Representación conceptual de Sukunaarchaeum, el ser con el genoma más pequeño conocido, que sobrevive al borde entre la vida y lo inerte. Imagen creada con IA.
Representación conceptual de Sukunaarchaeum, el ser con el genoma más pequeño conocido, que sobrevive al borde entre la vida y lo inerte. Imagen creada con IA.

Un equipo de científicos ha descubierto un microorganismo marino tan simple que apenas cuenta con lo esencial para seguir vivo. Se trata de Candidatus Sukunaarchaeum mirabile, una arquea que ha batido el récord del más pequeño conocido entre las células autónomas, y que podría cambiar la forma en que entendemos los límites de la vida.

Este diminuto ser fue encontrado en el interior de una microalga marina, donde vive asociado a otros microbios. Lo sorprendente es que su genoma mide solo 238 mil pares de bases, casi la mitad que el del anterior récord, el Nanoarchaeum equitans, con 490 mil. Esto significa que Sukunaarchaeum posee un conjunto de genes extremadamente reducido.

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Según expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), este microbio carece de casi todas las funciones que solemos considerar básicas para un ser vivo: no puede producir aminoácidos, ni generar energía por sí mismo. Sus genes se enfocan casi exclusivamente en copiar su ADN y fabricar proteínas, lo justo para multiplicarse. En esencia, su única función parece ser replicarse.

Lo más curioso es que, a pesar de su simplicidad, Sukunaarchaeum no es un virus. A diferencia de estos, posee ribosomas y otros elementos que le permiten fabricar sus propias proteínas, aunque dependa totalmente del ambiente dentro de su huésped para sobrevivir.

Este descubrimiento se hizo gracias a un que analizó el ADN de todos los microbios presentes en una sola célula de alga marina. Los científicos encontraron, entre otros genomas, uno circular, muy pequeño y desconocido. Con técnicas avanzadas de secuenciación lograron reconstruirlo y comprobar que se trataba de una arquea nunca antes vista.

Al analizar su información genética, los investigadores vieron que más del 70% de sus genes conocidos están dedicados al manejo del ADN y la producción de proteínas. Prácticamente no posee genes para realizar funciones metabólicas, lo que indica que depende por completo de los nutrientes de su huésped.

Los científicos también hallaron secuencias similares a las de Sukunaarchaeum en distintas muestras de océanos del mundo, lo que sugiere que no es un caso aislado: podría existir un grupo más amplio de microbios que viven de forma parecida, completamente dependientes de otras células.

Este hallazgo no solo bate un récord, sino que desafía nuestras ideas sobre qué es lo mínimo que necesita una célula para vivir. Revela un mundo microbiano aún lleno de secretos, en el que la vida puede adoptar formas mucho más simples y extrañas de lo que imaginábamos.

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