(Foto referencial: Pixabay)
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Redacción EC

La industria ganadera de la no solo fue productiva en su sector, también aportó una gran cuota de (GEI). Por ello, cuando la URRS cayó, también lo hicieron sus emisiones contaminantes. Tal es la conclusión a la que llegó un reciente publicado en Environmental Research Letters.

La disminución no fue poca, en total, según los autores de la investigación, se redujeron 7,61 gigatoneladas (una gigatonelada equivale a 1.000 millones de toneladas) de GEI entre 1996 y 2011, lo que equivale a la cuarta parte de las emisiones de CO2 provocadas por la deforestación amazónica en esos mismo 20 años.

¿Cuál fue la razón?

La Unión Soviética llegó a ser el principal consumidor de carne de vacuno. En 1985, sus habitantes ingerían por persona 32 kg al año, esto es un 300% más que la media mundial.

Para abastecer la ingente demanda, el país tenía que importar alimento de su rival, EE.UU., pues no le bastaba con los millones de hectáreas dedicadas a la producción de forrajes convenientemente dopadas con toneladas de fertilizantes sintéticos, sumamente contaminantes.

El sistema de economía centralizada del comunismo soviético era una máquina de emitir los GEI más importantes, metano, CO2 y óxido nitroso.

Pero en 1991, tras el colapso, todo cambió. Entonces, el Estado ya no pudo seguir subsidiando el grano y tampoco tuvo divisas para comprárselo a EE.UU. Cerca de 62 millones de hectáreas de cultivo, en espacial para forraje, fueron abandonadas.

Las tierras que antes emitían gases, en particular por el nitrógeno de los fertilizantes, ahora capturan CO2 y, a medida que la vegetación natural recupera terreno, esa capacidad de captura aumenta.

Además, la crisis hizo que cambiaran los rígidos hábitos alimenticios de los ciudadanos, quienes pasaron de ingerir 32 kg a solamente 14,3 kg en el año 2000, según lo determinó el equipo de investigadores alemanes y rusos que participaron en el estudio.

Como consecuencia de todo esto, se redujeron en 7,61 gigatoneladas .

Sin embargo, hoy, Rusia sigue contribuyendo a las emisiones de gases invernadero, solo que ahora lo hace desde fuera de casa.

De una Unión Soviética importadora neta de grano en los 80 se ha pasado a una Rusia convertida en el segundo importador de carne del mundo, tras EE UU. La mayoría de los productos cárnicos, hasta el 80% del vacuno, se importan de América Latina. La consecuencia es la deforestación en favor de la ganadería en suelo americano.

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