Retrato del 2015 de Delgado Parker. Hace unos años, una caída en su casa afectó su capacidad motriz. (Foto: Víctor Zea)
Retrato del 2015 de Delgado Parker. Hace unos años, una caída en su casa afectó su capacidad motriz. (Foto: Víctor Zea)

Sus iniciativas se metieron en el inconsciente de los peruanos y en el tejido social o político, y da vértigo pensar o intentar sondear qué consecuencias propició esta colonización de los emprendimientos precursores de Genaro Delgado Parker, fallecido el sábado a los 87 años.

Con la radio expandió el mambo y otros ritmos. Con la TV posicionó a Gisela Valcárcel, Augusto Ferrando, Humberto Martínez Morosini, Jaime Bayly o Adolfo Chuiman. Hizo suspirar a millones y sembró temas de conversación con las telenovelas que trajo al Perú. Fue pionero en la transmisión satelital, la televisión por cable y el negocio de la telefonía móvil. Era el amo y señor de Panamericana Televisión y desde esa esquina influyó en el devenir político del país. Por una vía u otra, Delgado Parker se metió en nuestros destinos desde su rol de vendedor de ilusiones.

También se estrelló, inevitablemente, con el poder. Delgado Parker tuvo más de una frase sobre ese coqueteo, amor y odio. En el libro "Genaro. Los secretos, escándalos, triunfos y fracasos del gran mago de la televisión peruana", de Hugo Coya, se consigna, por ejemplo, este pensamiento: "Siempre sostuve –refiere actualmente– que la televisión es como las Fuerzas Armadas: no deben tomar partido, sino respaldar al Gobierno". Pero qué difícil era sondear hasta qué punto era pertinente esa distancia o cercanía con las altas esferas o el poder en la sombra. Sentarse a charlar con soltura en la salita del SIN con Vladimiro Montesinos es un traspié del que Delgado Parker siempre se arrepintió. Con el igualmente maquiavélico Alejandro Esparza Zañartu, el director de Gobierno del dictador Manuel Apolinario Odría, fue más cauto. En la publicación de Coya, el 'broadcaster' lo recuerda así: "La sola mención de su nombre producía escalofríos".

Queda, en todo caso, un legado más perecedero aunque menos citado por la memoria de los 'millennials' que adquirieron consciencia cuando Panamericana Televisión había sido desplazada del trono de la pantalla chica o cuando ya se había hecho viral la leyenda urbana (¿o más bien realidad?) según la cual Genaro no paga.

Construyendo imaginarios
Pocho Rospigliosi anuncia que "ya vienen los goles de Cubillas". Augusto Ferrando arroja un dramático "¡no nos ganan!" en la emisión del partido en el que la selección peruana de fútbol, de visitante, logra empatar a Argentina para sellar su clasificación al Mundial de México 70. Culebrones como "Simplemente María", "La inconquistable Viviana Hortiguera" o "Natacha" que hipnotizan. La transmisión de la llegada del hombre a la Luna. Gisela le habla a sus 'señitos'. Los "¡grántico, pálmani, zum!" de "Nubeluz". O la proyección de ficciones extranjeras en tiempos en los que el cable o el Wi Fi no existían (la serie "Los años maravillosos" marcó a una generación). Panamericana Televisión fue la responsable de colocar estos hitos.

Delgado Parker también se sentía orgulloso por haberle dado oportunidades a periodistas que luego se convirtieron en maestros. Consideraba que Alfonso Tealdo era el más brillante e irrepetible de todos. De Tealdo aprendieron periodistas como César Hildebrandt, quien protagonizó más de una pelea memorable, en vivo y con la tensión a tope con Delgado Parker.

Sus éxitos lo llevaron a acuñar una frase: "El dinero es un estado mental", premisa que remite a la trascendencia de las ideas para llevar una iniciativa a buen puerto. A eso Delgado Parker le sumó su intuición para conectar con el público y moldear ídolos populares. Resultado: pocos han influido tanto en la sociedad peruana como él desde la segunda mitad del siglo XX.

Contrastaba con su voz ronca y talante firme el apelativo de 'papaúpa', popularizado por Ferrando en "Trampolín a la fama". Su origen se remonta a la desesperación de uno de sus hijos que exigía ser cargado cuando estaba de visita en el canal y que por ello gritaba: "¡Papá, upa!".

Hace unos años, Delgado Parker sufrió una caída en su hogar que afectó su capacidad motriz. También padeció leucemia. De acuerdo con Hugo Coya, él falleció en su casa en San Isidro. A su lado estaba su esposa Marcela Vanini.

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