“Países como Brasil, Argentina o El Salvador ya tenían medallas de plata y de oro, nosotros nos estábamos quedando atrás. Yo buscaba que recuperen la fe en nosotros”, explica Fabián. (Juan Ponce / El Comercio)
“Países como Brasil, Argentina o El Salvador ya tenían medallas de plata y de oro, nosotros nos estábamos quedando atrás. Yo buscaba que recuperen la fe en nosotros”, explica Fabián. (Juan Ponce / El Comercio)
Renzo Giner Vásquez

Cada año los mejores alumnos de química de 76 países disputan la Olimpiada Internacional de Química. Este año, la ciudad de Nakhon Pathom, en Tailandia, fue sede de la competencia y por primera vez una de las 35 medallas de oro llegó al Perú.

—¿Cómo es una olimpiada de química?
Las olimpiadas científicas normalmente constan de dos partes: una teórica y la otra experimental. En este caso, la experimental duró cinco horas. Calificaron destrezas en el laboratorio, manejo de algunos instrumentos y la construcción de algunos sistemas para hacer ciertas reacciones.

—¿Y la teórica?
También duró cinco horas, sentado ante una mesa y resolviendo problemas. Te daban un refrigerio, pero yo estaba tan nervioso que solo tomaba agua.

—¿Cuál fue la pregunta más difícil?
A ver, en total fueron 11 preguntas en el teórico y las más difíciles fueron las dos últimas. Eran sobre química orgánica. Una pregunta consistía en descifrar tres compuestos químicos y sintetizar dos de ellos. Lo complejo fue que para saber cuáles eran los compuestos debías resolver una especie de acertijo. La otra era sobre alcaloides, era la pregunta que valía más en el examen.

—Casi 300 alumnos participaron en la olimpiada…
Sí, 296 para ser exactos. Yo no sé mucho inglés, pero pude conversar cosas básicas con algunos suizos, estadounidenses y británicos. Lo bueno fue que me junté con otros latinoamericanos, nos pusimos a jugar fútbol y cuando me di cuenta también estaban jugando húngaros, saudíes, pakistaníes. Al final había casi un jugador por país [risas].

—¿En estos torneos se estudia mucho al rival?
No, no hay mucha rivalidad.

—Pero debía haber los marcados a vencer...
Escuché por compañeros ex olímpicos que China y Rusia siempre eran los mejores. No los veía como rivales pero sí como los que más sabían, por eso busqué intercambiar algunas palabras y monedas de nuestros países con ellos.

—Es la primera vez que tenemos una medalla de oro.

Sí, antes solo habíamos conseguido medallas de bronce. Algunos estuvieron cerca de la de plata pero no se pudo. Por eso yo fui con el objetivo de obtener una presea plateada, veía muy lejana la de oro y sentía que si me enfocaba solo en ella y no lo lograba me deprimiría.

—¿Cuándo te diste cuenta de que la de oro era posible?
Recién en el examen. Dejé todo lo que había practicado en estos dos años y obtuve el puesto 27 en el mundo. Eso nos convierte en el único país latinoamericano entre los 35 mejores del mundo, el resto eran europeos, asiáticos y de Estados Unidos.

—Cuéntame sobre tu preparación…
Todo empezó en el 2015, cuando quise participar en la Olimpiada Peruana de Química organizada por la PUCP. Debo confesar que antes de eso no me gustaba la química, pero ese verano estuve leyendo y vi que los temas se conectaban entre sí. Gané la Nacional en el 2015, en el 2016 participé en un curso intensivo en la PUCP y este año fui al Mundial.

—¿Cómo puede uno interesarse en la química?
Lo que a mí me funcionó fue estudiar enlaces químicos, geometría molecular y fuerzas intermoleculares. Son una buena puerta para entrar al mundo de la química.

—¿Qué te gustaba antes?
Las matemáticas. En 6° de primaria, 1° y 2° de secundaria participé en concursos de matemáticas, pero no pude cumplir mi objetivo de ganar el torneo nacional. La verdad es que no me preparé lo suficiente, ni siquiera llegué a la final. Fue algo muy duro para mí, pero ahora, tras descubrir la química, no me siento tan mal.

—¿La ciencia nos importa?
Solo preocupa a un grupo muy reducido. Imagina cuánto habrían ayudado los científicos en las inundaciones por El Niño costero. Por ejemplo, con todos los derrames de petróleo que hubo en los últimos meses en la selva. Un químico podría extraer esos restos de petróleo sin afectar la fuente de agua.

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