Jhovan Tomasevich nos habla de su nuevo lanzamiento. (Fuente: El Comercio)
Sonia del Águila

, vocalista de , se mantiene firme a sus ideales. Confía en su capacidad de crear conservando su esencia rockera. Y en ese sentido descarta la intervención de otros géneros musicales, en su próximo proyecto discográfico. "Hacer una fusión sería traicionarnos a nosotros mismos”, asegura.

Zen acaba de lanzar una nueva versión de “Comenzar de nuevo”, balada que sonorizó románticas escenas de la sintonizada serie “Al fondo hay sitio”. La agrupación también estrenó el primer videoclip oficial del popular tema.

“'Comenzar de nuevo’ fue hecho para la serie, pero de un momento a otro se convirtió en una canción súper exitosa. Y como su salida coincidió con el hecho de que estábamos retomando el proyecto de Zen, decidimos hacer una versión más roquera del tema, y la gente se pegó”, destaca el artista nacional.

-¿Qué representa “Comenzar de nuevo” para Zen?

Es parte de un todo, de una etapa muy interesante que venimos pasando, pues desde que regresamos a trabajar juntos, hemos sacado seis temas nuevos. Sentimos que estamos mucho más maduros y conectados con el público, sobre todo con el de las redes, pues cuando nos fuimos no había Spotify, iTunes, ni ninguna de esas plataformas que por tres o cinco dólares te dan la posibilidad de consumir toda la música del mundo.

-¿Al retomar Zen, les costó adaptarse a los cambios, a un público más tecnológico?

A mí no tanto, porque en la banda el único que continuó tocando canciones y siguió haciendo carrera, fui yo. Desde que comencé a grabar mi primer disco, como solista, tuve claro que las cosas habían cambiado, que ahora en tiempo real se podía conocer lo que piensa el público sobre tu trabajo.

-En tiempos en que la música urbana está de moda, ¿crees que funcione un tema lento como “Comenzar de nuevo”?

Que esté de moda el género urbano -probablemente por un tema generacional- no significa que el rock no sea interesante o deje de sonar. Siempre ha habido espacio para todos los géneros.

-La tecnología ha permitido que la oferta musical se incremente de una manera descontrolada. ¿Crees que sea positivo para la música en general?

Es verdad que ahora cualquier persona desde su casa puede hacer música, y hay buenos y malos proyectos. La competencia es mucho más dura y agresiva, pues te mides con gente de diferentes partes del mundo, pero también te da pie a desarrollarte como músico y repotenciar tu creatividad. Tienes dos opciones: te quedas dormido y la ola te pasa por encima o empiezas a remar y mejorar tus recursos.

-¿Y en ese proceso de cambios, Zen contempla las fusiones?

Cuando nos sentamos a componer con la banda, sentimos que tenemos tantas cosas por demostrar en nuestro estilo o género, que hacer una fusión sería traicionarnos a nosotros mismos porque todavía tenemos muchas cosas en el rock por mostrar. Sobre todo en el rock en castellano.

A FAVOR DE LA INCLUSIÓN

-¿Qué opinas de la inclusión de intérpretes y bandas de cumbia, como Armonía 10, Los Mirlos, Deyvis Orosco; en el festival Vivo x el rock?

A estas alturas, el nombre del festival ya no es tan relevante como lo que abarca y significa, que es una fiesta de la música. Los peruanos tenemos esa capacidad de escuchar diferentes estilos musicales sin sentirnos que estamos traicionando nuestros gustos. El peruano ha sabido adaptarse, aquí se comparte escenario sin importar el género.

-¿A qué atribuyes que gran porcentaje del público que sigue la banda sea joven?

Eso para mí sigue siendo una interrogante y no te puedo responder. No comprendo cómo más del 50% de la gente que nos escucha es un público nuevo y joven, lo cual nos impulsa a seguir creando. Para el próximo año sacaremos un nuevo disco, con diez canciones.

-¿Cómo defines el momento en que se encuentra Zen?

Estamos disfrutando de componer canciones, viajar y compartir entre nosotros. Difícilmente entramos en discusiones o peleas, como ocurre generalmente en bandas que recién empiezan. Hemos madurado.

-Se ha vuelto recurrente que bandas se enfrenten en el escenario por temas de equipos o pantallas. ¿Crees que en la escena rockera falta unión o compañerismo?

Creo que falta comunicación, a veces juzgamos sin conocer los detalles que manejan los productores y los mismos músicos. También la calentura del momento, hace que las actitudes se malinterpreten. Finalmente creo que debemos mantener una línea de comunicación y que el público no se vea afectado.

“APRENDIMOS LA LECCIÓN”

-Libido y Zen protagonizaron un altercado hace algunos años atrás durante un show en Cajamarca. ¿Qué motivó ese incidente?

Fue producto del momento, falta de comunicación, inmadurez, pero al final se resolvió y aprendimos la lección para bien o mal. Y creo que no solamente nos sirvió a nosotros, también a otra gente. Así pasa, son procesos de aprendizaje.

-Siendo el rockero más atractivo de tu generación, debes tener muchas fans. ¿cómo es tu relación con ellas?

Como las fans conocen mi vida por lo que comparto en redes sociales, siempre se me acercan con respeto, saben quién soy y qué es lo que hay.

-Beto Cuevas reveló que le fue infiel a su esposa porque las mujeres suelen seducirlo en sus giras. ¿Es verdad que eso ocurre?

Nosotros nunca hemos tenido un evento que nos haya hecho sentir incómodos, nunca hemos cruzado esa línea de respeto de ninguno de los dos lados.

-En el videoclip de “Siempre alguien” compartiste escenas románticas con la modelo Melissa Loza. ¿Qué le pareció a tu esposa esa faceta tuya?

Ella estuvo detrás de la cámara constantemente, incluso, en algún momento dijo: ‘prefiero no estar acá’, ja,ja,ja. Mi esposa y yo tenemos muy buena comunicación. Con respecto a Melissa fue mostro trabajar con ella porque fue súper sencilla, todo funcionó muy bien, hubo química.


¿Tienes alguna meta pendiente?

Soy constantemente creativo, aunque a mi esposa no le gusta, porque suelo tener las ideas a las 3:00 a.m., y la despierto para contarle. Tengo mi propia empresa de zapatos, hago música, trabajo como conductor de un programa, y ahora quiero hacer una aplicación sobre algo que tenga que ver con canciones. Con Zen aprendí a disfrutar de metas cortas.









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