Carlos Vallejos, ex ministro de Salud. (Foto: Diego Barrio de Mendoza / El Comercio)
Carlos Vallejos, ex ministro de Salud. (Foto: Diego Barrio de Mendoza / El Comercio)
Diego Barrio de Mendoza

El  en esta parte del mundo es un problema cada vez más inquietante y que, según un reciente de The Economist, crecerá sustancialmente en los próximos veinte años. Ante esta situación, el doctor Carlos Vallejos, ex ministro de Salud (2006-2007) y presidente de la Sociedad Latinoamericana y del Caribe de Oncología Médica, tiene una visión optimista sobre las herramientas que tiene nuestro país para combatir esta enfermedad.

En una entrevista con El Comercio, el ex Director General del INEN y fundador de Oncosalud, reveló algunas de sus estrategias para que el Perú vaya por un camino en el que la disminución de fallecimientos por cáncer y una atención de calidad para todos son los principales objetivos. Propone aunar esfuerzos para favorecer la descentralización de la atención médica, mejorar las vías de comunicación y traslado, aplicar novedosas técnicas y no interrumpir los avances que tenemos.

Vallejos, quien fue consultado por la Unidad de Inteligencia del semanario británico para el estudio “Control del cáncer, acceso y desigualdad en América Latina: una historia de luces y sombras”, piensa también que un principal aliado tiene que ser el Ministerio de Educación, debido a que hay muchas personas enfermas que llegan a atenderse recién cuando están graves. Esto último es fatal en el caso del cáncer.

La investigación señala que en el Perú, el riesgo de morir para los pacientes de cáncer es alto (tasa de mortalidad de 0.60), casi el doble que Estados Unidos (0.33) y más que el promedio de Sudamérica (0.55). Además, se especifica que existen deficiencias en financiación y en la disponibilidad de medicamentos, radioterapia y cuidados paliativos, capacitación de personal de salud en atención primaria, descentralización, y una preocupante cifra de oncólogos calificados.

Sin embargo, uno de los puntos rescatables es el Plan Esperanza, uno de los pocos programas nacionales de la región latinoamericana para el tratamiento del cáncer.

- El índice de muertes por cáncer en el Perú es bastante alto. ¿A qué se debe este problema?

Este no es un problema nuevo y no es un problema único del Perú. Es un problema que, con la excepción de Argentina, aunque está declive; de Chile, que tiene una política aceptable; y Costa Rica todo el resto de Latinoamérica tiene el problema del cáncer, que se ve con más énfasis a nivel de Perú, Colombia, Bolivia y Ecuador. Y lo que yo puedo opinar con un poco más de autoridad es que en el Perú se debe innegablemente a la diversidad geográfica. La accesibilidad que tenemos los peruanos a la salud en general es bien dificultosa, sobre todo en las poblaciones de la selva y de la sierra. Eso es básicamente por problemas geográficos. Acceder a una atención es difícil y lo que nos está pasando también es que tenemos grandes vías, pero no tenemos vías que nutren las rutas capilares. Es por eso que hay tanto problema de cáncer avanzado que llega en etapas finales a los centros donde se les puede brindar atención.

- ¿Que solo haya 130 oncólogos calificados acrecienta sustancialmente la problemática?


El número de médicos especialistas también es otro problema. Afortunadamente no son 130. Son 130 oncólogos médicos registrados en el colegio médico, pero anualmente se gradúan como especialistas en oncología un número mucho mayor, que no se habrá registrado probablemente en el colegio médico, pero no es ese el núcleo del problema. El núcleo es la centralización, que la mayoría de profesionales, no solamente oncólogos, sino todos en general y más que nadie los especialistas, se concentran en la capital. Y esa dificultad, o esa mala distribución, también se ve en el campo de la oncología. Y eso, naturalmente, es un tema mucho más importante y serio teniendo en cuenta que el cáncer es un problema de salud pública en este país, es la segunda causa de muerte, a pesar de que no tenemos buenos registros, pero por proyecciones estadísticas se establece con claridad que es la segunda causa de muerte.

- ¿Qué queda por hacer? ¿Vamos por un buen camino?


El cáncer mata más que la tuberculosis y el sida juntos; o sea, es un verdadero problema y se vienen haciendo esfuerzos realmente muy importantes para revertir todas estas. Los mejores resultados en cuanto a políticas para combatir el cáncer se han visto en la proyección a nivel de Colombia y Perú, y nuestro país con un poco más de liderazgo porque a pesar de todas las dificultades, el apoyo político que recibió la lucha contra el cáncer permitió revertir el manejo tan conservador que hubo durante tantos años, en los cuales solo se hablaba de planes pero nada se cumplía, porque no había la decisión política de adoptar este problema como lo que es, un asunto de salud pública y no algo solamente del INEN.

Lo que tenemos que hacer es revitalizar los programas que ha habido y favorecer la descentralización y la desconcentración, y preparar también más gente para que pueda practicar los exámenes de despistaje, para lo cual no se necesita ser especialista: un médico general, un médico de familia, entrenado en prevención y detección precoz, ayudaría muchísimo. El sistema de telemedicina permitiría también satisfacer la necesidad de tener gente que interprete las mamografías y los estudios de papanicolaou, no necesariamente tiene que haber un citólogo y un mamógrafo en cada puesto, se pone en los centros de referencia de la provincia, los hospitales principales y desde allí enviar a una central en la que se podría interpretar, como se hace en muchas partes del mundo, y así satisfacer las necesidades de la población de impulsar las políticas de prevención.

Pero, eso tiene que ser un esfuerzo permanente y conjugado, y el que tiene la autoridad para hacerlo es el INEN, que debe cumplir con el plan nacional de prevención, detección y diagnóstico del cáncer. Este órgano rector dirigido por especialistas es el que tiene que comandar y retomar este liderazgo para que los resultados continúen siendo favorables. Tampoco podemos esperar que en este momento haya disminuido la incidencia de cáncer de cuello uterino o que haya disminuido el cáncer de mama, porque es una campaña de largo aliento, pero que no se puede interrumpir. Ese es el mensaje más importante. Por favor, no interrumpir, no crear organismos paralelos. Todos debemos contribuir a una sola causa: derrotar al cáncer. ¿Cómo lo derrotamos? Previniéndolo; y si no lo podemos prevenir, diagnosticándolo en una etapa precoz en la cual el cáncer ya no va a matar, sino que será un cáncer que se va a curar o que se pueda convertir en una enfermedad crónica.

- ¿El problema de que el 70% de los pacientes lleguen con un cáncer avanzado se combate básicamente con educación?

La educación, claro. Cuando estábamos en el sector público nosotros trabajábamos con el Ministerio de Educación. Y ese ministerio es un socio estratégico, porque el niño transmite lo que le enseñan en el colegio a sus padres y los estimula. Es parte de la educación que los miembros de la familia participen de todas estas campañas y allí se enseña que el cáncer es una enfermedad que se puede prevenir, que si se detecta temprano se puede curar, en lenguaje simple. El cáncer es la enfermedad crónica con el más alto índice de curación, pero si no la podemos manejar (diagnóstico oportuno y tratamiento adecuado) se convierte en una causa de muerte muy importante, la segunda.

- Si uno de los principales problemas es la accesibilidad, los registros de pacientes con cáncer también se pueden ver afectados.


El otro problema que hay es el registro. Nosotros no tenemos registro de cáncer. Parte del plan de prevención era también establecer los registros de cáncer en cada una de las regiones. Ahora, lo único que hay es registros de cáncer en Lima Metropolitana, en Trujillo, Arequipa y Junín; nada más. Todos son datos indirectos: tenemos aproximadamente entre 45 y 50 mil casos nuevos al año, se mueren el 70%.

- En el informe señalaron que el cáncer de mama está creciendo en nuestro país, sobre todo en mujeres jóvenes ¿Por qué?

Esa es una pregunta muy difícil de responder, pero no hay tampoco datos que sean estadísticamente significativos. O sea, es innegable que se ve el cáncer en gente más joven con mayor frecuencia de la que se veía antes, pero también hay un detalle importante: en este país se disminuyó la mortalidad materna infantil. Entonces, la gente ha sobrevivido y sigue sobreviviendo más que antes y esa podría ser una explicación.

Y de otro lado, si es así, contamos con la gran fortuna de que el cáncer de la mama, que era una enfermedad inexorablemente fatal hace algunos años, actualmente con cirugía mínima, radiación, quimioterapia y hormonoterapia se cura en más del ochenta por ciento si se diagnostica en una etapa precoz. Se cura, no solamente se mejora, y sin mutilación; manteniendo la mama, solamente con la cicatriz que queda después de haber extraído el tumor. Ese es el valor de la prevención y el diagnóstico precoz y el tratamiento adecuado y oportuno.

Esas son las cosas que marcan la diferencia y el sueño es que en el Perú no haya cáncer avanzado. Cambiarle el rostro al cáncer, es el lema, que la gente no llegue con cáncer avanzado, ergo, en vísperas de morirse.

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