo así que agarra su paraguas (M), halando un pequeño gancho (N), causando que el resorte (P) suelte una paleta (O) sobre el sobre (Q) y presione la estampilla húmeda fijándola en su lugar".

Todas las ilustraciones son © Rube Goldberg Inc. Todos los derechos reservados. RUBE GOLDBERG® es una marca registrada de Rube Goldberg Inc. Todos los materiales se usan con permiso. rubegoldberg.com.

La exposición "El arte de Rube Goldberg" está hasta el 8 de julio de 2018 en The Contemporary Jewish Museum, San Francisco.

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