(Foto: Archivo El Comercio)
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Redacción EC

No hay duda que cada vez nos volvemos más dependientes de los , que sin duda son una gran herramienta no solo para mantenernos comunicados, también para realizar una increíble variedad de operaciones útiles en nuestro día a día.

No obstante, el abuso del uso del móvil tiene consecuencias sobre nuestra salud física y emocional, por ejemplo, los trastornos de sueño y sus repercusiones. Por eso, muchas personas deciden bajar la frecuencia con la que miran la pantalla de sus equipos, y algunos de ellos han descubierto una “técnica” que les ayuda a romper su adicción.

(Foto: Pixabay/CC0)
(Foto: Pixabay/CC0)

Lo que estos usuarios hacen es poner su pantalla a escala de grises (pantalla en blanco y negros) pues como dice el promotor de esta idea, Tristan Harris, experto en ética de la tecnología, “los tonos de frises hacen que la pantalla brillante sea un poco menos estimulante”.

Nellie Bowles del "The New York Times" si realmente este método funciona. Y los resultados fueron positivos. “he pasado en gris un par de días y es notable lo bien que ha aliviado mi nerviosa comprobación del smartphone […] Somos animales simples, emocionados por los colores brillantes”, explicaba. Pero ¿existe realmente un sustento científico que avale esta tendencia?

Sirve, pero solo en parte
En realidad aún no existen estudios que aseguren que poner la pantalla en grises vaya a ayudarnos a bajar nuestra dependencia a los móviles, pero intuitivamente tiene sentido "No se compran cajas de cereales en blanco y negro, se compran las colores realmente estimulantes [...] hay un mundo vibrante ahí fuera, pero mi móvil no debería ser parte de él", explicaba el experto en marketing Mack McKelvey en el artículo de Bowles.

Desde Xataka decidieron abordar la cuestión consultando con Guido Corradi, experto en estética experimental de la Universidad de las Islas Baleares, quien les dijo que sí es posible que al modificar los colores de la pantalla del smartphone reduzcamos la frecuencia con que la vemos.

"Los colores de las cosas nos dan información a través de sus cualidades afectivas y perceptivas. Esto lo saben tanto los que quieren diseñar un espacio urbano seguro (semáforos, luces, etc) como los que capturar nuestra atención para vendernos cosas: apps de móviles". Eso quiere decir que "reduciendo todo a escalas de grises, podemos reducir la urgencia que suscitan esos llamativos colores”, manifestó.

Sin embargo, el especialista también recalco que, como somos animales muy adaptables, el truco solo funcionaría a corto plazo. Más pronto que tarde, estableceremos "nuevas asociaciones emocionales con los nuevos estímulos descoloridos” y serán muy parecidas.

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