(Foto referencial: Shutterstock)
(Foto referencial: Shutterstock)
Redacción EC

Detao Du sufrió un accidente nada grato en su trabajo, pero este abriría la puerta al desarrollo de una técnica de gran utilidad para la humanidad. Era 1992, el joven científico chino se encontraba alineando los láseres de una máquina experimental en el laboratorio donde labora cuando una potente luz del aparato le entró en el ojo. De inmediato, su jefe, el francés Gérard Mourou, lo llevó al hospital.

Una vez en el centro de salud, los médicos revisaron la retina del paciente y quedaron asombrados por un peculiar detalle: la herida era perfecta. Este accidente sería el punto de partida para que la técnica conocida como amplificación de pulso gorgojeado, desarrollada por Mourou en la década de los ochenta, se aplique en para moldear la córnea y tratar la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo.

La creación de este innovador procedimiento vino de la mano de Gérard Mourou y Donna Strickland, quien, en los años ochenta, por consejo del primero, realizó una tesis doctoral desarrollando la idea de láseres de alta intensidad. El año pasado, ambos científicos fueron galardonados con el Premio Nobel de Física.

El método de amplificación de pulso gorgojeado, consiste en lograr crear pulsos de láser de alta intensidad ultracortos sin destruir el material amplificador. Para hacerlo, primero se estiran los pulsos de láser en el tiempo para reducir su potencia máxima, luego se amplifican y finalmente se comprimen. Si un pulso es comprimido en el tiempo y se hace más corto, puede reunirse más luz en el mismo pequeño espacio, con lo que la intensidad del pulso aumenta drásticamente.

Fue en 1991, cuando Mourou fundó en la Universidad de Míchigan (EE UU) el Centro para la Ciencia Óptica Ultrarrápida, donde desarrolló el procedimiento para las cirugías del ojo aplicando los principios de la amplificación de pulso gorgojeado y donde se construyó el láser más intenso del mundo, bautizado Hércules.

“Creo que [el procedimiento] ya se ha utilizado en 20 millones de ojos”, señala Mourou al medio español “El país”.

Hoy, el Premio Nobel investiga nuevas aplicaciones para su láser, por ejemplo, intenta mejorar los instrumentos usados en la terapia de protones, útil en el tratamiento de tumores de cerebro, ojo y pulmón.

Otra de las metas de Mourou es utilizar los haces de luz ultraintensos para eliminar los peligrosos residuos de las centrales atómicas que ahora se acumulan en almacenes de alta seguridad.

Síguenos en Twitter...

Contenido sugerido

Contenido GEC