Hablar de las Islas Galápagos implica hacer referencia a aspectos de conservación ambiental, patrimonio natural, turismo… Pero no siempre fue así.
Décadas atrás el archipiélago era visto como un sitio muy lejano y abandonado, donde incluso llegó a asentarse una Colonia Penal para delincuentes de todo Ecuador.
Se trataba de una cárcel a cielo abierto, una Colonia Penal agrícola, que funcionó desde 1946 durante 13 años, y que albergó a alrededor de tres centenares de reos trasladados desde el Ecuador continental para cumplir sus penas.
Es un capítulo de la historia olvidado por muchos y que hoy es reabierto en un libro-documental llamado Galápagos: Prisión de Basalto, que acaban de publicar las investigadoras ecuatorianas Paola Rodas, antropóloga visual y Karina Vivanco, cineasta documentalista.
LEJANO E INCOMPRENSIBLE La Colonia Penal de la Isla Isabela, la más grande del archipiélago, fue instaurada por el presidente ecuatoriano José María Velasco Ibarra cuando había concluido la Segunda Guerra Mundial. Durante el conflicto, partes de las Islas Galápagos habían servido como base militar de Estados Unidos.
Paola Rodas comenta a BBC Mundo que en aquel tiempo Ecuador vivía momentos de cambios políticos, y de otro lado, el sistema carcelario en el país estaba saturado.
En aquel entonces, las Islas Galápagos eran dentro del imaginario ecuatoriano como un sitio de destierro, y un lugar de piratas.
Y el historiador del archipiélago y músico, Hugo Idrovo, lo corrobora. Señala a BBC Mundo que las Islas Galápagos de mediados del siglo pasado eran un territorio lejano e incomprensible.
Para la mayoría de ecuatorianos se trataba de un destino propio únicamente para aventureros, excéntricos o solitarios en busca del fin del mundo. Apenas un puñado de científicos anglosajones ubicaba a Galápagos como un crisol para el conocimiento, dice Idrovo.
Hacia 1950, según el historiador, menos de un millar y medio de personas vivían en todo el archipiélago, y entre las Islas Isabela y Floreana habitaban unas 250 personas, de los cuales un centenar eran convictos.
En ese contexto, señala Idrovo, no había ninguna noción de cuidado o conservación ambiental, peor de turismo.
MURO DE LAS LÁGRIMAS El único vestigio físico de los 13 años de funcionamiento de la Colonia Penal en la Isla Isabela es el llamado Muro de las Lágrimas, una instalación de piedras volcánicas de basalto que fue construida por reos de la Colonia Penal y que hoy es visitada por turistas que llegan al archipiélago.
Carmen Rivadeneira, de 90 años de edad, y quien en ese entonces era maestra de una escuela, rememora que la construcción del Muro significó un trabajo arduo de los reos que cargaban una piedra tras otra para un muro que de repente se venía abajo y que debían volver a levantarlo.
Rivadeneira comenta a BBC Mundo que varios presos morían a causa de tuberculosis y otras enfermedades, y que en los inicios de la Colonia Penal sufrían de escasez de comida, lo que fue contrarrestado con sembríos de productos agrícolas.
Pero el hecho de establecer una cárcel en Galápagos también respondía a un debate de la época en muchos países sobre regímenes penitenciarios.
Se trataba de colonizar zonas inhóspitas y a la vez reinsertar de manera productiva al preso, señala Paola Rodas, profesora de investigación en la Universidad San Francisco de Quito.
La investigadora manifiesta que a la Colonia Penal de la Isla Isabela llegaron reclusos sancionados por delitos menores. No era un lugar de grandes criminales. Eso es parte de los mitos que se forjaron alrededor del tema.
En medio de condiciones de salud muy malas para los reos, maltratos y una organización interna de la cárcel deficitaria, y tras una fuga masiva de reclusos y un secuestro de un yate estadounidense, la Colonia Penal cerró en 1959.
Ese fue justamente el año en que las Islas Galápagos fueron declaradas por Ecuador como Parque Nacional.
DEBATE ACTUAL El libro Galápagos: Prisión de Basalto y su recuperación de la historia de la cárcel de la Isla Isabela aparecen en momentos en que Ecuador debate, en algunas aspectos de manera intensa, un nuevo Código Penal.
Paola Rodas señala que es interesante que en la época de la Colonia Penal en Galápagos se estaban haciendo ensayos de propuestas penitenciarias con modelos de reinserción de los reos, y lamenta que en la actual discusión del Código Penal en Ecuador no se tomen en cuenta mayormente alternativas que busquen la reintegración del preso, más allá de enfatizar en las penas.
Se está discutiendo qué delitos incluir en el Código Penal, pero lo que es el régimen penitenciario y cómo reinsertar a los reos ni siquiera está en el debate o si está, figura de manera muy marginal, manifiesta.
Seguramente revisar la historia de la Colonia Penal de Galápagos puede ser útil como para mirar atrás y sacar reflexiones para el presente