Bárbara Bistevins Treinani (conocida por su apellido de casada) nació en Letonia en 1941. (Foto: Archivo El Comercio)
Bárbara Bistevins Treinani (conocida por su apellido de casada) nació en Letonia en 1941. (Foto: Archivo El Comercio)
Diego Suárez Bosleman

se dio con la sorpresa de que el maestro zapatero de su barrio estaba leyendo uno de sus artículos en El Comercio. La publicación se refería a la matanza de los delfines en aguas peruanas. Entusiasmada, dijo: “Yo escribí eso”. El hombre, mirándola con seriedad, respondió: “Es un asunto muy importante”.

Esta anécdota resume perfectamente la labor de D’Achille: generar conciencia ambiental. Y lo hizo en la década de los 80, una época en la cual todavía no estaba de moda preocuparse por la . Hoy, día en el que hubiera cumplido 80 años, es pertinente hacer un breve repaso por algunos de sus artículos, los cuales reflejan problemas que siguen vigentes en nuestra sociedad.

–Esperanza para la Amazonía–

Hasta ahora, el problema principal radica en qué hacer con la selva. Cómo poder aprovecharla sin deteriorar el medio, sin exterminar su fauna y empobrecer la flora”, detalla un artículo de D’Achille de mayo de 1989.

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Como solución a esta problemática, D’Achille describe el proyecto de investigación forestal en Jenaro Herrera (Loreto), una iniciativa que –basada en la – buscaba identificar las especies de árboles que presenten mejores índices de crecimiento, sean más resistentes a las plagas y tengan una buena demanda como madera.

“Con los resultados que están siendo obtenidos en Jenaro Herrera, se pueden comenzar a estructurar programas de reforestación y aprovechamiento”, escribe ella con esperanza.

–Lugar ideal–

Una de las fascinaciones de D’Achille fue visitar la estación biológica Cocha Cashu, en el . Es más, relató uno de sus viajes –acompañando a un grupo de estudiantes– en su artículo del 13 de diciembre de 1986.

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Luego de estar tres días en bote, recorriendo el río Alto Madre de Dios, escribe: “Aquí el bosque maduro, de tonos oscuros, está compuesto por árboles que se han tornado cada vez más gruesos, altos e imponentes. Muchas veces sus descomunales ramas soportan enormes y serpenteantes lianas, donde crecen jardines aéreos compuestos por bromeliáceas, helechos, cactus y orquídeas”.

“La variedad de aves también aumenta a medida que remontamos el río hacia zonas cada vez menos disturbadas por cualquier actividad humana. Loros, grandes y chicos, surcan el cielo en bulliciosas bandadas o pareja”, continúa.

Finaliza adelantando sobre la construcción de un albergue en Cocha Juárez, que fomentaría el turismo y facilitaría la llegada de más personas –no solo estudiantes y científicos– a este parque. Meta que hoy ya es realidad.

–Su deseo–

Para D’Achille era fundamental que todos los peruanos entendieran que “el mundo es renovable solo en la medida en que le permitamos renovarse”. Entender esto llevaría –afirmaba– a que la voz pública se alzara para exigir políticas integrales para la protección del medio ambiente.

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Pero alcanzar aquel entendimiento requería una adecuada enseñanza, es decir, explicar de forma sencilla los procesos complejos de la naturaleza, como la reproducción de las plantas. Y ella poseía esa habilidad.

“En su evolución, las plantas y árboles han desarrollado diversas estrategias para lograr su reproducción. Los mecanismos de regeneración, lógicamente, no son planificados por los seres vivientes: se van desarrollando en forma selectiva. A medida que las especie puedan adaptarse a las condiciones de su entorno, tienen mayores probabilidades de supervivencia”, explica en un artículo publicado el 23 de enero de 1988.

“Ella escribía sobre temas ecológicos como si fueran cuentos. Poco a poco iba explicando la situación. Al final tenía una idea bastante clara de lo que pasaba”, dijo a El Comercio Daina D’Achille, hija de Bárbara.

Mi mamá leía un montón: desde libros científicos hasta novelas, ya sea en inglés o en castellano. Uno de sus favoritos era Charles Darwin. Además, si un científico le recomendaba una lectura para entender un tema específico, ella lo leía. Se devoraba los libros”, recuerda Dania, y agrega que ella tenía una gran pasión por esta tierra, por esta nación.

–Para tener en cuenta–

  • D’Achille fue asesinada por Sendero Luminoso en Huancavelica mientras se dirigía a conocer detalles del Proyecto Especial de Camélidos Sudamericanos.
  • Apoyó a los científicos que venían al Perú a hacer investigación. Ayudó en la expedición a la Amazonía de la Sociedad Cousteau en 1982.
Foto: Archivo Histórico El Comercio
Foto: Archivo Histórico El Comercio

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