Gladys Pereyra Colchado

Después del estruendo que destruye tu casa viene un segundo de aterrador silencio. “¿Dónde están todos?”. Raúl Ticlia almorzaba con su familia en su casa cuando ocurrió un estadillo y dos cilindros de gas atravesaron las paredes. El instinto te hace tratar de protegerte, pero lo siguiente inmediato es buscar a tu familia, contarlos, ver sus caras y los rastros de sangre de la frente de tu mamá. Sales como puedes a la calle y te topas con un gas blanco y denso que lo inunda todo. Los gritos se reactivan en tus oídos y poco a poco vas entendiendo lo que sucedió: el grifo que tantas veces te había hecho evacuar con los tuyos hacia zonas altas había finalmente estallado.

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