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¿Llegó la hora de reinventar el paraguas? - 2
Redacción EC

Se pierden. Le pueden sacar un ojo a alguien. Se portan mal cuando hay mucho viento. Los existen desde hace más de 3.000 años. Son uno de los diseños clásicos del mundo moderno. De Mary Poppins al Mikado, pasando por las rutinas de daza del género burlesque, aparecen regularmente en la cultura popular.

Más de 5.000 modelos se venden en la tienda por Internet Amazon. Una ciudad -Songxia, en China- produce más de 500 millones de unidades al año en sus 1.000 fábricas.

Los hay de todos los tamaños y colores. Pero lo fundamental que creemos saber de los es que no cambian. Pensamos que nunca van a ser mejores que ahora. Pero diseñadores jóvenes están tratando de reinventarlos.


Los paraguas tienen una tendencia a hacer travesuras con el viento.

Los paraguas tienen una tendencia a hacer travesuras con el viento.

El paraguas más común, que tiene "costillas" de metal que se doblan bajo la copa, fue vendido por primera vez por el inglés Samuel Fox en 1852. Los modelos compactos y colapsables han estado a la venta desde los años 30, mientras que los paraguas estilo palo de golf se venden masivamente desde los años 70.

También hay versiones plásticas más baratas, algunas veces transparentes, así como modelos desechables. Hay edecanes que cargan los paraguas de los jefes de Estado y de celebridades, mientras que cuando sale el sol parecen brotar del suelo enormes parasoles en las playas y los jardines.

Podría pensarse que la mayoría de las cosas que se puede hacer con los paraguas ya las pensó alguien. Pero hay diseñadores que están buscando la manera de que evolucionen.

"Todavía hay mucho que puede hacerse", dice Justin Nagelberg, un neoyorquino que creó el "Sa", un paraguas basado en el origami, el arte japonés de doblado de papel. "Creo que en 20 años la gente no estará usando los mismos que usamos hoy".

Nagelberg piensa que la verdadera innovación vendrá por los materiales. Está estudiando la creación de un "poncho con un sombrero estructural en la parte superior", que acabaría con la necesidad del paragua; un modelo que, enfatiza, no se verá como los ridículos sombreros-paraguas que se venden hoy en día.

El "Sa" se inspira en los paraguas desechables que se consiguen en Tokio, ciudad donde Nagelberg estudió. Está diseñado para volver a su forma original si el viento lo voltea.

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Una breve historia del

Los parasoles se han usado para protegerse del Sol desde hace más de 3.000 años en Egipto. Se cree que los paraguas para la lluvia fueron inventados en la antigua China.

Las sombrillas se consideraban en general como un accesorio femenino, hasta que a mediados del siglo XVIII el viajero inglés Jonas Hanway desafió la tendencia. A pesar de las burlas iniciales, otros hombres comenzaron a usarlas.

La primera tienda dedicada a los paraguas, James Smith and Sons, abrió en la calle New Oxford Street de Londres en 1830 y sigue abierta hasta el sol -y la lluvia- de hoy.

En los años 50, las copas de nylon, que no se pudren, comenzaron a utilizarse en la fabricación de los paraguas. La resistencia del material permitió desarrollar los paraguas de palo de golf en los años 70.

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Tomado en cuenta el impacto ambiental de los miles de que son desechados, la diseñadora Ayca Dundar, asentada en Reino Unido, inventó el "Drop", una copa que salta a presión hecha de sólo siete piezas. Dice que es fácil de reparar, lo que significa que cuando un componente se rompe no hay que reemplazar el producto completo.

Dundar está consciente de que no hay mucho margen para rediseñar el paraguas clásico y cree que la "durabilidad" seguirá siendo la consideración más imporante. Pero a medida que la población de las ciudades crece y más gente pasa más tiempo trasladándose de un lugar a otro, se crearán más desafíos.

"Nadie quiere llevar un muy grande cuando se anda con equipaje", dice. "Tampoco cuando está en el bar o en el transporte público. Por eso (los fabricantes) se están concentrando en hacer que la estructura mecánica sea portátil y pequeña".

En años recientes, la compañía holandesa Senz inventó un paraguas que fue probado para soportar vientos de hasta 100kph. Diseñado por Gerwin Hoogendoorn, tiene una forma serpenteante, lo que lo hace más aerodinámico.

Senz, que comercializa sus productos en Europa, el este de Asia y Norteamérica, también ha desarrollado modelos que se abren y cierran automáticamente y pueden ser sujetados a las bicicletas.

"Hay varias frustraciones de larga data con los ", dice el líder comercial del proyecto, Marinka Eekman. "Al principio la gente simplemente no creía que podía mejorarse su diseño. Todavía hoy notamos que cuando las personas llevan nuestros productos se les acercan los curiosos. Se preguntan por qué se ve como se ve".

"Lo estamos adaptando al mercado moderno. La gente quiere tener paraguas que vaya con su personalidad, especialmente en Reino Unido. Es un símbolo de estatus tener un buen paraguas. También sirve para mostrar que se está al día con la moda... y puedes ser divertido".

¡Peligro! Paraguas en uso

La Real Sociedad para la Prevención de Accidentes de Reino Unido no tiene cifras sobre accidentes con paraguas, pero advierte de los peligros de utilizarlos en áreas expuestas durante tormentas eléctricas.

En 2012, investigadores de la Universidad Monash de Australia llegaron a la cifra promedio de 20 lesiones relacionadas con paraguas por año tras estudiar 38 departamentos de emergencia hospitalaria.

No había registro de ninguna muerte, pero varias personas sufrieron de lesiones en los ojos. Eekman dice que su empresa y otras están tratando de minimizar tales riesgos.

Un paraguas del futuro que podría lograr este objetivo es la "Air Umbrella", desarrollada en Japón, que no tendría copa. En su lugar, despediría aire caliente a través del mango, que desviaría las gotas de lluvia antes de que le caigan en la cabeza al usuario.

La pérdida del control del paraguas es un problema particularmente problemático en áreas muy concurridas y con fuertes vientos. La compañía japonesa H Concept asegura haber resuelto el problema de los que se voltean y se rompen poniendo los brazos de metal arriba de la copa, en vez de abajo. Eso significa que "la fuerza de vientos fuertes puede ayudar a mantenerlo abierto", según el escritor Andrew Liszweski.

El inventor británico Stephen Collier creó el "Raindershader", con forma de casco, que ha sido probado para soportar fuertes vendavales.


Stephen Collier y su "Rainshader"

Stephen Collier y su

Y al estudiante de la Universidad Brunel, Simon Warne, se le ocurrió el "Brolli", un modelo que es flexible y se dobla con el viento. Además, incorpora el mango en un tubo central en el que puede guardarse la copa, lo que significa menos agua que chorrea en el piso cuando se cierra el paraguas mojado.

No todos los radicales llegarán un día a las tiendas, pero el mercado global es enorme. China da cuenta de tres cuartos del total: en 2010 se vendieron paraguas, bastones y látigos por un monto cercano a los US$2.400 millones.

Así que probablemente no faltarán empresarios con iniciativa que intenten convencer al mercado de comprar sus modificaciones. Pero, ¿es nuevo, en realidad, lo que ofrecen?

"El paraguas convencional es un diseño muy bueno y me encanta", dice Nagelberg. "La gente le tiene mucho cariño. Pero son momentos para reimaginarlo", dice Liszweski.

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