En el Perú, hay más de 11.000 hospitalizados por COVID-19, según datos del Ministerio de Salud. (Foto: Hugo Curotto / GEC)
En el Perú, hay más de 11.000 hospitalizados por COVID-19, según datos del Ministerio de Salud. (Foto: Hugo Curotto / GEC)
/ HUGOCUROTTO
Diego Suárez Bosleman

Es cierto, es necesario implementar camas UCI para atender al mayor número posible de pacientes críticos con COVID-19. Sin embargo, tener una gran cantidad de estas no asegura que la alta cifra de fallecidos en el país por se reduzca. Esta es una de las conclusiones a las que ha llegado Fernando Mejía, investigador del Instituto de Medicina Tropical Alexander Von Humboldt de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH). Él y sus colegas han realizado un estudio respecto a los principales factores que determinan el fallecimiento de una persona con COVID-19 hospitalizada. Aunque la investigación todavía no ha sido publicada en una revista especializada y revisada por pares, presenta posibles acciones para mitigar el impacto del virus en la sociedad peruana.

— ¿Cuál es el panorama de muertes por COVID-19 en hospitales?

Tras analizar 369 historias clínicas en el hospital Cayetano Heredia, encontramos que en pacientes con COVID-19 la mortalidad intrahospitalaria era del 49,59%. En la mayoría de las clínicas, ese porcentaje es menos del 10%. La causa, según observamos, es que los pacientes llegan a las clínicas en etapas más tempranas; es decir, cuando sus niveles de saturación de oxígeno no son tan bajos. En el hospital, el 30% de los casos de coronavirus son internados cuando presentan una saturación de oxígeno por debajo de 80%. En otros países, si una persona infectada tiene menos de 95%, ya la están hospitalizando. Tengo un paciente de 40 años que llegó con una saturación de oxígeno de 40%. Por más que entre a UCI va a fallecer.

¿Qué estrategias se pueden implementar para solucionar esto?

El riesgo de muerte hospitalaria depende del nivel de saturación de oxígeno en la sangre –más de 95% es lo normal– que uno presenta al llegar al centro médico. Nosotros concluimos que si el paciente ambulatorio es monitoreado adecuadamente, y comienza a recibir oxígeno de forma temprana, sin tener una muy baja saturación, la probabilidad de fallecimiento se reduce, es claramente menor. Si uno llega tarde al centro médico, por más que entre a UCI, el pronóstico no será alentador. Incrementar el número de camas UCI no va a disminuir el número de muertes por COVID-19 en el país. Debemos enfocarnos en monitorear a los pacientes y ofrecer oxígeno, que actualmente escasea. No hay que permitir que la gente llegue con saturaciones bajas de oxígeno, como está pasando ahora.

— Esto implicaría monitorear a las personas fuera de los centros médicos...

El monitoreo de la saturación de oxígeno se realiza con un aparato llamado pulsioxímetro, muy fácil de usar. Yo diría que toda familia idealmente debería tener uno en casa. Si no se tiene el dinero suficiente, por lo menos un pulsioxímetro para toda la cuadra. Los barrios podrían organizarse y monitorear diariamente a personas con síntomas, y si estas llegan a determinado nivel de saturación, se les indica que vayan a un hospital.

— ¿Qué razones explicarían que las personas con coronavirus acudan tarde al hospital?

Son varios los motivos. Mucha gente cree que ciertos tratamientos en casa pueden cambiar el curso de la enfermedad. Otras personas tienen miedo de acudir a un hospital. También se demoran porque opinan que en estos centros médicos no hay oxígeno, lo que es cierto. Lo más efectivo sería implementar puntos de oxígeno y camas con personal mínimamente entrenado que pueda monitorear a los pacientes.

— ¿Todavía estamos en una fase crítica de la pandemia?

Los hospitales están repletos. Los pacientes siguen llegando en etapas tardías. El hospital Cayetano Heredia tiene 280 camas para COVID-19 y todas están llenas. Todos los días llegan pacientes que son hospitalizados por esta enfermedad. Si uno tiene síntomas, más importante que recibir tratamiento o hacerse una prueba de diagnóstico, es monitorear su oxigenación, y si esta comienza a bajar, inmediatamente se debe acudir a un centro médico.


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¿Cuáles son los síntomas del nuevo coronavirus?

Entre los síntomas más comunes del COVID-19 están: fiebre, cansancio y tos seca, aunque en algunos pacientes se ha detectado dolor corporal, congestión nasal, rinorrea, dolor de garganta y diarrea. Estos malestares pueden ser leves o presentarse de forma gradual; sin embargo, existen casos en los que la gente se infecta, pero no desarrolla ningún síntoma, precisó la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Además, la entidad dio a conocer que el 80 % de personas que adquieren la enfermedad se recupera sin llevar un tratamiento especial, 1 de cada 6 casos desarrolla una enfermedad grave y tiene dificultad para respirar, la gente mayor y quienes padecen afecciones médicas subyacentes (hipertensión arterial, problemas cardiacos o diabetes) tienen más probabilidades de desarrollar una enfermedad grave y que solo el 2 % de los que contrajeron el virus murieron.

¿Quiénes son las personas que corren más riesgo por el coronavirus?

Debido a que el COVID-19 es un nuevo coronavirus, de acuerdo con los reportes que se tienen a nivel mundial, las personas mayores y quienes padecen afecciones médicas preexistentes como hipertensión arterial, enfermedades cardiacas o diabetes son las que desarrollan casos graves de la enfermedad con más frecuencia que otras.

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