Sonia del Águila

Durante años, creyó que solo podía moverse en el terreno periodístico, que cualquier desafío fuera de su zona de confort significaba un riesgo demasiado grande. Sin embargo, cuando Latina le ofreció la conducción de “”, un formato distinto al que estaba acostumbrado, decidió dar un salto de fe. Más de dos años después, ese salto lo ha llevado a un lugar donde se siente más fuerte y seguro que nunca. Hoy, además de disfrutar cada mañana frente a las cámaras, ha sido nominado a los Premios Luces en la categoría de Mejor conductor de TV y conquistó a una importante legión de seguidores que lo acompañan con cariño, entre ellos las entrañables ‘Chicas Padomi’. Pero Fernando no se detiene. Sabe que aún tiene caminos por recorrer y sueños por cumplir, como explorar el mundo de la actuación.

Es la primera vez que me nominan a algo. Después de tantos años en el periodismo, nunca hubo un premio al Mejor Reportero, así que recibir este reconocimiento es especial. Lo tomo con mucho cariño porque significa que valoran mi trabajo”, reflexiona Díaz.

Agrega con entusiasmo: “Qué orgullo que José Peláez y yo representemos a Latina en esta categoría, y más aún compartir la terna con figuras como Gonzalo Torres, Bruno Pinasco, María Pía Copello y ‘Choca’ Mandros. La competencia está reñida. Me han sugerido que haga campaña como los políticos, así que bromeé con invitar un lonche o hacer un sorteo. Incluso dijeron que me rife como #PobreNovio (ríe). Mis hijas están haciendo campaña, y en Radio Felicidad también me apoyan. Y mi perrita es parte de esta nominación porque mucha gente me dice que votará por mí, pero también por Pipoca”.

Su fiel compañera

Pipoca no es solo la mascota de Fernando Díaz; es el alma peluda de “Arriba mi gente”. Su carisma conquistó la pantalla y ahora es parte fundamental del programa, con su foto en la fachada de Latina y un club de fans en TikTok.

Su historia comenzó hace ocho años de manera inesperada. Durante un reportaje a Juan Carlos Bazalar, exfutbolista que había superado un cáncer de estómago, Fernando conoció a la madre de Pipoca, que estaba preñada. Tiempo después, como gesto de gratitud por la ayuda brindada al deportista, su familia le regaló una de las crías. Desde entonces, Pipoca y él han sido inseparables.

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Al principio, su presencia en televisión fue casual. Apareció en una secuencia de adiestramiento en ATV y demostró que tenía estrella. Pero fue en Latina donde su encanto despegó: hoy es una “celebridad”. Cada miércoles acompaña la secuencia del veterinario, pero su participación no se detiene ahí. Ha estado en reels , musicales y hasta en el especial navideño del programa.

Fernando Díaz y su querida perrita Pipoca. (Foto: Latina)
Fernando Díaz y su querida perrita Pipoca. (Foto: Latina)

"Extraño las noticias"

A pesar de su transición a la conducción de “Arriba mi gente”, la adrenalina del noticiero sigue latente en Fernando Díaz. Confiesa que extraña el formato, sin embargo, eso no significa que eche de menos el periodismo en sí porque lleva poco tiempo alejado de este.

Extraño presentar noticias, me gusta contar historias. Sigue estando en mí y quisiera volver a hacerlo para no perder el ‘training’. Extraño el vértigo de salir en vivo”, afirma.

Díaz ha demostrado que un periodista puede reinventarse sin perder credibilidad. “Es cierto que hay quienes creen que alguien en los medios debe mantener una imagen rígida, pero también hay quienes son más abiertos”, explica. “Me gusta que la gente aún me recuerde por mis años en los dominicales, por mis notas. Algunos familiares me dicen que extrañan verme con saco y corbata, pero son gustos. Lo importante es cómo me siento yo”.

Y, ¿cómo se siente? “Orgulloso del programa que hago. Eso no tiene precio, porque lo malo estaría en un formato en el que no me sintiera a gusto. Me siento orgulloso del equipo, del contenido y del canal en el que estoy”, sostiene con convicción.

Forjado en grandes redacciones

Su historia en el periodismo comenzó en 1991, como practicante en “24 Horas” de Panamericana TV. “En esa época no había Internet ni computadoras. Veía trabajar a los tótems como Humberto Martínez Morosini, Mónica Delta y Alejandro Guerrero. Fue un verano que me marcó”, recuerda.

Tras terminar la universidad en 1993, regresó a Panamericana y se quedó diez años. Luego pasó por “Buenos días, Perú”, “Panorama” y, en el 2005, se unió a Nicolás Lúcar en “Día D”. Posteriormente fundó “Punto Final” en Latina y más adelante volvió a “Día D”. “Nunca dejé de ser reportero. Era feliz contando historias”, asegura.

Fernando proviene de una escuela periodística que mezcla narrativa y hechos, influenciada por nombres como Beto Ortiz, Álamo Pérez Luna, Elsa Úrsula y Rosana Cueva. “Ellos marcaron el camino, y los que veníamos detrás queríamos contar historias con esa misma fuerza”, comenta.

Aprender, sembrar y redescubrirse

Hoy, Fernando disfruta más de su tiempo en familia. Con una hija en la universidad y otra por terminar el colegio, valora cada momento junto a ellas. Pero, además de su rol como padre y en la televisión, como conductor de “Arriba mi gente”, volvió a conectarse con una pasión que quedó pendiente en su vida.

Antes de que el periodismo lo envolviera, estudió teatro con maestros como Roberto Ángeles y tuvo como compañeras a Vanessa Saba, Vanessa Robbiano y Ximena Lindo. En su momento, esta formación lo ayudó a soltarse en cámaras. Ahora, ese viejo interés despertó nuevamente.

“Me ha picado el bichito de actuar, de improvisar. Es loco porque te pone en un estado vulnerable, es desnudarte en escena y prestarle tu cuerpo y voz a un personaje”, confiesa.

Por eso, se ha sumergido en la improvisación testimonial, decidido a recuperar habilidades y explorar esta faceta con más profundidad. Para Fernando, este camino es sembrar para el futuro, aprender sin límites y seguir creciendo, dentro y fuera de la pantalla.

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