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Un profesor dejó todo para conservar bosques secos ecuatoriales - 1
Redacción EC

Jack Lo

El  Perú  está  convirtiéndose  en un  destino  obligatorio  para  todos  los  observadores  de  aves. Casi  dos  mil  especies  lo  hacen  un santuario único, que compite con Colombia por ser el país con mayor biodiversidad  de  aves  en  el  mundo.  Camino  a  Cajamarca,  paramos  en  Jaén para  entrar  en  un  bosque  que  llama mucho  la  atención.  Mil  ochocientas hectáreas  de  bosque  en  donde  conviven  más  de  setenta  especies  de aves, de las que diecinueve son endémicas del Perú. Y todo esto protegido por  Luciano  Troyes,  un  profesor  que dejó  todo  para  cumplir  con  el  juramento  que  le  hizo  a  su  madre  antes de morir: cuidar el bosque y no dejar que desaparezca.

Luciano es un optimista por naturaleza.  Desde  hace  más  de  veinte años  protege  este  lugar,  ubicado  en el Bosque Seco del Marañón, en Jaén. En todo este tiempo ha mantenido el lugar  como  ha  podido,  cumpliendo su promesa pero sumando varias hipotecas en su cuenta. Sin embargo, a pesar  de  que  por  momentos  siente que  todo  se  le  viene  encima  y  los problemas aumentan, sigue firme en su  idea.  Nada  lo  hará  retroceder.  Es más, tiene más planes. “He dado todo por conservar este lugar,  es  mi  vida”,  nos  dijo Troyes. 

Sin  importarle la inseguridad en esta zona del país, se metió entre sus montañas y empezó a repoblar con plantas nativas todo el lugar. Su familia se involucró en este  proyecto  de vida  y  ni  el  terrorismo los desanimó en seguir  esta senda. Así nació lo que después se convertiría en  el  Área  de  Conservación  Privada (ACP) Gotas de Agua, una idea loca de museo vivo, con flora y fauna viviendo en  libertad,  sin  la  intromisión  violenta del hombre.

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