Verónica Linares: "¿Tu chico o tus amigas?"
Verónica Linares: "¿Tu chico o tus amigas?"
Verónica Linares

«Deberías escribir sobre las amigas y sus malos consejos», me pide Facundo, un amigo del trabajo. Lo noto un poco fastidiado, pero con ganas de contarme su historia. Es lunes por la mañana y seguro que el fin de semana tuvo una riña con una chica de la que salió mal parado. 

Desde hace unos meses empezó a salir con Andrea, una guapa joven que según él “era moderna y aceptaba salir con alguien sin ser su enamorada”. O como se decía en mis tiempos ser “amigos cariñosos”. Dice que así empezó todo y que si bien nunca hubo un contrato verbal de por medio se entendía que los dos estaban de acuerdo con ese estatus de “salientes”.

Creo que por muy cool que se crean o que digan ser, las cosas se deben dejar claras: no quiero una relación seria por ahora, pero quiero salir contigo. ¿Aceptas? Es como poner el parche antes de que salga el chupo, es honesto. En lo personal, no aconsejo a nadie mantener una relación así por un tema estadístico. Casi siempre uno de los dos se enamora y cuando quiere algo más serio, rebota y termina dañado. 

Facundo me confiesa que eso de tener una relación abierta se lo tomó muy a pecho y que cada fin de semana jugaba a ser el Don Juan del momento. Que le divertía coquetear con una y otra chica hasta que alguna cayera. Me contó que cayeron varias en el tiempo que veía a Andrea también. 

Pues este amigo dice haber cambiado. Me jura que hoy le aburre buscar chicas, que hasta siente flojera de andar coqueteando cada sábado y que ahora solo quiere estar solo con una: Andrea.

¿Le crees? Bueno, ella también duda y sus amigas se encargan de recordarle sus antecedentes y eso es lo que tenía molesto a Facundo. Creía que ellas eran el único obstáculo para tener una relación con Andrea.

Los hombres también cambian. Conozco a muchos que han sido terribles, que se han acostado con muchas chicas, que llevaban un ritmo acelerado en el sexo, alcohol y mujeres, pero de pronto un día dejaron las canchas y colgaron los chimpunes. Ellos también sueltan el ancla, encallan y bajan a tierra. Todos necesitan estabilidad en algún momento. La juerga no es una opción de vida. 

Sé que probar con una relación no es como probarte un vestido, que no importa si te equivocas de talla o te toca fallado, pues siempre tienes la alternativa de devolverlo o por último no ponértelo. Pero si sigues conversando con él es porque tienes algún interés. Yo iría con calma y empezaría de cero. Que el chico se gane tu confianza y ver qué sucede.

Pero, por otro lado, si este Don Juan ya te ha herido, mejor cuídate de una estocada final. Ese corte va a cicatrizar, pero necesitas reposo para que sane. Y si no vas a confiar en él, si vas a creer que te miente para irse con otra, si sientes que no vas a poder superar su pasado, mejor olvídalo.

No puedo dejar de decirte que el mundo está lleno de hombres y te puedo dar mi cuello a que pronto estarás con otro que no te cause tanta angustia. 

Lo siento por Facundo, pero la pelota está en la cancha, Andrea. A él solo le queda cruzar los dedos: a lo hecho, pecho. 

Si vas a criticar a tu pareja con tus amigas, no le cuentes qué dicen de él. Es mejor decirle de frente qué te molesta y no usar a tus amigas de pretexto para discutir. La relación es de a dos.  

 

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