Consigue que tu trabajo y tu matrimonio vayan de la mano
Consigue que tu trabajo y tu matrimonio vayan de la mano
Redacción EC

Por Lizzie Cantú

Había una vez, en un pasado muy, muy lejano, una tribu de mujeres que criaban a sus hijos sin ayuda de nanas ni psicólogos, zurcían calcetines y hacían tallarines artesanales sin consultar tutoriales de Youtube, y vestían con elegancia fustán y panties de nylon en pleno verano. Y todo lo hacían muy bien. Parte de ese entrenamiento era, estoy segura, organizar su fiesta de matrimonio con una mano en la cintura y sin teléfono celular.

Yo pertenezco a otra tribu. Una donde una fiesta de promedio cuesta quince mil dólares, involucra a cien o más personas, a veces de distintos países y en donde la novia no es la única protagonista del evento. Que la novia decida un par de días antes dónde peinarse (y encuentre cita en el salón de belleza), como hicieron algunas mujeres mayores que yo, parece un lujo de otra época.

Pertenezco a una tribu aún incomprendida. La primera vez que quise probarme vestidos de novia, a un año de la fecha de mi matrimonio, llamé para concertar una cita. Pedí un sábado por la mañana. Dije ‘por favor’ como dicta mi buena crianza (soy de otra tribu pero no de otro planeta). «Imposible», dijo la voz al teléfono. ¿Y un martes a eso de las siete de la noche? «¿Por qué todas las novias quieren citas a esa hora?», ladró la buena mujer. «Toda la mañana estamos sin gente y luego se amontonan al mismo tiempo tres o cuatro. Así no las podemos atender como se debe». Tal vez no se le haya ocurrido que esos son los horarios más convenientes para las chicas que tenemos horario de oficina.

Pero cada vez somos más mujeres para quienes preparar una boda no puede ser una prioridad en la vida. Y cada vez somos más las que terminamos robándole tiempo al trabajo y fastidiando a nuestros colegas mientras atendemos en voz alta la llamada del florista, llegamos tarde a la oficina porque es casi imposible tramitar una licencia de matrimonio civil después de las seis de la tarde y aguantamos las ganas de llorar cuando un proyecto importante nos obliga a perdernos la prueba de la torta y a confiar que nuestra madre, amiga, novio o suegra hará la mejor de las elecciones.

Hay una razón por la cual la industria de la planeación de bodas recauda cada año millones de dólares. Es un trabajo de tiempo completo que no sólo exige entusiasmo y paciencia sino también una serie de habilidades que no todas tenemos. Hace falta cierto instinto estético para elegir una paleta de colores; habilidades financieras para preparar un presupuesto (y una voluntad de acero para no apartarse de él); una asistente personal para coordinar citas con proveedores; una memoria prodigiosa para recordar la lista de invitados confirmados y una lista de contactos digna de los más poderosos agentes de Hollywood.

Sin embargo, es posible conservar tu reputación profesional y organizar una boda muy decente sin tener que gastar una fortuna en una wedding planner ni perder la cabeza.

Organízate. Algunas de nosotras funcionamos mejor si anotamos todo en papel y otras somos esclavas de la tecnología. Usa el método que prefieras pero sé minuciosa. Separa tus listas de pendientes de boda y de trabajo pero no mantengas calendarios separados. Eso te evitará hacer citas que más tarde entren en conflicto.

Pide ayuda. No tienes que ser la Mujer Maravilla pero tampoco te conviertas en la novia de Godzilla. Recluta a esa amiga que tiene horarios flexibles para que te ayude a coordinar citas, llama a la tía que vive metida en la iglesia para que se encargue de la ceremonia religiosa, pídele a ese amigo de impecable gusto que visite empresas de catering. Todos se sentirán especiales de que les des una tarea importante. Sólo no te excedas. Dales opción de decir que no. Lo último que quieres es que alguien acepte por compromiso y después falle.

Cuéntale a tu jefe (pero no a toda la oficina). Es importante que tu supervisor directo sepa que estás planeando casarte, pero que esto no se convierta en una excusa para incumplir en tu trabajo, sino en un modo de coordinar mejor los tiempos. Eso sí: no marees a tus colegas con tus peripecias para conseguir vestido, sobre todo si no has considerado invitarlos.

Multitarea. Hojea revistas de novia en el transporte al trabajo. Llama a tus proveedores a la hora del almuerzo. Cambia tu hora en el gimnasio por los ensayos para el vals. Pero de ningún modo mires bouquets en una reunión, ni te pases horas navegando en Internet en horas de trabajo en búsqueda de los zapatos perfectos. Prohibido usar el email del trabajo para coordinar.

Involucra a tu . Algunas novias se olvidan que sin pareja no hay matrimonio y se sienten las únicas dueñas de la fiesta. Otras desconfían del buen tino del novio. (Pero aun así quieren pasar el resto de la vida con él). Hace poco tuve que cancelar una reunión importante en mi trabajo nuevo porque coincidía con la presentación de testigos en la iglesia. Ya antes había postergado cumplir con ese ritual por razones de trabajo. Al escribir el email para disculparme no pude evitar hacer una mueca de disgusto. Intenté imaginar lo que pensarían mis colegas -que apenas me conocen- y también recordé cuántas veces antes había juzgado yo a alguna colega próxima a casarse. En secreto despreciaba a esas mujeres que parecían ser incapaces de pensar en otra cosa que no fuera el bendito casamiento. Me juré a mí misma que no volvería a suceder. Y cruzo los dedos para que esta sea la única boda que tengo que organizar.

Ten en cuenta

89% de mil mujeres encuestadas por Forbes Woman admitió planear parte de su boda en la oficina. Una tercera parte de ellas sentía que su desempeño laboral se veía afectado.

Sé honesta: si necesitas un día de vacaciones para resolver pendientes un mes antes de la boda, pídeselo a tu jefe. Es lo justo para la empresa y habla bien de ti.

51% de las peruanas se casa entre los 25 y 34 años, cuando están en la etapa de mayor asenso en su carrera profesional.

Alista tu boda sin perder la cabeza

Si los estudios o el trabajo te están jugando encontra y por eso no puedes invertir el tiempo que quisieras en organizar cada detalle de esta fecha especial, aquí te presentamos cuatro aplicaciones que te simplificarán la labor sin estresarte. Conócelas. Descárgalas. Úsalas.

: Tiene una herramienta para manejar el presupuesto de la boda, una galería para archivar fotografías, una lista para   los pendientes importantes, consejos de maquillaje, decoración, lugares dónde adquirir el vestido y mucho, mucho más.

: Imagina poder manejar la mesa de tus invitados desde tu celular. Con esta app puedes lograrlo. Además, tienes un directorio de proveedores con todo lo que necesitas para el matrimonio, y puedes generar citas con ellos y programar los pagos.

: Una boda no es perfecta si no quedan las fotos para inmortalizar el momento. Aparte de las que tome tu fotógrafo, usa esta app para reunir todas las que capturen tus amigos y familiares a través de un álbum privado donde también podrán acompañar las fotos con comentarios.

: Asegúrate de que tus amigos acierten con los regalos. Con Zankyou crea tu lista de obsequios y compártela. Ellos podrán hacer su contribución a través de su smartphone. Tampoco tendrás que imprimir croquis para que lleguen al evento, pues tendrán toda la información a través del celular.

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