Verónica Linares: "Contra Andrés"
Verónica Linares: "Contra Andrés"
Verónica Linares

Eliana, Melissa y yo salíamos a montar bicicleta todas las tardes después del colegio. No estudiábamos juntas y disfrutábamos chismear de lo que nos había pasado en el salón. Era chévere hablar sentadas en el asiento con los pies apoyados en la pista y de vez en cuando mover el timón. Teníamos once años, pero nos sentíamos grandes. 

Ahora nos vemos poco, pero la amistad queda. Sobre todo por lo vivido en plena pubertad: el primer amor, la primera decepción, el primer beso, las primeras fiestas bailables, la primera tortura con cera y la regla. 

No recuerdo a quién le vino primero, pero sí que la última fui yo. Recibí por partida doble toda la información de lo que iba a pasarme aquel esperado día: más ganas de comer, hinchazón, cólicos, malhumor, irritabilidad, ganas de llorar por nada, y un largo y desconcertante etcétera.

Sin embargo, cuando vino Andrés -el que viene cada mes- no sentí nada de nada. Salí del baño de la casa y discretamente le conté a mi mamá, ella me dijo algo así como “ya eres grande” y, sin hacer mucho show, improvisó una toalla higiénica para ir juntas a comprar mi primer paquete. 

Estar -como dicen- ‘en esos días’ nunca me ha impedido continuar con mi vida cotidiana: playa, viajes, deporte, bailar. Esa primera vez duró quince días y fue entre Navidad y Año Nuevo. Eran vacaciones escolares, así que no iba a desperdiciar tantos días de diversión metida en la casa, muerta de calor solo porque estaba menstruando.

Tampoco he tenido más problemas con mis parejas o colegas por culpa de la regla. Ver que todo está mal, no soportarme a mí misma, sentir que el mundo entero complota en mi contra y que todos tienen el único objetivo de fregarme la vida me puede suceder cuando sea, no solo una vez cada 28 días. ¿A ustedes? ¿Están seguras de que solo la regla las hace sentirse así? 

He tratado de encontrar información que confirme que siempre que nos viene la regla nos volvemos unos ogros o unas víctimas vulnerables y hasta ahora no veo ninguna advertencia para el entorno de la mujer menstruando: huyan mientras puedan. 

Creo que todo se lo debo a por mi mamá. Nunca la he escuchado decir cosas como: «No me contradigan que estoy ‘en esos días’» o «les advierto que estoy mal, así que no me hagan renegar». Nunca justificó su llanto diciendo que era «tema de mujeres». No es que mi mamá sea un pan de Dios, pero no estaba peor esos días.

La menstruación es un proceso fisiológico, por el cual expulsamos el óvulo maduro no fecundado. Obviamente involucra cambios hormonales que podrían desequilibrarnos emocionalmente; pero los entendidos en el tema lo asocian al síndrome premenstrual (SPM) que -lean bien- suele desaparecer después del inicio del período. O sea que con la regla se van el óvulo y los malos humores.  

Miles de páginas web destierran los mitos de las abuelas sobre la regla: no tomar limonada, no comer pescado, no ir a la piscina, no tomar cosas frías. Tampoco está contraindicado el sexo. Algunos científicos dicen que ayuda con los calambres menstruales e incluso reduce los riesgos de endometriosis. Otra cosa es que tu pareja quiera, tal vez el que está «en esos días» sea él. Pero también dicen que es falso que por ‘default’ te deprimas y si es así, deberías consultar con un especialista. 

¿No tenemos suficientes limitaciones que nos impone la sociedad como para ser víctimas de nosotras mismas? La regla te va a venir por años, así que relájate y deja que fluya. 

Si sufres estos cambios emocionales, revisa si hay algún problema físico, si no, recomiendan una mejor alimentación, dormir correctamente o hacer ejercicio. Es decir relajarse. Sé que con lo ajetreada que es nuestra vida, eso del relax no siempre funciona. Pero ¿qué tal si lo intentas? Te lo propone alguien que se levanta a las 4 a.m. todos los días, que tiene tres trabajos, un esposo noctámbulo y un niño de dos años que criar. Sigo pensando como cuando era niña: hay tanto por hacer que no podemos darnos el lujo de estar ‘especiales’ por tres, cinco o una semana cada mes. ¡Todas contra Andrés!

 

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