Por Andrea Carrión / WUF
Un perro levantando la pata como si tuviera un árbol al lado, otro sentado como esperando su comida, un gato chorreado durmiendo la siesta y otro estirando las patas hasta el fin.
Cecilia Boza, creadora de estas esculturas, se inspiró en poses clásicas de perros y gatos para desarrollar su línea de mascotas en pintura acrílica y fibra de vidrio. Cada una tiene su propia personalidad, pero hay una en particular que más allá de destacar por su pose, lo hace por su historia.
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Cecilia se emociona cuando habla de este modelo. Ella lo llama Dogo Love y es un homenaje a ese perro callejero -generalmente en problemas- que siempre está mirando a la gente pasar. Esta escultura muestra a un perro levantando la pata derecha, como esperando a que alguien tome de ella, pero nadie se detiene, ni siquiera para darle agua.
“Representa al animalito que busca ser rescatado de la calle para finalmente tener una vida digna. Es más, está inspirado en Lolito, un perro que encontré echado sobre una calle en San Juan de Lurigancho. Todo el mundo pasaba frente a él y nadie lo recogía. Era una mezcla entre Pastor Alemán y Labrador. Lo trepé al carro y lo llevé a una veterinaria. Ahí le diagnosticaron pulmonía severa. Estuvo en cuidados intensivos, pero no resistió”, recuerda Cecilia. “A partir de Lolito hice una campaña invitando a la gente a que no dejen estos perros morir, que los salven a tiempo”.
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Una vida dedicada a ellos
Cecilia asegura que su sensibilidad hacia los animales la tiene desde que nació. Desde que tiene uso de razón, rescata palomas, ardillas, gatos, insectos, pero especialmente perros en estado de emergencia y abandono.
“De chica los llevaba a la casa de mi mamá y ella siempre me permitió hacerlo, hasta me acompañaba a la clínica veterinaria. Pese a que vivíamos en un departamento, ella me impulsaba y me enseñaba no solo a cuidarlos, si no a buscarles hogar. Siempre me decía ‘ahora la siguiente misión es que alguien lo adopte’. Ahí aprendí sobre la importancia de adoptar en lugar de comprar”, comenta Cecilia.
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De rescatar uno que otro perro callejero, Cecilia se metió de lleno organizando campañas de adopción en espacios públicos como parques e involucrándose con el albergue Mi Pequeño Refugio junto a la Sra. Gloria Proleón, que en paz descanse.
Con los años, Cecilia se empezó a especializar en el área de ‘visual merchandising’ y fue ahí donde nació su idea de combinar su pasión por el diseño con su infinito compromiso por los animales necesitados.
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“En una época me tocó mandar a hacer maniquís en fibra de vidrio para una empresa en la que trabajaba. En mis viajes a Nueva York y España, veía en las vitrinas a gatitos de ese material en distintas poses y replicaba los modelos. Luego empecé a pensar en cómo hacer mis propias esculturas y de paso ayudar animales. Y fue así como en el 2014 nació Expresso Dogo”, explica Cecilia.
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Una de las finalidades de esta compañía es velar por el bienestar de los perros, por eso un porcentaje de sus ventas es donado a cubrir gastos para atender las necesidades de perros sin hogar como movilidad, correas, medicinas, baño, desinfectante, papel periódico, campañas de adopción, entre muchas otras cosas que la mayoría de gente no tiene idea que se necesitan además de comida y agua. Además se atienden casos particulares como el de Danka, una perrita que Cecilia rescató hace 4 años y a quien le sigue buscando hogar.
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“La encontré en San Juan de Lurigancho, la estaba cuidando un perro. Subí a los dos a mi carro y los llevé donde Rodrigo Rondón (médico veterinario). Ahí me dijeron que, posiblemente, la habían atropellado y por eso se movía con dificultad”, recuerda.
Poco tiempo después el otro perro, Bobby, fue adoptado, pero aún nadie se ha animado por adoptar a Danka. Según Cecilia, muchas personas que la han visto han dicho ‘Qué bonita’, pero basta que empiece a caminar para que digan ‘Ay, pero está coja’, entonces se desaniman.
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“Así como hay gente muy visual, hay gente a la que no le interesa lo físico, así que confío en que pronto llegue esa persona que se enamore de Danka por lo maravillosa que es. Tiene 7 años, tiene muchos años por disfrutar”, agrega.
Según Cecilia, cerca de 60 perros han sido adoptados gracias a su labor, incluidos Bobby y Frida, una perrita que rescató en Barranco. Ambos fueron adoptados cuando Cecilia aún mostraba sus esculturas en su departamento. Dos clientes llegaron por un perro de fibra de vidrio y salieron, además, con uno de carne y hueso.
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La relación de Cecilia con los perros abandonados no queda ahí. Siempre ha desarrollado pequeñas campañas promoviendo la adopción y tenecia respeonsable de mascotas creando volantes y usando las redes sociales para promoverlos. Y en el 2015 participó directamente en campañas más notorias como “Seamos sus voces” y “No compres ¡Adopta!”, cuyo fin fue motivar a las personas a adoptar perros en lugar de comprarlos.
Ésta es una gran forma de ayudar a través de la acción y otra muy importante también es con la prevención.
“Últimamente se están viendo demasiados perros perdidos en la calle”, señala Cecilia. “Pido a la gente que, por favor, le ponga una placa de identificación a su mascota, con nombre y teléfono, ese es su pasaje de regreso a casa en caso se pierda. Y esterilizar también ayuda mucho”.