(Foto: Pixabay)
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Redacción EC

“Una mañana que jamás olvidaré, mi exmujer, al verme muy activo escribiendo chats en , me ordenó que le mostrara el contenido de esos mensajes, a lo que yo contesté con un no rotundo, amparado en ser esta una información personal y mi celular un objeto cuyo contenido yo decido a quién mostrarle”.

Este relato es parte de una situación que llevó a Alberto Mendieta Osorio*, un administrador de empresas de 45 años, a terminar con su matrimonio.

(Foto: EFE)
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“El resultado de mi negativa fue que ella me empujó y me arrebató, después de un largo forcejeo, el celular. Como estaba bloqueado, salió corriendo a la calle en busca de alguien, según ella, que la ayudara a ingresar a mi dispositivo. El teléfono jamás volvió a mis manos, y este suceso desencadenó la ruptura definitiva de la relación”, agregó Osorio.

Su historia de vida lo llevó a cuestionarse hasta qué punto la tecnología y las redes sociales influyen hoy en las relaciones de pareja.

Admitámoslo, a todos nos ha pasado que las redes sociales han afectado de alguna u otra forma nuestras relaciones amorosas. Un like, ser ignorado en WhatsApp (el famoso ‘me dejó en visto’), conversaciones con otros o la acción de revisar el celular sin permiso.

Todas son conductas propias del ambiente de hiperconectividad que vivimos y que han llevado a cambiar la forma como nos relacionamos e interactuamos.

Si bien las redes sociales han facilitado muchas dinámicas, pues algunos, por ejemplo, han encontrado el amor a través de estas plataformas, también han hecho que las relaciones se compliquen aún más.

Otra historia similar vivió Santiago Calderón*. En un descuido, su pareja le revisó el celular y encontró un chat en Facebook que la llevó a terminar con la relación. “Había una conversación, de cinco años atrás, con alguien con quien teníamos un gusto mutuo y estábamos planeando vernos. Pero ni conocía a mi pareja cuando hablé con esa persona”, cuenta.

Psicólogos expertos aseguran que este tipo de situaciones en los entornos digitales se generan por inseguridades, por comportamientos del otro que no producen confianza o porque las relaciones no se han venido consolidando de manera adecuada.

Fredy Romero-Guzmán, psicólogo clínico y profesor de la Universidad de Envigado, explica que teniendo en cuenta que cualquier estímulo externo afecta la conducta humana, es claro que las redes sociales tendrán un efecto positivo o negativo en una relación, pero asegura que el nivel de afectación dependerá de la madurez de cada pareja.

“Los celos están ahí sin o con redes sociales porque los seres humanos tienen inseguridades. Esa inseguridad me lleva precisamente a tener respuestas cognitivas y conductuales de pensar: será que me está poniendo cachos o será que no me quiere, lo que desencadena en conductas como revisar o buscar en redes sociales”, dice Romero.

Sandra Moreno, psicóloga clínica y docente de la Universidad Manuela Beltrán, dice que las redes sociales sí generan factores de riesgo que pueden llevar a la ruptura.

“Alguno de los dos comienza una conversación con otra persona. Empieza como un juego de decir ‘estoy con mi pareja pero tengo derecho a tener amigos y a hablar e interactuar con otros’. Pero poco a poco se van vinculando y puede que se terminen enamorando por redes sociales; se empiezan a frecuentar, y ahí viene la infidelidad”, dice.

Según Moreno, la infidelidad no está asociada al acto como tal sino al sentimiento que está en esa interacción en las redes.

“Nos automentimos, decimos que solo somos amigos porque no hemos hablado que nos gustamos o no entramos a una intimidad, pero hay mensajes implícitos y acercamientos”, señala.

Romero asegura que si hay evidencias de que su pareja esté teniendo interacciones con otros en redes sociales que puedan indicar intenciones de infidelidad, hay dos caminos por tomar: “perdonar, y recordar sin rencor, en caso de decidir dar una oportunidad, por un lado. O si piensa que no va a poder vivir con eso porque se conoce y sabe que la situación seguirá presente en su mente, lo mejor es terminar la relación”.

Pero si, por el contrario, no existen motivos para desconfiar, el problema es aún mayor pues en la mayoría de casos, las inseguridades de la vida real se trasladan a la vida digital.

“Si tiene estos síntomas repetitivos en la búsqueda de una evidencia de algo en redes, recomiendo que antes de buscar en la otra persona, búsquese a sí mismo y piense en realidad si su valor le da hasta allá, a cometer este tipo de actos. Al final, lo mejor es retirarse de la relación”, dice Romero.

“Estando los dos en una misma red social es muy difícil controlar lo que la otra persona publica. Siempre digo que hay que evitar mirar el celular o el Facebook de su pareja porque va a alimentar y a llegar a interpretaciones que no son reales y que pueden llevarlo a tener un mal momento. También hay que estar abierto a preguntar sobre las publicaciones, pero no para llevarlo a un conflicto”, dice.

¿Publicar todo?
Los especialistas aseguran que aunque compartir en las plataformas sociales muchas de las vivencias de la vida en pareja se puede entender como una manera de búsqueda de aprobación social, la clave está en que la pareja no dependa de las redes para afianzar la relación.

“Si el significado que tiene publicar una foto para alguno de los dos es afianzar esa relación y mostrárselo al mundo, hay un problema. Por un lado, la otra persona empieza a sentir que solo a través de las redes sociales es reconocido; la pregunta es si a nivel personal existe ese mismo reconocimiento o si el fortalecimiento de esa relación es solo a través de las redes”.

El amor en el bolsillo
El cambio más sustancial que ha logrado generar la hiperconectividad es que ya no nos extrañamos y la posibilidad del reencuentro es cada vez más escasa, indicó Juan Camilo Reyes, director de mercadeo y comunicaciones de la CUN.

“Anteriormente, las personas se iban de sus casas en las mañanas y llegaban en la noche a contarles a sus seres queridos las novedades del día. Hoy, eso ha cambiado, debido a que todo el día estamos conectados desde nuestros celulares con quienes más amamos. En ese sentido, no nos damos la posibilidad de extrañarnos, de reencontrarnos y de planear cómo podemos vernos”, añadió Reyes.

Si bien el analista reconoce que la tecnología ha cambiado las relaciones interpersonales, es importante que las personas logren acomodarse de forma correcta al cambio.

“El amor ahora ya no es de dos, sino de 300 seguidores en Instagram, 5.000 en Twitter y en Facebook. El amor ya no es público, es una relación en comunidad. De ahí la importancia de los celos, porque ahora manifiesto cariño a otras personas mediante redes sociales de forma pública e inmediata”, agregó.

Para Hernán Restrepo, profesor del diplomado de marketing digital en la Universidad Javeriana, plataformas como WhatsApp han generado nuevas formas “en cómo esperamos el mensaje de nuestras parejas. Ahora podemos ver si nos están ignorando a propósito y eso nos saca la rabia”.

Incluso, agregó que expresar sentimientos a otros en redes sociales puede ser un problema.

“Por ejemplo, en mi casa, mi esposa me dice que por qué no hemos publicado fotos de los dos recientemente. En últimas, las personas buscan confirmar la estabilidad de su relación en las plataformas tecnológicas”, dijo.

*Nombres cambiados a petición de las fuentes.
(Fuente:El Tiempo/GDA)

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