MDN
Mitos y verdades sobre siete alimentos "dañinos" para la salud - 6

¿Recuerdas aquellos días cuando la comida no era una fuente de posibles enfermedades mortales? Con todas las noticias de los riesgos asociados a lo que comemos, uno pudiera pensar que la mesa se ha transformado en un campo minado.

Las recomendaciones de salud cambian continuamente y se actualizan a medida que los estudios arrojan nuevos resultados. Pero cuando los medios de comunicación exageran o los sacan de contexto también pueden dar pie a temores desproporcionados.

A fin de disipar toda la confusión, evaluamos la evidencia médica existente sobre algunos de los alimentos más populares en nuestra dieta básica.

1. Tocino

El mito: la carne procesada es tan peligrosa como los cigarrillos.

La realidad: si bien la Organización Mundial de la Salud encontró abrumadora evidencia de que el tocino y otros tipos de carne procesada contribuyen con el desarrollo del cáncer colorectal, el verdadero peligro no es tan alarmante como sugieren algunos medios y gurús. Por cada 100 personas que dejan de comerlo, solo una evitará el cáncer.

2. Café

El mito: la adicción al café te producirá un ataque cardíaco.

La realidad: hay poca evidencia de que una taza de café te provoque una muerte prematura. De hecho, el efecto puede ser el contrario.

El New England Journal of Medicine, que evaluó en el 2012 la condición física de 400.000 estadounidenses en el curso de 13 años, encontró que las personas que bebían entre tres y seis tazas de café al día registraron cerca de 10% menos probabilidad de morir durante el período del estudio. También tenían índices más bajos de enfermedades del corazón, derrames cerebrales, diabetes o infecciones.

3. El trigo

El mito: el llamado "cerebro de grano" puede contribuir al desarrollo de Alzheimer.

La realidad: Si bien cerca de 1% de la población sufre de alergia al gluten, enfermedad celíaca o son sensible sal trigo, no hay señales de que consumirlo cause problemas en otras personas.  En todo caso, el trigo sigue siendo una mejor fuente de energía que otras como la papa, debido a que liberan su azúcar de manera más lenta en el organismo.

4. Mantequilla, queso y leche completa

El mito: los productos lácteos obstruirán tus arterias y contribuirán a que desarrolles enfermedades cardiacas.

La realidad: un estudio presentado por Annals of Internal Medicine concluye que "el consumo en altos niveles de grasa saturada no tienen efecto en las enfermedades coronarias". Lo más extraño de todo es que a pesar de que la mantequilla y la leche completa están repletas de calorías, las personas que tuvieron una dieta con grasas no terminaron siendo más obesas que las que tomaron leche descremada. De hecho, es posible que la grasa ayude a regular el metabolismo.

5. La leche pasteurizada

El mito: la pasteurización puede contribuir a sufrir eczema, asma y otros trastornos del sistema inmunológico.

La realidad: muchos afirman que la pasteurización destruye muchos de los nutrientes de la leche y mata microbios "amigables" que ayudan a la digestión, fortalecen el sistema inmunológico e incluso nos protegen contra el cáncer. No obstante, muchos doctores consideran que esta es una apreciación prematura. Tomar leche cruda puede ser potencialmente peligroso: pasteurizamos las bebidas para matar microbios que pueden ocasionar enfermedades serias.

6. Los huevos

El mito: es un ataque al corazón envuelto en una cáscara.

La realidad: los huevos fueron vistos como causantes del colapso de nuestras arterias y promotores de enfermedades cardíacas. Pero si tú eres una persona saludable, el comer hasta siete huevos a la semana no te hará daño.

7. Los refrescos dietéticos

El mito: los edulcorantes artificiales incrementan el riesgo de padecer cáncer.

La realidad: un estudio conducido por el Instituto Nacional sobre el Cáncer, en Estados Unidos, no encontró evidencia de que el consumo de aspartame –uno de los edulcorantes más populares- incrementara la posibilidad de sufrir cáncer de cerebro, leucemia o un linfoma. Sin embargo, existe la posibilidad de que contribuya con la intolerancia a la glucosa y diabetes del tipo 2, aunque esto aún debe ser verificado por investigadores.

Contenido Sugerido

Contenido GEC