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El fin de Windows 10: ¿qué significa que un sistema operativo quede sin soporte y cómo puede afectarte?
Resumen generado por Inteligencia Artificial
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Microsoft dejará de dar soporte a Windows 10 el 14 de octubre de este año. Aunque millones de personas en el mundo aún lo utilizan, el sistema operativo se encuentra en su recta final. La compañía quiere hacer de su última versión, Windows 11, la única que reciba actualizaciones —al menos por ahora—, mientras se escuchan rumores sobre la llegada de Windows 12 durante el presente año.
Lanzado en julio de 2015, Windows 10 recibió buenas críticas, con elogios por su diseño y por ofrecer un software mejorado respecto a sus predecesores. El entonces nuevo sistema iría reemplazando a las versiones 8.1, 8 y 7 que aún circulaban, y que empezarían a quedar en desuso tan solo unos años después de su llegada.
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Han pasado casi diez años desde entonces, y Windows 10 sigue siendo el sistema operativo más usado de Microsoft, representando el 52,94 % del mercado. Su sucesor, Windows 11, lanzado en 2021, alcanza el 43,72 %. Y no solo eso: a nivel mundial, se trata del sistema operativo para PC tradicional más utilizado.
A inicios de año, la firma tecnológica anunció que descontinuaría el soporte de Office para Windows 10; sin embargo, finalmente se retractó y comunicó que mantendría la vigencia por tres años más, es decir, hasta 2028, “para ayudar a mantener la seguridad durante la transición a Windows 11”. Aun así, resulta extraño dar soporte a programas diseñados para Windows 10 para mantenerlos seguros, pero dejar desprotegido todo el sistema operativo.
El mensaje de la compañía fundada por Bill Gates parece tajante: migrar a Windows 11. Esto puede ser un movimiento algo tedioso para el usuario —tener que perder algunos minutos u horas en el proceso—, aunque aparentemente sencillo y necesario para mantenerse protegido. Pero, ¿qué está en juego?, ¿qué pasa si no actualizo a Windows 11?, ¿qué quiere decir que el sistema operativo ya no tenga soporte?, ¿acaso ya no podré usar mi PC?, ¿y si quiero actualizarla, cómo sé si mi equipo soporta el nuevo sistema?, ¿perderé mi información?, ¿cómo lo hago?
A continuación, respondemos esas interrogantes.

¿Qué significa que un sistema operativo deje de recibir soporte?
El sistema operativo es un programa o software esencial que permite que un dispositivo electrónico funcione de manera eficiente y segura. Actúa como intermediario entre el hardware y el usuario, gestionando los recursos del sistema y facilitando la ejecución de aplicaciones. Gracias a una interfaz amigable, podemos correr infinidad de programas con facilidad. Sin un sistema operativo, utilizar un dispositivo sería una tarea compleja, accesible solo para usuarios con conocimientos informáticos avanzados.
Entre las funciones principales de un sistema operativo están la asignación y administración de la memoria RAM entre los diferentes programas, la coordinación y priorización de las tareas de la CPU, el control del acceso a los datos almacenados, la gestión de la comunicación con hardware como impresoras, cámaras o discos duros, y la provisión de una interfaz gráfica o de línea de comandos para interactuar con el equipo.
Entonces, ¿qué significa que un sistema operativo ya no reciba actualizaciones?
“Cuando un sistema operativo deja de recibir soporte oficial significa que la empresa que lo fabrica y mantiene (en este caso, Microsoft) ya no proporcionará actualizaciones de seguridad, correcciones de errores ni soporte técnico. Aunque el sistema seguirá funcionando, será cada vez más vulnerable con el tiempo. No se solucionarán nuevos fallos ni se adaptará a tecnologías emergentes”, comenta a El Comercio Eric Biagioli, director de la carrera de Ciencia de la Computación y Ciencia de Datos de la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC).
Ningún sistema informático es completamente infalible. Todos pueden contener errores o fallos que, con el tiempo, podrían ser explotados por atacantes con fines maliciosos. A estos puntos débiles se les conoce como vulnerabilidades: brechas que permiten a quienes poseen los conocimientos adecuados acceder sin autorización a un sistema para robar información, interrumpir servicios o causar daños.
Estas fallas no siempre son evidentes desde el inicio. En muchos casos, forman parte de funciones legítimas del software, pero más adelante se descubre que pueden ser utilizadas como puertas de entrada para ataques. Por eso, los desarrolladores lanzan actualizaciones de seguridad periódicas: para corregir esas vulnerabilidades antes de que sean explotadas.

El especialista explica que, aunque hay muchos tipos de vulnerabilidades, las más comunes son:
• Exploits sin parchar: los atacantes pueden aprovechar fallos de seguridad conocidos que nunca serán corregidos.
• Malware dirigido: muchos ataques se enfocan especialmente en sistemas sin soporte.
• Compatibilidad degradada: software moderno o navegadores dejarán de ser compatibles, lo que puede exponer al usuario a riesgos adicionales.
• Ataques a redes corporativas: un solo dispositivo obsoleto puede convertirse en una puerta de entrada a toda una red empresarial.
¿Y tener un antivirus no podría ser una solución para mantenerse protegido? Aunque la pregunta es válida, Biagioli advierte que, si bien un buen antivirus ayuda, no reemplaza las actualizaciones del sistema operativo. “Sin parches de seguridad, el sistema puede ser comprometido sin que el antivirus lo detecte. Existen ataques que aprovechan vulnerabilidades del sistema, que no dependen de ningún software malicioso”, afirma.
¿Por qué Microsoft deja de actualizarlo si tanta gente lo usa?

Cada versión de Windows tiene actualizaciones gratuitas que la mejoran, corrigen errores y solucionan vulnerabilidades. La compañía suele lanzarlas una o dos veces al año, y lo recomendable es contar siempre con la más reciente, ya que las anteriores se van abandonando progresivamente.
De acuerdo con el portal Xataka, el año pasado se suspendió el soporte para Windows 10 21H2, la penúltima versión disponible. La última, Windows 10 22H2, quedará obsoleta en octubre de este año. Desde ese momento llegará el final para Windows 10. No porque deje de funcionar —seguirá operando—, sino porque ya no recibirá actualizaciones, lo que dejará a los usuarios expuestos a nuevas amenazas. Si un ciberdelincuente descubre una vulnerabilidad en el sistema, Microsoft ya no se encargará de corregirla.
Además, poco a poco los desarrolladores dejarán de crear o adaptar aplicaciones para Windows 10, lo que hará que muchas dejen de funcionar. Por ejemplo, navegadores como Google Chrome eventualmente dejarán de estar disponibles para este sistema operativo.
Y si bien son cientos de millones los usuarios que todavía utilizan Windows 10, toda versión del sistema operativo tiene una fecha de caducidad. No es la primera vez que ocurre una transición de este tipo. En plena era de la inteligencia artificial (IA), Microsoft apunta a un ecosistema más homogéneo y moderno, enfocado en IA, seguridad y compatibilidad futura.
“Microsoft sigue un ciclo de vida planificado para sus productos —normalmente de unos diez años—. Al finalizar el soporte de versiones anteriores, puede concentrar recursos en mejorar y proteger versiones más recientes, fomentar la adopción de tecnologías nuevas que requieren capacidades que los sistemas antiguos no ofrecen y reducir la fragmentación del ecosistema, lo que facilita el desarrollo y la interoperabilidad”, expresa a este Diario el experto de UTEC.
La buena noticia es que todos los usuarios con Windows 10 pueden instalar Windows 11 de forma gratuita, siempre que sus dispositivos cumplan con los requerimientos de hardware —y tengan una licencia oficial—, manteniendo intacta la información almacenada en la memoria.
¿Mi PC se puede actualizar a Windows 11?

Aunque la actualización no tiene costo, no todos los equipos son compatibles. El nuevo sistema operativo de Microsoft exige cumplir una serie de requisitos mínimos que dejan fuera a muchas PC vendidas incluso hace apenas cinco o seis años.
Entre los requisitos clave se encuentran contar con un procesador de 64 bits con al menos 1 GHz y dos núcleos, 4 GB de RAM, 64 GB de almacenamiento y —el punto más controversial— un chip TPM 2.0 (Trusted Platform Module), que garantiza funciones de seguridad como el cifrado de datos. Además, el equipo debe tener compatibilidad con Secure Boot (arranque seguro).
Para saber si tu computadora cumple con estos requisitos, Microsoft ofrece una herramienta gratuita llamada ‘PC Health Check’ (o ‘Comprobación de estado del PC’), que puedes descargar desde su página oficial. Esta aplicación analiza el hardware y te indica si tu equipo está listo para actualizar o qué componente no cumple con los estándares.
En caso no puedas actualizar, existen tres caminos: seguir usando Windows 10 asumiendo los riesgos, cambiar de dispositivo por uno compatible o instalar un sistema operativo alternativo como Linux, aunque esto último requiere cierto conocimiento técnico.
Cabe señalar que algunas computadoras de hace algunos años sí cuentan con un chip TPM, solo que no se encuentra activado. En ese caso, será necesario habilitarlo manualmente desde la BIOS.

El costo de actualizar… o de no hacerlo
Si bien actualizar a la última versión de Windows es gratis, quienes no cumplan con los requisitos de hardware necesarios tendrán que verse en la obligación de adquirir un equipo nuevo si no quieren quedar desprotegidos.
Sin embargo, para las empresas o instituciones más grandes, el proceso “puede ser muy complejo y costoso”, según Biagioli. El especialista explica que “muchas empresas usan aplicaciones críticas diseñadas para Windows 10 (o incluso anteriores), que podrían no funcionar bien en Windows 11”. Por otro lado, requerimientos como el TPM 2.0 o procesadores modernos podrían obligar a renovar computadoras enteras.
Además, están los costos indirectos. “Las pruebas, la formación del personal, la migración de datos y el soporte técnico durante el cambio implican un costo. Y la transición puede afectar procesos productivos si no se planifica adecuadamente”.
El fin de Windows 10 marca el cierre de una etapa importante en la historia de Microsoft y en la relación cotidiana de millones de usuarios con sus computadoras. Aunque su funcionamiento no se detendrá el 14 de octubre, sí lo hará la protección frente a nuevas amenazas. En un entorno cada vez más digitalizado, mantener un sistema sin actualizaciones equivale a dejar una puerta abierta: puede parecer funcional, pero se vuelve progresivamente más vulnerable.
Con el empuje hacia Windows 11 y los rumores sobre una nueva versión en camino, Microsoft apunta a consolidar un entorno operativo más moderno y seguro, enfocado en tecnologías emergentes como la inteligencia artificial. Para los usuarios, esto supone una elección que no puede postergarse por mucho más tiempo.