
Todo comenzó con una promesa susurrada al oído. A mediados del 2024, entre planes de vida y sueños compartidos, Alejandra Baigorria y Said Palao iniciaron la organización de una boda que no solo celebrara su amor, sino también su historia. Entre agendas recargadas y desvelos cuidaron cada detalle con dedicación y complicidad con la esperanza de que el día que se dieran el “sí” sea inolvidable. Y así fue. Aunque algunas sombras se asomaron, ninguna logró opacar la certeza de que estaban donde debían estar: juntos, escribiendo el capítulo más importante de sus vidas.
“Te soy plenamente honesta y me cuesta describir con palabras exactas lo mágico que vivimos aquel día, tenía días si dormir bien, los nervios, la alegría…. Todo fue hermoso y tal cual alguna vez lo imaginamos. Una boda es algo que lleva tiempo de planificación y desde allí era la dicha”, cuenta Baigorria desde su luna de miel en Roma.
Antes de llegar a Roma, la pareja hizo una parada en París, la ciudad del amor. Ahora, se preparan para continuar su viaje hacia Florencia, su próximo destino.
Día inolvidable
El pasado 26 de abril, los exguerreros unieron sus vidas en una boda que combinó tradición, romanticismo y un despliegue enorme. La ceremonia religiosa se realizó en la histórica iglesia San Pedro, mientras que el matrimonio civil tuvo lugar en el Palacio Municipal de Lima, oficiado por el propio alcalde Rafael López Aliaga.

Sin embargo, uno de los momentos más comentados no ocurrió dentro del altar ni en la pista de baile, sino en los alrededores de la Plaza Mayor. El cierre temporal del Centro Histórico para permitir el traslado de los novios al municipio generó una ola de críticas hacia el burgomaestre.
Frente a los cuestionamientos, Alejandra señala que la presencia del alcalde implicaba de por sí un protocolo de seguridad especial. Lo que nadie anticipó fue la magnitud de la convocatoria.
“Un programa de televisión, de manera irresponsable, hizo una invitación pública a la ceremonia religiosa. Eso provocó que acudiera muchísima gente y tuvimos que reforzar la seguridad, tanto para los invitados como para el público presente. Siendo honesta, no imaginé que se reuniría tanta gente”, comenta Alejandra. “En cuanto a las críticas, no me afectan. Nada logró empañar nuestra felicidad”.
Alejandra estuvo al frente de cada detalle en la organización de su boda: desde la elección del lugar hasta la atmósfera que envolvió cada rincón.
Más de 250 invitados se dieron cita en el Fundo Casa Blanca, en Pachacámac donde fue la celebración. Un pastel de bodas de tres metros de altura, estaciones de comida internacional, shows en vivo a cargo de Ezio Oliva y Los Bacanos, y una decoración con sello personal. Por ello no sorprende que muchos la hayan nombrado “la boda del año”.

Respecto al presupuesto, Alejandra evita dar cifras. “Fueron años de trabajo de ambos”, comenta. “No son tiempos adecuados para hablar demás, no viene al caso, no es el momento”, aclara.

Aunque la boda de Alejandra Baigorria y Said Palao fue una celebración de ensueño, no estuvo exenta de controversias. Durante la recepción se generaron altercados. Uno de los más comentados fue el protagonizado por la hermana y madre de la novia, además de una situación relacionada a Mario Irivarren y Vania Bludau, ambos exnovios.
Alejandra, sin entrar en detalles, prefirió proteger lo íntimo. “Lo que se refiere a mi familia se maneja en casa, y así lo voy a mantener. Lo que haya pasado con invitados no me corresponde aclararlo, cada quien es responsable de sus actos. Nosotros nos casamos, y fue el día más feliz de nuestras vidas”, sostiene.
Ahora, ya de regreso a la calma, la pareja mira al futuro con entusiasmo. Juntos han formado una familia con Caetana, la hija de Said, y aunque no han confirmado nuevos planes, no tvque la vida les sorprenda con una nueva bendición. “¿Quién sabe? Tal vez volvamos siendo tres”, subraya Ale entre risas.