Las empresas tecnológicas deben crear estrategias y ofrecer herramientas para que los usuarios aprendan a reconocer noticias falsas. (Foto: AP)
Las empresas tecnológicas deben crear estrategias y ofrecer herramientas para que los usuarios aprendan a reconocer noticias falsas. (Foto: AP)
Redacción EC

Las noticias falsas se propagan por internet como un virus infeccioso y amenazan con desinformar a la población y en algunos casos pueden hasta llegar a generar pánico. No es un problema sencillo, hace poco reconoció la injerencia de noticias falsas en la pasada contienda electoral - impulsadas por Rusia- que llevó a Donald Trump a la Casa Blanca.

Un reciente estudio sugiere que la educación y la tecnología de filtrado podrían no ser suficientes ya que la naturaleza misma de las redes sociales hacen a sus usuarios particularmente vulnerables. A diferencia de la propagación de un virus tradicional, que afecta a sus víctimas al azar, los proveedores de noticias falsas pueden elegir a sus víctimas selectivamente en las redes.

Esto se da debido a la gran información que poseen compañías como Facebook acerca sus usuarios, la cual ofrecen a empresas anunciantes para que puedan dirigir su publicidad de manera mucho más específica. El procedimiento no es un hecho desconocido, por el contrario, es de gran ventaja en esta era digital. El problema llega cuando estas herramientas son usadas inescrupulosamente.

Los teóricos de redes Christoph Aymanns, Jakob Foerster y Co-Pierre Georg, autores de la investigación, realizaron simulaciones por computadora para ver cómo se mueven las noticias falsas en las redes sociales. Usando algoritmos de aprendizaje de máquina de última generación, examinaron cómo las personas podrían aprender a reconocer las noticias falsas y buscaron identificar los factores más importantes que causan que estas se difundan, como comentan en Bloomberg.

Los resultados encontrados pusieron en manifiesto que el éxito de las noticias falsas residía en la precisión con la que los abastecedores se dirigían a una audiencia. Dicha precisión era obtenida gracias a la amplia segmentación que ofrecen las compañías tecnológicas. Lo principal era sembrar la noticia en un grupo inicial que la creyera, luego, ellos empezarían a compartir o comentar sobre el tema y lo propagarían por la red, vía Facebook o Twitter. Destaca el hecho de que las historias falsas se difundieron de manera más rápida cuando, en un principio, fueron dirigidas a personas mal informadas que tenían dificultades para discernir entre la veracidad de la información que veían.

Aymanns sugiere que las grandes compañías de redes sociales pueden contrarrestar las informaciones falsas si impiden que los anunciantes se dirijan a su público sobre la base de opiniones políticas. Otra medida, aunque bastante extrema y difícil de cumplir, sería suspender todos los anuncios dirigidos durante las campañas electorales.

Sin embargo, la conclusión más viable apunta a que las propias empresas de internet planteen estrategias y ofrezcan herramientas para que los usuarios aprendan a reconocer falsedad en la información a la que acceden.

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