(Foto: EFE)
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Redacción EC

Una nueva tecnología de regeneración de huesos, cuyo desarrollo ha liderado el científico español Manuel Salmerón-Sánchez, consiguió evitar que la pierna de un perro fuese amputada. Se trata de un proyecto que busca ayudar a las víctimas de las minas antipersonales.

Veterinarios y científicos de la Universidad de Glasgow (Escocia) han desarrollado esta técnica gracias al financiamiento recibido por la ONG "Find a Better Way", dedicada a apoyar a las personas que han sufrido amputaciones como consecuencia de este tipo de armas.

El animal, llamado Eva, ha sido el primero en probar con éxito esta nueva forma de regeneración de huesos que -en un futuro- esperan poder utilizar en personas heridas por minas antipersonales o explosivos de guerra.

"Miles de civiles son heridos cada año por esta causa y este proyecto podría transformar su calidad de vida", sostienen los responsables.

El veterinario de Eva, William Marshall, se enteró "por casualidad" del proyecto y convenció a sus líderes -Salmerón-Sánchez, experto en biotecnología, y el profesor Matt Dalby- para que lo probaran en la perra.

Los investigadores no tenían pensado comenzar con los ensayos hasta dentro de unos años, pero la situación de Eva era tan crítica que decidieron lanzarse.

El año pasado un carro atropelló a la perra, y su pierna delantera, pese a recibir un tratamiento de vanguardia en el Hospital de Pequeños Animales de la Universidad de Glasgow, no se recuperaba del todo.

Además, una infección persistente obligó a los veterinarios a eliminar tejido óseo, dejando a Eva con un espacio de 2 centímetros en la parte superior de la pata. La amputación parecía inevitable, según su veterinario.

La investigación sobre crecimiento óseo que estaban llevando a cabo los investigadores trataba sobre varias tecnologías, pero el veterinario de Eva se interesó por una en particular, que consistía en conseguir que el nuevo tejido óseo creciera en un lugar donde de otro modo no se regeneraría naturalmente.

El tratamiento consiste en una nueva forma de administrar una proteína de origen natural llamada BMP-2, que hace que los huesos crezcan.

El problema de esta proteína era conseguir que se pegara en el lugar correcto, ya que en pruebas anteriores se comprobó que se desperdigaba por el cuerpo, causando que el tejido óseo se desarrollara en lugares no deseados.

Fue el profesor Salmerón-Sánchez quien descubrió que un ingrediente muy común en la pintura y el esmalte de uñas, llamado poliacrilato de etilo o PEA, era idóneo para mantener la BMP-2 en el lugar requerido.

Así, Marshall recubrió el hueso de Eva con PEA y la citada proteína, algo que nunca se había probado en ningún animal o persona.

El hueso del perro se restableció. Ahora, siete semanas tras el procedimiento, este animal se encuentra en camino de la recuperación completa.

Aunque el ingrediente PEA se utiliza en cientos de aplicaciones diarias, nunca ha sido aprobado para su uso médico en seres humanos, algo que con este proyecto buscan cambiar en los próximos años.

Fuente: EFE

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