¿Qué fue de Kim Dotcom, el peor enemigo de Hollywood?
¿Qué fue de Kim Dotcom, el peor enemigo de Hollywood?
Redacción EC

Pensaron que finalmente lo habían atrapado. Kim Dotcom, el hacker multimillonario reconvertido en emprendedor, estaba en el techo de su mansión neozelandesa, esposado y rodeado.

Uno a uno se fueron llevaron sus coches de lujo, y las cuentas que tenía en varios países fueron congeladas.

Su página web, Megaupload, fue cerrada.

Las demandas contra él se interpusieron en un tribunal del estado de Virginia. Dotcom, según las autoridades estadounidenses, era el ideólogo detrás de una "empresa criminal" que usaba Megaupload para obtener ganancias de la piratería a una escala "masiva". Ahora enfrenta a 20 años de prisión.

"Ahí fue cuando entendí en qué se había convertido Estados Unidos", me dijo desafiante cuando fui a verlo.

"Cómo mienten a todo el mundo cuando quieren que se haga algo. Ni la ley importa", añade.

"Yo fui una víctima de todo esto, y me dije a mí mismo: 'Este es el mundo en el que vivimos, y alguien tiene que resistir y luchar contra ello'".

Y vaya si luchó.

Dotcom se enfrenta a algunos de los ejecutivos más poderosos de Hollywood, que lo acusan de ser responsable de pérdidas de millones de dólares para la industria, dinero que aseguran él utilizó para pagar una estupenda mansión en las colinas cercanas a Auckland, Nueva Zelanda.

Burbuja feliz

Y aquí, en Auckland, es donde tiene lugar nuestra cita, más de dos años después del arresto, en una soleada tarde de viernes. Dotcom acaba de terminar de almorzar.

Está sentado solo en una larga mesa de madera, al lado de una mesa de billar que no parece haber sido usada demasiado. A su derecha, una piscina que sí parece haberlo sido.

Hay algo en esta escena que resulta obvio: Dotcom no está en la cárcel.

Desde su arresto, ha estado planeando un deslumbrante regreso legal y profesional. Gracias a una serie de retrasos –y, en algunos casos, evidencias que se vinieron abajo- todavía no ha podido ser extraditado a Estados Unidos para enfrentarse a los cargos de los que se le acusa. Su próxima audiencia es en julio.

Dotcom recuperó sus autos, algo de su dinero y empezó una nueva compañía, Mega, con -básicamente- el mismo propósito que Megaupload, pero con distintos términos y condiciones, y una mejor encriptación. Ya vale más de US$100 millones.

Recientemente, hizo un movimiento inesperado: lanzó su propio partido político, centrado en políticas sobre internet.

"El Partido de Internet nació tras esa injusticia", me comenta.

"Me sacaron de mi burbuja feliz, de mi vida de creación e innovación. Me desperté ante una realidad totalmente distinta".

"Nos importa la justicia social, las libertades y los derechos humanos. Queremos que los gobiernos respeten los derechos humanos, especialmente los relacionados con la privacidad. Creo que va a tener un atractivo grande, sobre todo a nivel internacional", añade.

Días después, en una conferencia dirigida a sus seguidores, definió la misión de su partido con estas palabras: "Están atacando internet, y tenemos que salvarla".

Motivos cuestionables

Kim Schmitz nació en Alemania occidental en 1974 y no se convertiría en Kim Dotcom hasta 2005.

En su adolescencia fue atrapado por hackear importantes sitios de internet, pero hizo un acuerdo para trabajar para "los buenos" en seguridad. Posteriormente, una condena por uso de información privilegiada lo obligó a marcharse del país.

Tras un breve periodo en Tailandia, Dotcom se estableció en Hong Kong, donde fundó Megaupload. La Fiscalía dijo que fue con esta página con la que cometió sus delitos: él sabía que sus usuarios compartían contenido protegido por derechos de autor, e incluso lo fomentaba.

Su defensa es que él no es responsable de lo que los usuarios suben a la red, y que su compañía se deshacía del contenido ilegal en cuanto tenía noticia.

Pero los creadores de contenido aseguraron que el proceso era muy difícil. Dotcom dice que es fácil. Y así van, de un abogado al otro.

Su pasado le ganó fama de ir de un país a otro escapando de la ley. Y así es como le recibieron muchos en Nueva Zelanda cuando el país le concedió residencia en 2010: como un rico extranjero que usaba a Nueva Zelanda como paraíso fiscal.

Pero su arresto lo cambió todo.

De repente Dotcom comenzó a ser considerado como que le hacía frente al gobierno y, algo más crucial aún, a Estados Unidos. Muchos neozelandeses no estaban contentos con el nivel de influencia que las autoridades estadounidenses parecían tener sobre su propio gobierno.

Pero aun así, muchos cuestionaron los motivos del empresario en Nueva Zelanda. Algunas políticas, en concreto reformas de la ley de derechos de autor, parecen estar a su favor. Él no está de acuerdo.

"No hay interés personal detrás de esto", afirma.

"Cambiar las leyes de derechos de autor resolverá los problemas que la industria de contenidos está creando alrededor de la piratería".

Entre estas ideas, una se destaca sobre las demás. Si un estudio lanza una película en inglés en el mundo, debe ser lanzada en Nueva Zelanda al mismo tiempo.

"Si no lo haces, y alguien encuentra una versión pirateada en internet, entonces no culpes a esa personas de la descarga. Es tu culpa".

Un sistema político favorable

Las ambiciones de poder de Dotcom no son disparatadas. Al ser extranjero no puede presentarse él mismo a presidente, pero puede elegir a alguien para hacerlo por él. Para ello quiere llevar a cabo audiciones públicas en una especie de concurso de popularidad política.

El sistema político del país permite que los partidos minoritarios, incluso los recién formados, puedan amasar cierto poder a través del "voto al partido favorito", una selección adicional que los votantes pueden hacer además de votar por un candidato individual.

Este sistema favorece a grupos como el de Dotcom, con prácticamente una sola causa, sobre todo si se agrupan con otras formaciones políticas.

Es por ello que viajé a la ciudad de Rotorua.

Fuimos allí para encontrarnos con los dirigentes del Partido Mana, una escisión del Partido Maorí.

Dotcom se encuentra tras el volante de su querido Mercedes 4x4 con matrícula KIM.COM. La gente toca la bocina y saluda a nuestro paso y, en cada parada, se acercan a saludar.

Es difícil saber si lo apoyan o si son solo curiosos fascinados por un personaje que han visto en televisión.

"En los últimos dos años circulan muchas historias sobre mí en Nueva Zelanda y la gente está intrigada", dice Dotcom.

"Pero si toda esta intriga me ayuda a atraerlos, y a escucharlos, y a transmitirles mis ideas… entonces gano".

En las carreteras neozelandesas no se pasa del límite de velocidad: que lo agarrasen supondría incumplir las condiciones por las que salió en libertad bajo fianza. Incluso para los estándares de Dotcom, terminar el día entre rejas no es una jornada de campaña ideal.

Encuentro con los Maorí

Dotcom quiere convencer a los miembros del Patido Mana de aceptar una unión, lo que daría a ambos partidos una buena oportunidad de ganar dos asientos en las elecciones de septiembre.

Llegamos a Rotorua y enseguida nos adentramos en una especie de circo mediático, una escena en la que está muy cómodo el líder de Mana, Hone Harawira.

"Estoy casi seguro de que, en este momento, todos los medios de este país están en esta habitación", bromea Harawira. "Para escuchar lo que tengo que decir".

Con su discurso Dotcom se los gana: el partido vota comenzar las conversaciones para una posible fusión.

Y yo no lo consigo entender. ¿Qué puede haber en común entre los maoríes, una de las comunidades más pobres del país, y un multimillonario alemán fan de la banda ancha?

"Todo el que se comporte como 'un hombre', como hace él, nos parece bien", dice Taiaha Hawke, experto maorí en protocolo.

Los millones de Dotcom serán también útiles para la campaña del partido Mana.

Regresamos a la mansión de Dotcom para comprobar los resultados de la jornada en los medios, particularmente en un día en el que una famosa pareja británica también se encuentra de visita en la ciudad.

"¡Sí!", grita Dotcom. "¡Le ganamos a la pareja real! ¡Genial!".

"Es un héroe"

Las encuestas muestran que el apoyo al alemán está creciendo. Dotcom cree que gran parte de este apoyo es gracias a un hombre: Edward Snowden, y las revelaciones que impresionaron al mundo entero.

"Para mí, personalmente, es un héroe… su sacrificio será recordado como uno de los más heroicos de nuestro tiempo", comenta Dotcom.

"Él solo le abrió los ojos al mundo sobre una injusticia. Porque lo sabemos, podemos hacer algo sobre ello".

Le digo que si sus aspiraciones políticas son tan exitosas como él cree, podría verse en una posición en la que podría presionar para que Nueva Zelanda concediese asilo político a Snowden.

"Creo que eso está muy lejos", arguye.

Le pregunto si alguna vez habló con él. "Mm… sí".

¿Acerca de qué?

"No quiero hablar de ello".

Política en la piscina

La mañana siguiente Dotcom invita a todos los miembros del Partido de Internet a su mansión con la promesa de un picnic y "un baño en lo piscina con Kim".

Situada a cerca de una hora de Auckland, es difícil no ver la mansión. La casa principal está en la base de una gran colina y, desde lejos, parece una especie de hotel medieval.

Bajo una mirada un poco más atenta, es más como un cuarto de adolescente exagerado. Televisiones enormes en cada esquina y un cuarto de video juegos en el que hay un mural representando a Dotcom y su mujer como personajes de video juego.

El logo de Mega está en toda la propiedad. Cortado en el césped, por ejemplo, o en el centro de algunas ventanas.

Dependiendo del punto de vista, es una vulgar demostración de mal gusto o un constante recordatorio para Dotcom de cómo consiguió dinero suficiente para poder vivir aquí.

Cerca de 500 personas vienen a la fiesta. Un miembro del equipo de Dotcom le recomienda que aparezca en la mayor cantidad posible de selfies para mejorar la presencia en redes sociales. Dotcom le hace caso.

En la piscina, el alemán mantiene su posición mientras los miembros lo bombardean con ideas, incluida una sugerencia de cambiarse el nombre a Kim Dot-org durante un tiempo.

Nadie menciona la posibilidad de cárcel. Al menos no cuando él está escuchando.

Batalla épica

Dotcom describe su situación como David contra Goliat, Godzilla y los dinosaurios.

Con dos metros de altura, Dotcom no es un David cualquiera.

Y la batalla continúa: días después de mi llegada a Nueva Zelanda, la industria del cine y de la música inician más acciones legales, esta vez demandas civiles que exigen compensación por pérdidas de regalías.

Dotcom asegura que esto es evidencia de que la causa criminal se está viniendo abajo.

"Este es el tema: los hechos están de mi parte. Tengo a la verdad de mi parte. Prevaleceré porque no soy el criminal en que quieren convertirme".

"Duermo muy bien por las noches", asegura.

"Pueden iniciarme una decena más de demandas, no cambiará nada. Al final, prevaleceré".

En su casa, rodeado de una familia de jóvenes niños y su mujer, Mona, creo que la idea de la cárcel le preocupa más de lo que demuestra.

"Me he embarcado en esta lucha y la continuaré. Va a ser épica", asegura.

Y aquí es donde nos despedimos, Dotcom tiene una cita con sus abogados.

"Abogados", suspira… "siempre estoy viendo a abogados".

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