Barry es negro de patas a cabeza, las canas en su hocico revelan que ya no es un chiquillo y su timidez siempre le restó puntos en popularidad frente a sus compañeros de albergue.
Pero el día en que Mariana Olcese vio su foto y perfil en el portal de WUF, todo lo que parecían desventajas, fue lo que precisamente jugó a su favor.
“Yo estaba buscando ese perro que nadie quiere adoptar. Mi lógica fue ‘voy a adoptar a un perro negro porque a la gente, generalmente, no le gustan los perros negros, y además quiero que sea mayor porque la mayoría busca cachorros’. Tenía como finalistas a este macho y una hembra, pero a ella se le veía más amigable, así que me fui por él”, recuerda Mariana.
Barry, antes llamado Sombra, es de las historias más conmovedoras del albergue Voz Animal Perú, afiliado a WUF. Llegó en el 2013 gracias a Karen Timpo, una voluntaria que lo rescató de una calle en Ate. Tenía 10 meses de edad y su piel llena de sarna y aceite de carro, cortesía de los mecánicos del taller al que este perro siempre llegaba a buscar comida.
En el albergue sanaron sus problemas de piel, le limpiaron las pulgas y garrapatas, lo vacunaron, lo recibieron para buscarle adoptante y lo llamaron Sombra, pero pasaban los años y nadie se animaba por él.
“Era mega miedoso con extraños y por eso mismo los otros perros le hacían ‘bullying’. Y cuando la gente visitaba el albergue en busca de un perro para adoptar, él se quedaba atrás de todos y no interactuaba, nunca buscaba que lo vieran”, recuerda Anais Anaya, co-fundadora de Voz Animal. “Entonces nunca nadie se interesó en él, nunca hubo una solicitud para adoptarlo, hasta que un día apareció Mariana y lo adoptó... Adoptantes como ella llega 1 cada 2 años”.
Es tan tímido que podría asumirse que en el albergue le pusieron Sombra porque siempre estuvo a la sombra de otros perros. Pero no, fue por su pelaje. Hoy su nombre es Barry.
Para esta entrevista, Mariana nos recibió en la tienda de su mamá, Mili Blume. Ahí deja a Barry antes de irse a trabajar y él aprovecha para engreírse con la abuela y las tías adoptivas, las chicas que trabajan en ese local.
“La idea es que se vaya soltando con gente nueva y lo está logrando”, dice Mariana. “Yo apenas lo vi mover la cola a los 2 meses de haberlo adoptado. Con los animales se lleva súper bien, tal como lo hace con mis gatos, Matilda Darling y Choclo, pero todavía le cuesta confiar en personas que no conoce”.
Cada vez hay más locales comerciales en el Perú que permiten el ingreso de mascotas, pero aún son muy pocos. Con Barry, Mili Blume no solo decidió unirse a la fila de los negocios ‘pet friendly’, sino también al universo de partners de Club WUF.
Club WUF es la nueva ‘app’ de WUF que ofrece la posibilidad de ayudar a cientos de animales en busca de un hogar, mientras se accede a una serie de beneficios en productos y servicios para mascotas, como atención veterinaria, comida, adiestramiento, baños, entre otros.
En este caso, todos los afiliados a Club WUF obtienen un descuento de 15% al comprar artículos de la colección especial Pet Lover en la joyería en plata Mili Blume.
“La idea, además de apoyar a WUF, es que Barry empiece a caminar entre la clientela y socialice. Es buenísimo, los niños estarían encantados. Y no me preocupa que tenerlo ahí pueda afectar mi clientela, más bien la gente se entusiasma al ver a Barry. Mientras sea un animal tranquilo y educado, a la gente le gusta. Además, él es parte de la familia”, comenta Mili.
“Ellos son animales maravillosos, solo es cuestión de probar. Mira, yo siempre fui gatuna y tuve a mi Felicia muchos años. Luego mi hija adoptó a Barry y me he encariñado mucho con él. Mucha gente deja de hacer cosas por tener ideas pre concebidas, no saben de lo que se pierden. Los perros son puro cariño y amor, hay que mandarse no más”, agrega Mili.