Coronavirus: Breves lecciones para el futuro que se aprenden cuando llega una pandemia
Coronavirus: Breves lecciones para el futuro que se aprenden cuando llega una pandemia
Miguel Villegas

A riesgo de no poder abrazar a ninguno de mis amigos en el más breve plazo, debo decir que mi familia se compone de varios miembros altamente vulnerables, digamos, valientes parientes de alto riesgo: mi muy enterado pequeño de 8 años, mi madre y su tratamiento y mi padre, el enfermero principal de mi abuela, que hoy mismo espera por una operación a la cadera. En esa aparente fragilidad, sin embargo, ellos -y no yo, que no duermo hace días pensando dónde comprar agua y comida-, han sido los guardianes de la calma y han sido -lo más importante- quienes han visto en esta declaratoria de emergencia a nivel nacional, esta cuarentena de 15 días calendario decretada por el Presidente Martín Vizcarra para frenar el avance del , una increíble posibilidad para volver a (ad)mirar nuestra casa, volver a cuidarla y volver a darle valor a las cosas que siempre que están ahí y por eso mismo, a nadie importa.

Ayer, en una videollamada, Mateo, mi hijo, les enseñaba a sus abuelos a darse un abrazo virtual, una cosa extraña y horrible que no solo me rompió el corazón, sino que me hizo pensar en cuántos abrazos todavía no di.

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Pertenezco a una época sin Internet y con amigos. Con el cólera pero sin . Ni mejor ni peor, otra época. Recuerdo sí que los desayunos eran largos, que cada uno tenía una función, que no habían Ciabatta y sí toletes. Recuerdo que el diario del sábado se leía en la sala, como si no hubiera mañana, que una buena alternativa era jugar Monopoly, Ludo, Millonario, Top Secret, Ajedrez, Damas y que regar un jardín amplio o unos maceteros bien cuidados servían para unir, no para castigar. Recuerdo domingos de tallarines con tuco y recuerdo que una coca cola de litro alcanzaba, vaso medido, para 10 personas. Mi casa era de un solo piso pero tenía decenas de recovecos, libros por todos lados, y una paz que no me dio luego ningún edificio moderno, ningún centro comercial -que no existía-, ningún espectáculo de lujo.

El lujo era, me parece, estar allí. Juntos.

Los videos que llegan desde Italia, desde España, donde señores y señoras se miran por las ventanas, seguro extrañando salir a la calle pero conscientes de que el mejor lugar para estar a salvo es el hogar, no solo son conmovedores sino una lección.

Acostumbrados como estamos a tener una vida callejera, donde todo lo que importante que nos ocurre está allá y no acá, sirva esta cuarentena para volver a disfrutar de ese breve gozo que es estar, mirándose, cantándose, hablándose, en casa.

No sé si lo saben pero vivir con alguien por décadas no es necesariamente conocerse. Quizá esta sea una buena oportunidad.


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, 24.5 mil seguidores en Twitter, Máster en Creación Literaria y colaborador de New York Times y La Vanguardia, publicó ayer domingo un estremecedor tuit con un mensaje que no necesita mayor explicación:

“En tan sólo tres semanas sin turismo, las aguas de los canales de Venecia se han vuelto limpias, cristalinas. Somos nosotros el virus”.

¿Qué nomás pasaría con el planeta si menos carros tipo chatarra circulan, si menos gente irresponsable transita por las calles, si menos restaurantes usan sus chimeneas, si más fábricas paralizan por unos 15 días su producción y su contaminación?

¿Cuántas enfermedades podrían evitarse si, como herencia, nos lavamos las manos durante 20 segundos por los próximos 200 años?

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En días de caos es donde mejor se explica la solidaridad. Una rápida revisión en redes sociales arroja estos conmovedores mensajes:

El gobernador de la región de Campania Bandera de Italia, informa que el futbolista Lorenzo Insigne ha donado €100.000 a hospitales en Nápoles para combatir el .

En apenas 24 horas, 7.400 personas se han inscrito en Madrid como voluntarias para ayudar a la población más vulnerable al #COVID19.

China ayuda a la muy afectada Italia en la batalla contra el c(#Covid_19), enviando especialistas médicos y toneladas de suministros.

El cantautor Jorge Drexler ha compuesto un tema titulado ‘Codo con codo’ para llamar a la solidaridad y la calma.

Alejandro Sanz y Juanes dieron ayer un concierto #QuédateEnCasa para 50 mil personas en todo el mundo.

“Este increíble espíritu de solidaridad humana debe volverse aún más contagioso que el #coronavirus. Aunque tengamos que estar físicamente separados el uno del otro por un tiempo, podemos unirnos de formas que nunca antes lo habíamos hecho”, dice, casi a manera de resumen, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud.


Ellos son más, felizmente, que los honorables ciudadanos que agotaron los markets comprando papel higiénico de sobra, sabiendo que les iba a faltar qué limpiar.


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