"Orejas no estuvo en ceremonia porque fue en una municipalidad, pero sí nos tomamos una foto con ella cuando regresamos", cuenta Gabriela sobre el día de su matrimonio.
"Orejas no estuvo en ceremonia porque fue en una municipalidad, pero sí nos tomamos una foto con ella cuando regresamos", cuenta Gabriela sobre el día de su matrimonio.
María Alejandra López

A través de , Gabriela y Miguel llegaron al albergue con la intención de conocer a dos perritos que habían visto en la página web. Sin embargo, una vez en Cieneguilla, no pudieron separarse de Orejas. “Fue la primera perrita que se nos acercó. No se despegó de mi esposo y no dejó de lamerlo. Ella lo eligió”, recuerda Gabriela.

Hoy el matrimonio celebra 1 año al lado de su engreída de cuatro patas, tiempo en el que han podido conocerla y educarla con paciencia. “Cuando recién llegó, hacía muchas travesuras: mordía las sábanas e, incluso, llevaba sus heces a la cama, ¡pero ya no!”, cuenta su madre.

Cuando Orejas llegó a su nuevo hogar, estuvo completamente tranquila. Pero cuando llegó su padre del trabajo, Miguel, se emocionó muchísimo. Ellos tienen un vínculo muy especial.
Cuando Orejas llegó a su nuevo hogar, estuvo completamente tranquila. Pero cuando llegó su padre del trabajo, Miguel, se emocionó muchísimo. Ellos tienen un vínculo muy especial.

A pesar de que Orejas es un poco traviesa y “terca”, como la describe su madre, la familia se ha unido para trabajar junto a ella y un entrenador, quien también la ha ayudado a superar el miedo de relacionarse con otros perros.

“Antes no podíamos pasar por el parque, pero ahora juega con todas las mascotas. ¡Son sus amiguitos!”, agrega Gabriela.

Los ‘patas’ de Orejas

"Sé que la recogieron de la carretera por Cieneguilla y que tenía muchísimas heridas. Por eso, tiene una cicatriz en la cara", revela Gabriela sobre la vida de Orejas antes de llegar al albergue.
"Sé que la recogieron de la carretera por Cieneguilla y que tenía muchísimas heridas. Por eso, tiene una cicatriz en la cara", revela Gabriela sobre la vida de Orejas antes de llegar al albergue.

Hoy Orejas tiene una rutina establecida en su hogar. Despierta en la cama de sus padres y toma desayuno. Después, acompaña a Gabriela en el home office y ambas juegan juntas durante el tiempo libre en casa. A las 7 de la noche, sale a caminar durante 40 minutos antes de encontrarse con sus amigos en el parque.

“A raíz de la adopción, nos dimos cuenta que había un grupo de 30 personas que se juntaban en el parque junto a sus mascotas. ¡Ahora son nuestros amigos! Incluso, tenemos un grupo de WhatsApp en donde nos ponemos de acuerdo para salir a la misma hora”, revela.

Orejas celebró su primer año de adopción en compañía de sus padres y sus abuelos. "Le hicimos una torta con paté decorada", dice su madre.
Orejas celebró su primer año de adopción en compañía de sus padres y sus abuelos. "Le hicimos una torta con paté decorada", dice su madre.

Este grupo es como la segunda familia de Orejas. Y es que sus amigos de cuatro patas se reúnen para cumpleaños caninos, Halloween, Navidad y para celebrar otras festividades en conjunto. “En el grupo también hay una red de colaboración en caso una persona no tenga con quién dejar a su mascota”, explica Gabriela.

¿Si ella y su esposo volverían a adoptar? A pesar de las pequeñas dificultades, están seguros de que no cambiarían a su hija de cuatro patas por nada. “Tenemos un vínculo muy especial”, sostiene.

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