Catherine Spaak como Lili Cortona y Vittorio Gassman como Bruno Cortona, hija y padre en la película “Il Sorpasso” ( 1962 ). El verano como escenario de una comedia con un
giro trágico en medio del entusiasmo, vulgar y eufórico, del bienestar económico
Catherine Spaak como Lili Cortona y Vittorio Gassman como Bruno Cortona, hija y padre en la película “Il Sorpasso” ( 1962 ). El verano como escenario de una comedia con un giro trágico en medio del entusiasmo, vulgar y eufórico, del bienestar económico
Redacción EC

UNO
Hay una muy agradable trattoria en la Aurora, Miraflores, que tiene el buen gusto de acompañar el servicio de comida con una pantalla donde se reproducen, sin sonido, películas italianas en blanco y negro. Uno de estos filmes, que durante todo el verano escoltó amablemente el acto masticatorio de farináceos, fue “Fiasco en Milán”. Comedia ligera donde una inepta banda de ladrones falla cómicamente en su deshonestidad. Los delincuentes están liderados por Peppe ‘El Pantera’, interpretado por el gran Vittorio Gassman.

Termina el verano con Gassman siendo cómico entre pastas y pizzas. Pero el calor, los lentos domingos y esta última neblina confusa dejan en claro que su estampa bufonesca está invocando el anverso, al galán existencialista maniáticamente metódico y brutalmente campechano. Gassman no iba a ser actor. Lo suyo era el básquetbol y el galanteo sin compromiso. Una combinación enjundiosa entre la inmensidad germana de su padre Heinrich y la frustración escénica de su madre configurarían un destino sobre el escenario. El padre, que le enseñó a bailar el vals a patadas, le transmitió la idea de lo gigantesco en todo, en la ternura, en la voz, en los enfados y en la dimensión del lenguaje dramático.

La madre, entre silencios abusivos e insistencias mnemotécnicas, le iba haciendo saber que su poder estaba en su posibilidad de impostación. En ser un mentiroso simpatiquísimo. Dejó a su primer amor con un parlamento que a lo largo de los años iría sofisticando a favor de una inadecuación innata para el compromiso: Soy un artista, un vagabundo.

DOS
Gassman atraviesa la cuarta pared del escenario en el cine con “Arroz amargo” (1949), actuando junto con la voluptuosa Silvana Mangano. Con ella obviamente tuvo un affaire durante el rodaje.

Por entonces Vittorio ya concebía la actuación como una herramienta para distanciarse de las angustias del mundo, entregándose a una suerte de cama redonda con el público donde el aplauso era a veces el orgasmo y a veces el coitus interruptus.

Su base de operaciones sociales era el legendario Jicky Club de la Via Veneto. En su autobiografía él destaca la ocasión en que una noche, mientras bailaba con una corista austríaca desconocida, llegó al lugar Ava Gardner con sus guardaespaldas. Uno de ellos se le acercó para hacerle saber que la Gardner requería su presencia. Gassman se acercó distraídamente para acto seguido volver raudo con la corista ene ene. Ava, a quien llamaban “el animal más bello del mundo”, quedó en nada. Esa elección Gassman la explicaría mediante la siguiente teoría: el miembro no sabe de jerarquías.

En 1950 emprende su primera gira sudamericana, Buenos Aires, Montevideo, Río y Sao Paulo. Lo más significativo de la misma es que vengó el maltrato administrativo sufrido por su compañía teatral acostándose con la mujer del empresario, al parecer uruguayo. Gassman describió a dicha señora como morena, caliente, oriunda y patriótica.

Fue su amigo el director de cine Dino Risi quien en 1962 le quita la máscara bufa para ofrecerle un papel que reclamaba naturalidad y fatalismo. Tenía que hacer de Bruno Cortona, un cautivador vitalista y agresivo que a bordo del hermoso Lancia Aurelia B24 descapotable despercude hasta el último aliento al pavo de Roberto Mariani, interpretado por un apocado Jean-Louis Trintignant. La película se llamaba “Il Sorpasso”, “La escapada” en español, y tenía como tercer e invisible protagonista al verano, durante el aplastante ferroagosto romano en que la ciudad queda desierta. El bólido era un limbo móvil entre la juerga y la abulia, entre la vida y la nada. La película se rodó en seis semanas en que Vittorio y sus compañeros se atiborraron de suculentas sopas de pescado en la Via Aurelia.

Póster de “Il Sorpasso”. Vittorio Gassman
( 1922-2000 ): genovés, deportista,
poeta, actor
Póster de “Il Sorpasso”. Vittorio Gassman ( 1922-2000 ): genovés, deportista, poeta, actor

TRES
Gassman jamás perdió el control por una mujer, salvo durante el verano de 1962. Fue cuando conoció a la ex mujer del director francés Roger Vadim, la danesa de 28 años Annette Stroyberg. Él ya tenía 40.

La piel de la danesa, cuenta Gassman, gozaba de la propiedad de la luz propia. Pasaron una improvisada luna de miel no oficial en Sorrento, encerrona amenizada por la interpretación de Lucho Gatica –La Voz de Humo– del bolero “Reloj”.

Vittorio se refugiaba en sus aventuras, en los cigarrillos (noventa al día) y en una nostalgia por Sudamérica. A la idea de no estar donde estaba. En 1965 se inventó “Solitudine”, un espectáculo que era pretexto para cruzar el charco recitando parlamentos clásicos con lo que se le ocurriera. Tenía la voz y la presencia escénica para esos lujos. En esa gira llegó al Perú, presentándose en el Teatro Municipal con un lleno total. Se la pasó borracho, no recuerda mucho. Salvo que durante una presentación interrumpió el discurso de Marco Antonio, Shakespeare, para avisar que tenía que ir a orinar. Y que en algún vuelo le tocaba el trasero a las azafatas de Brani.

Acercándose a la década del 70, el actor empezó a sentir una progresiva saciedad del mentir. Su reacción inversa fue el dejar fluir por su boca los pensamientos en estado bruto. Fue lo que le sucedió al cruzarse con la actriz Romy Schneider en un club nocturno. Sin que nadie se lo pidiese, Gassman procedió a transmitirle una antipatía que, a pesar de no conocerla, le había inspirado siempre. Le pasó una notita:

Estimada señorita Schneider, aprovecho la ocasión para decirle con todo respeto que desde hace un año usted me cae como una patada en los huevos. Le ruego que no interprete mi nota como un intento de abordarla, porque, aunque le reconozco mucho encanto objetivo, no me atrae en absoluto la idea de acostarme con usted. Cordialmente, Vittorio Gassman.

Había un cansancio de la persona y del personaje. La epifanía se le manifestó una noche manejando entre su casa y sus huariques para la recreación sexual, cuando atropella a un caballo blanco. La figura de un caballo blanco en medio de una gran vía oscura tiene algo del perro negro sobre un gran prado verde de Antonio Cisneros (quien a su vez algo tenía de Vittorio Gassman). La depresión, esa bestia negra que el italiano refería como una rata que te roe el pecho, una vergüenza, se le instaló como copilota.

CUATRO
Al momento de casarse con Diletta D’Andrea, su última esposa, la madre de Gassman profirió unas palabras interesantes:

–Recuerda que te casas con un hombre difícil; bueno, pero difícil. (Pausa). Insoportable, mejor dicho. Eres valiente y te admiro.

Diletta fue su roca en esos años oscurecido por la sombra negra del caballo blanco. Su archipiélago emocional lo conformaban sus cuatro hijos de cuatro mujeres distintas, vigas y columnas de un edificio construido sobre cimientos de profunda inseguridad. Soy de una timidez repugnante, decía el actor.

Refugiado en lo anterior llevaba con orgullo sus despropósitos. Las películas olvidables, los programas cómicos de televisión donde leía las instrucciones de emergencia de un avión como si se tratara de Hamlet. Ávido lector de clásicos, había sido poeta toda su vida. Uno de sus poemas de 1987 ya preparaba lo que los actores llaman hacer mutis por el foro.

Pretérito perfecto
Hay una edad en que los niños usan el imperfecto porque el mismo presente o el futuro, para ellos, no se rebajan a la historia sino que conjugan la mitología. Así que no corrijo a Iacopo, cuando planifica el cuento de la noche próxima: “papá, ¿qué peli veíamos mañana?” Y por eso no me asusto, más bien sonrío cuando como a un Aquiles moribundo (la muerte es el más vivo de los mitos) interroga: “¿Y tú papa, cuando yo soy mayor, cuando morías?”

Vittorio Gassman muere en verano, junio del 2000, de un ataque cardíaco mientras dormía. Dino Risi dijo que había muerto por miedo a morir.

En Roma, el río Tíber tiene unos bulevares que acompañan sus aguas con amabilidad latitudinal. Estos se llaman lungotevere. Desde el año 2006 el bulevar entre el Puente de la Ciencia y el Puente de la Industria lleva el nombre de Lungotevere Vittorio Gassman.

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