Verónica Linares
Verónica Linares


​Hacía dos horas que Enith había fallecido. Entre lágrimas, su prima hermana Cinthia pedía ayuda, ante las cámaras, para pagar los S/40.000 de gastos médicos.

El domingo pasado Enith Borjas Olórtegui, de Pucallpa, le propuso a su prima Fiorella Gonzales pasear por el Centro Histórico de la ciudad. En la Plaza de Armas les llegó una invitación para subir al mirador del Cerro San Cristóbal. El jalador de la empresa Green Bus las convenció y, junto a ellas, otras 60 personas iniciaron el viaje fatal.
Enith y Fiorella subieron al segundo piso del bus, que era abierto, pues a pesar del frío querían tener una vista panorámica de Lima. En unas imágenes grabadas por una pareja de enamorados (que también murió en el accidente), se ve a una traviesa Enith saludando a la cámara. Minutos después el bus se desbarrancó, dejando el saldo de diez muertos y 40 heridos.

Desde hace una semana, todos los periodistas hemos repetido mil veces la palabra SOAT. Primero, porque en los hospitales y clínicas decían a los familiares que no se había activado y, luego, porque la cobertura del seguro no alcanzaba. Entonces uno se pregunta, ¿para qué sirve el SOAT si no puede ayudar a las víctimas de un accidente como el ocurrido en el cerro San Cristóbal?

En el 2002, y a pesar de la protesta de los transportistas, entró en vigor el seguro obligatorio de accidentes de tránsito, SOAT. Cada vehículo que transita por el país debe contar con uno. Las tarifas van de los S/80 hasta los S/1.200, dependiendo del tipo de vehículos que se asegure. Cuanto más alto sea el riesgo de tener un accidente de tránsito, más alto es el costo. Las coberturas son las mismas y se aplican a cada uno de los afectados: el 4% de la UIT en caso de muerte, 4% de la UIT por invalidez permanente, 1% si es temporal, 5% de la UIT para los gastos médicos y 1 UIT por sepelio.

Una vez producido un accidente, hay que llevar el SOAT hasta el centro de salud. ¿Qué pasa si hay muchos heridos, incluso el chofer, y son llevados a diferentes lugares? Pues hay que esperar a que alguien lleve el papelito del SOAT. Sí, debe ser presentado en físico para que sea activado. En pleno siglo XXI no existe un teléfono, una web o una aplicación para que los centros de salud sepan a qué aseguradora pertenece el vehículo siniestrado y activen el seguro. Recién el 1 de agosto existirá un sistema electrónico.

Es verdad que la ley de Emergencias 27604 otorga a los peruanos el derecho a ser atendidos, si su vida corre riesgo, en cualquier establecimiento de salud público o privado y sin condicionamiento de pago alguno. Pero pasada la emergencia, tras los gastos generados, alguien tiene que pagar. Ahí entra el SOAT, pero hasta donde alcance.
Si en un accidente te fracturas la pierna y estás con invalidez temporal, el SOAT solo te cubre con el 1 % de la UIT, o sea, S/4,050. ¿En cuántas clínicas y hospitales una atención de emergencia, placas de rayos X, enyesado, consultas ambulatorias y rehabilitación cuesta S/4.000?

El máximo de los gastos médicos es de 5 UIT, es decir S/20.250. Se imaginan esos S/20.000 para atender a Enith, cuyo abdomen quedó destrozado por los golpes. O piensen en esos S/20.000 que tendrán que servir para pagar el internamiento de su prima Fiorella, además de la operación al ojo. No alcanza.

Es verdad que ahora el Ministerio de Salud se ha comprometido a pagar los gastos de todas las víctimas del accidente en el cerro San Cristóbal, pero este es un caso excepcional.

Lo lógico sería que el culpable del accidente pague. En el caso del chofer del bus, no tiene plata y está detenido. Y si uno mira a la empresa, esta podría decir que esperará a los resultados de los peritos policiales, a la denuncia del Ministerio Público, al proceso en el Poder Judicial para pagar una reparación civil. ¿Y mientras tanto quién paga? Para esa pregunta sí hay respuesta. Paga el que se atendió: la víctima.

Hay que cambiar esas coberturas creadas hace 15 años, que no se ajustan a la realidad. Todos los peruanos merecemos una atención médica gratuita si somos víctimas de un accidente de tránsito. Que eso aumentará las tarifas, sí. Costo-beneficio, por favor.

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