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Redacción EC

Cuando se filtran las primeras imágenes de los futuros modelos de los más esperados es usual que no todos queden contentos. Pero pocas veces hay una ola de rechazo como la que provocó la revelación de las primeras fotos del Pixel 4, de Google, y la filtración de lo que se rumorea sería un render del iPhone XI, o como quiera que se termine llamando el nuevo flagship de Apple.

En ambos casos, la razón es aparente: los fabricantes optaron (habrían optado, en el caso de Apple) por incorporar un diseño cuadrado para albergar la batería de cámaras.

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Es, por decir lo menos, un cambio considerable para el teléfono de Google, que por años libró la pelea por la supremacía en materia de calidad fotográfica con software.

Mientras otros fabricantes sumaban cámaras, hasta el modelo pasado el Pixel seguía teniendo apenas una. Si ha de creerse en la imagen distribuida por Google, el nuevo modelo tendría al menos dos sensores principales, más uno dedicado a profundidad, 3D o time of flight o cualquier otro desarrollo... y un flash.

Lo de Apple es lo mismo, pero de alguna manera es peor. En el diseño filtrado –que por esa misma razón hay que aclarar que podría no ser el definitivo– la batería de cámaras es cuadrada y más o menos del mismo tamaño que en el Pixel. Pero la ausencia de simetría hace ver el conjunto algo extraño y decididamente inusual en un aparato con el logo de la manzanita.

Lo más irónico es que se da por hecho que el nuevo iPhone no incorporará un cambio drástico en sus componentes o en su desempeño. Que sí lo hiciera en su apariencia sería, por lo menos, notable. El XI (de nuevo, si es que así se llama) seguiría apostando por el Face ID como medio de autenticación y por el TrueDepth que la hace posible como as bajo la manga de sus cámaras frontales.

En sus cámaras traseras, cabe esperar algo parecido a lo que hay hasta ahora: 4K hasta 60 fps, opciones de gran angular y teleobjetivo y un modo retrato sin rival.

Los adelantos de la apariencia tanto del Pixel 4 como del nuevo iPhone fueron recibidos con menos entusiasmo del que cabe esperar desearían sus fabricantes.

En el caso de Google, además de la batería cuadrada los diseños sugieren que se eliminó el sensor de huellas y se abandonó el hasta ahora tradicional diseño bipanel en la parte de atrás. Sin embargo, es el cuadrado el centro de la mayor controversia.

Y sin embargo, hay que recordar, no fue Google ni sería Apple el inventor de ese diseño. Desde hace casi un año habita en el mercado el Huawei Mate 20 Pro, cuyo rasgo característico es, cómo no, una batería cuadrada de cámaras en la parte trasera.

Pero, y este detalle puede ser clave, las cámaras del Mate 20 Pro están en el centro de su panel trasero y, sea por la simetría resultante, por su acabado en cristal o por cualquier otra razón, de hecho se le señaló en su momento como uno de los terminales más bonitos en el catálogo de la firma china.

Un gordo fracaso

Pero puede que el título del teléfono más feo de 2019 haya sido decidido desde muy temprano en el año.

En marzo, Energizer llevó al Mobile World Congress de Barcelona un celular con capacidad -según aseguraron los voceros de la firma- para hacer llamadas 75 horas seguidas. Pero a nadie escapaba que su aspecto se asemejaba más al de un ladrillo.

A pesar de los colosales 18.000 mAph de su batería, y de un amplio cubrimiento en medios, no muchos se mostraron dispuestos a pagar 600 euros por un aparato decididamente feo y que no resultaba apto para todos los bolsillos, no por lo costoso sino por sus 18 milímetros de grosor.

Por eso el Power Max P18K parece condenado a unirse en los anales de la infamia a nombres como el Nokia 7280 (ampliamente vituperado por parecer más un lápiz labial que un teléfono), el Toshiba G450 (que parecía un control remoto) y el desastre cuadrado que fue el LG Vu, más recientemente invocado por el Blackberry Passport. Apenas el año pasado, Aquos lanzó el R2 Compact, que ingresó rápidamente a la lista por tener no uno sino dos notches.

Claro, siempre es posible esperar que los renders que conocemos sean falsos, o que los teléfonos sean rediseñados a última hora, en especial tras el rechazo de numerosos observadores del sector. Pero si son reales, también es posible esperar -o temer- que la fuerza de Google y Apple como marcas genere una tendencia que termine siendo imitada por otros fabricantes. Al fin y al cabo, el mensaje es claro: “Soy cuadrado y estoy orgulloso”.

Fuente: El Tiempo/GDA

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