Daniel San Román


Todos esperaban que consiguiera su primera victoria. Lando Norris es el niño mimado de la categoría, que surgió en la Fórmula 1 como una promesa. Sin embargo, al debutar en un periodo dominado por Lewis Hamilton y Max Verstappen, no logró cumplir las expectativas de la afición. Fue recién la semana pasada, en el Gran Premio de Miami, que Lando Norris logró su primera victoria en su carrera. Fue en su sexta temporada y después de 109 carreras disputadas que el piloto británico celebró en lo más alto del podio. Esta victoria es vital para seguir reforzando su reputación como el piloto más talentoso de su generación. La generación de Lewis Hamilton, Nico Hülkenberg y Fernando Alonso está en retirada; ellos están cerca de los cuarenta años. La generación de Checo Pérez, Daniel Ricciardo y Valtteri Bottas también está empezando a desaparecer (son los treintañeros). La generación dominante ahora es la de Verstappen, Carlos Sainz, Pierre Gasly, Esteban Ocon, Charles Leclerc, todos ellos tienen más de 25 años y están cerca de los treinta. Los que vienen detrás son la generación de Norris, donde él es la figura más destacada.

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Lando despertó el interés de todos cuando, con 19 años y 124 días, debutó en el Gran Premio de Australia al volante de un McLaren. En su primera temporada, logró puntuar en once de las 21 carreras programadas. Desde esa primera carrera hasta su victoria del fin de semana pasado, ha conseguido 15 podios, ocupando el segundo escalón en ocho ocasiones. Aunque con esta victoria ha saldado la deuda de expectativas que todos tenían sobre él, y que se estaba convirtiendo en un meme, lo cierto es que el británico se ha convertido en el noveno piloto que más tiempo ha tardado en conseguir una victoria: 110 carreras. La lista la encabeza Checo Pérez, quien ganó su primera carrera después de 194 pruebas (Gran Premio de Sakhir 2020). La gloria ha tardado en llegar, pero finalmente ha llegado, y se espera que sea el inicio de una tendencia constante y no simplemente un alivio para deshacerse de los detractores que, debido a su falta de eficacia, lo apodaron Lando No-Wins (“Lando Sin Victorias”).

Antes de entrar en la Fórmula 1, Lando Norris ya había tenido una carrera de ensueño. A los 14 años se consagró campeón europeo de karting y un año después campeón mundial. En 2015 se alzó como campeón británico de Fórmula 4. Estos logros lo pusieron en la órbita del equipo McLaren, que lo fichó y en 2018 lo nombró piloto de pruebas mientras competía en la Fórmula 2, donde, tras una victoria y ocho podios, obtuvo el subcampeonato. Un año después, el equipo le ofreció un puesto como piloto oficial, compartiendo responsabilidades con Carlos Sainz. A pesar de todos estos éxitos y expectativas en la categoría reina, la ausencia de victorias convirtió a Norris de una promesa latente en una decepción recurrente. “¿Alguna vez has luchado mentalmente con algo, pero lo has ocultado al mundo mostrando una cara valiente? Yo sí. Luché mucho en 2019 y 2020. No sabía cómo lidiar con ello. Lo guardé todo para mí y realmente dañó mi confianza, que estaba por los suelos. Dudaba de mí mismo y me preguntaba: ¿Soy lo suficientemente bueno para estar en la Fórmula 1?”, admitió en una entrevista con un medio británico el año pasado.


No ha habido nadie en el mundo de la Fórmula 1 que no haya celebrado la victoria de Lando. Todos los equipos, todos los pilotos, todos los jefes de equipo han celebrado una victoria que significa más que 25 puntos para Norris. La alegría ha sido tal que incluso Max Verstappen, quien rara vez muestra emoción, incluso en sus propias victorias, ha demostrado amabilidad y humanidad hacia el momento de Norris, quizás su único amigo en la categoría. “Estoy muy contento por Lando. Ha tardado mucho en llegar. Y no será la última vez, así que sí, definitivamente se lo merece hoy. Disfruté su victoria como si fuera la mía, aunque lo perseguí durante gran parte de la carrera”, dijo Max, mostrando una sonrisa más amplia de lo habitual, con la satisfacción de ver a un amigo saldar una deuda injusta.

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